Agua potable, comparación odiosa

Los graves problemas de agua que se están manifestando en Mendoza, por años de falta de inversión, nos llevan indefectiblemente a observar el magnífico avance que en este sentido ha tenido nuestra vecina San Juan.

Agua potable, comparación odiosa

A raíz de las tormentas del domingo, el martes nuestro diario realizó un exhaustivo análisis de la situación del abastecimiento de agua potable en el Gran Mendoza.

Dice la nota: “Por octava vez en los últimos 2 meses las aguas de las tormentas de verano bajaron turbias de las serranías y malograron la operación de las plantas potabilizadoras de la empresa mendocina Aysam, situación que nuevamente dejó a muchos hogares del Gran Mendoza sin el imprescindible servicio. Lo peor es que el inconveniente puede seguir registrándose, por lo menos hasta que terminen las tormentas estivales (...) Las lluvias provocaron que los canales que llevan el líquido a las plantas transportaran gran cantidad de barro, lo cual obligó a cerrar el ingreso y cesar temporariamente la producción de líquido potable durante varias horas”. Esta es la situación que se repite con cada lluvia copiosa.

Los técnicos y el propio presidente de la empresa, Guillermo Amstutz, sostienen que se ha puesto en evidencia una situación vulnerable que antes no se había manifestado. Repetimos que esta no es la excepción sino una situación que se reitera desde hace unos cuantos años.

El funcionario dijo que la solución es cambiar el punto de toma de agua a otra localización, y ubicarla en un lugar donde los aluviones no interfieran. Vaya descubrimiento. Agregó que aunque hay inversiones en diversas obras, el actual problema de captación de agua y el fenómeno del arrastre necesita de un proyecto ejecutivo que no se resolverá en corto ni mediano plazo. La pregunta del sufrido usuario es por qué no lo hicieron ya. Van a completar ocho años de gobierno, el actual Gobernador fue ministro de Obras Públicas del anterior, ¿no tuvieron tiempo de, al menos, comenzar a resolver el problema?

El año pasado en esta columna, bajo el título  “Aguas Mendocinas, enciclopedia de desaciertos”, decíamos que la empresa es una muestra acabada de las pésimas consecuencias del torpe estatismo que los dos últimos gobiernos kirchneristas vienen practicando, con acendrada vocación de castigo a los mendocinos. Basta unir a la falta de agua el extraordinario incremento de las tarifas desde la estatización.

Vamos a la comparación odiosa, veamos lo que están haciendo en esta materia nuestros vecinos sanjuaninos. Desde fines de los años ’90 construyeron un dique muy importante sobre el río Jáchal, Cuesta del Viento, convertido en importante atracción turística. En 2008 inauguraron el embalse Los Caracoles sobre el río San Juan y sobre el mismo curso están finalizando la construcción del dique Punta Negra. Se está licitando otro dique, El Tambolar, sobre el río Calingasta, afluente del San Juan. Si agregamos el dique de Ullum, inaugurado en 1980, vemos la extraordinaria magnitud de las obras hídricas e hidroeléctricas de nuestros vecinos. El río San Juan será, o es ya, el mejor regulado del país.

Ahora la “frutilla del postre”, que debería servirnos de ejemplo por si lo anterior no alcanza. El gobierno de San Juan está haciendo las licitaciones para la construcción de una obra de enorme importancia, el llamado Acueducto Gran Tulum, para reforzar el abastecimiento  de agua potable al Gran San Juan, con proyección al consumo del año 2060. Se trata de una obra que consiste en la perforación de 50 pozos en los llamados esteros de Zonda, en el Parque Provincial Sarmiento, según se informa un acuífero de gran capacidad y aguas de singular pureza. Desde ese sitio, el acueducto se extiende por 16 kilómetros hasta empalmar con los existentes y llevar el agua a la planta de Marquesado.

El acueducto entregará 5m3 por segundo, 2m3 más de los que actualmente brinda la planta. El acueducto incluye un túnel de un kilómetro, y ocho metros de diámetro, para atravesar la sierra. El costo de la obra se estima en 116 millones de dólares, financiado por un préstamo conseguido por el gobierno de San Juan de un Fondo de Inversión del gobierno de Kuwait, firmado a fines de 2013, confirmado por técnicos de aquel país luego de inspeccionar el terreno y analizar en detalle el proyecto. El crédito es a 20 años con 5 de gracia y 2,5% de interés.

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