Los baños de agua fría son una antigua costumbre en muchos pueblos con sabiduría milenaria. Hoy en día la Medicina Basada en la Evidencia (MBE) ha comprobado científicamente y detallado los beneficios de esta tradición que sirve para fortalecer la salud y evitar enfermedades.
Los baños frecuentes de agua fría:
- Elevan el sistema inmunológico
- Favorecen la eliminación de toxinas a través de la piel
- Tersan la piel y la limpian
- Relajan los músculos
- Aumentan la circulación corporal
- Vigorizan
- Mejoran el estado de ánimo predisponiendo a la acción
Estos deben hacerse por períodos no superiores a tres minutos, diariamente o algunas veces por semana. Pueden alternarse con baños de agua caliente pero siempre concluyendo el baño con agua fría. Niños, ancianos o enfermos débiles no deben realizarlos. Debe hacerse de manera gradual hasta llegar al cuello sumergiendo primero los pies.