Mendoza ingresó en el quinto año consecutivo de emergencia hídrica y el panorama de cara al futuro no aventura demasiados cambios.
De hecho, el propio superintendente de Irrigación, José Luis Álvarez, reconoció que si la situación continúa así durante los próximos años, es muy probable que lo que se está tomando como el promedio histórico dentro de las mediciones del caudal de los ríos se transforme en el nivel óptimo y que desde ese parámetro se comience a medir y calcular el escurrimiento.
Ante esta situación, el Gran Mendoza cuenta con dos “centinelas” que hacen frente a la crisis y que, desde su función, contrarrestan las consecuencias del bajo caudal en los ríos en lo que se refiere a la provisión de agua (tanto para consumo como para riego).
Se trata de los diques Potrerillos y Cipolletti, ambos ubicados en Luján y que se han constituido en los protagonistas para paliar la crisis. Más teniendo en cuenta que, al menos hasta que comienzan los deshielos, el consumo de agua prácticamente triplica a lo que llega de los propios ríos.
“La cuenca del Río Mendoza tiene que abastecer a 64.000 hectáreas para riego. Del total que sale de esa cuenca, 10% se destina a uso poblacional, mientras que 89% va para riego y al 1% restante se le da un uso industrial.
En esta época del año, cuando ya suben las temperaturas en el llano sin que se haya producido aún la fusión nival (deshielo), el consumo de agua supera ampliamente a lo que se va produciendo.
Así, por ejemplo, mientras que los días de mucho calor se erogan (distribuyen) 40 m3 por segundo en la cuenca, ingresan apenas 15 m3.
Si no estuviera el dique Potrerillos, no habría agua para riego hasta diciembre, no se podría regar durante la primavera y las pérdidas en la producción serían terribles ya que sólo se erogarían entre 5 y 7 m3 para riego (descontando lo que debe restarse para el consumo poblacional)”, destacaron Carlos Sánchez y Juan Andrés Pina, directores de Distribución y de Gestión Hídrica -respectivamente- de Irrigación. “Sin el dique Potrerillos, la crisis sería terrible”, insistieron.
No obstante, y pese a la importante función de este embalse, en Lavalle (que es la última inspección a la que llega la cuenca del Río Mendoza) aún queda mucho por hacer.
“Allá llega el agua con todos los desechos que la gente vierte en el Cacique Guaymallén y mi tarea es administrar el agua de riego para 200 usuarios en 1.600 hectáreas. Por poner un ejemplo, en una finca de 10 hectáreas, por turno de riego se pueden regar 2,5 y entre turno y turno pasan 8 días”, indicó Ignacio Ruiz, inspector de cauce en Lavalle.
Una década de Potrerillos
Este año el dique Potrerillos cumple diez años desde que empezó a trabajar en plenitud. El inicio de la obra fue en 1999, se terminó en 2003 y un año más tarde se hizo el llenado.
Su constitución es de materiales de suelos y está conformado por distintas capas de tierra que se apisan. Aguas arriba está recubierto con una capa de hormigón.
“Son diques de regulación anual que permiten suplantar y complementar el bajo caudal de agua que traen los ríos antes de la fusión nival. Cuando ya se da ese fenómeno, el agua que no se usa se comienza a almacenar en el mismo dique”, destacó Juan Pablo Yapura, jefe de gabinete de Irrigación.
“La semana pasada, que hizo mucho calor, salían 40 m3 por segundo y entraban sólo 15, teniendo en cuenta que aún no se produce la fusión. Entre noviembre y diciembre, cuando se dan los deshielos, se produce un equilibrio ya que casi entra lo mismo que sale; y en enero, en situaciones óptimas, entra más de lo que sale”, ejemplificó Pina.
Según resaltaron los funcionarios de Irrigación, la cruda realidad en materia hídrica en la provincia amerita un permanente trabajo de seguimiento, tanto del caudal de los ríos como de los cauces. Sostienen que es algo que se está haciendo.
“Los embalses están pensados para usarse y eso implica que estén bajos en verano. No es algo para preocuparse sino que es normal. Nosotros estamos haciendo evaluaciones continuas en lo que se refiere a caudales pero no sólo en eso.
Las lluvias de febrero de este año que nadie esperaba, por ejemplo, o el alto consumo de la semana pasada. Estamos preparados para imprevistos y para saber en qué momentos cortar las erogaciones para no perder agua”, explicaron.
Cipolletti, en tanto, es el principal dique derivador. Capta agua de río y también la incorpora al sistema de distribución. De allí parten dos canales: uno es el Cacique Guaymallén, que tiene una extensión de 42 km y que mayor impacto urbano tiene; el otro es el San Martín, que se extiende por 70 km y tiene una matriz más agrícola y productiva. Ambos canales nutren a alrededor de 32.000 hectáreas.
Voto electrónico para elegir inspectores de cauce
Mañana será un día histórico en los 120 años que tiene de vida el Departamento General de Irrigación. Es que los 80.000 regantes que son parte de la repartición elegirán autoridades en las 150 inspecciones de toda la provincia.
La novedad, no obstante, radicará en la metodología de votación. Es que el DGI estrenará a nivel provincial el voto electrónico, del que podrá participar 8% del padrón.
Se trata de un monitor táctil y un software donde los votantes podrán, usando su dedo, elegir el trinomio que ellos prefieran para desempeñarse como inspectores de cauce.
Según explicó el superintendente de Irrigación, el voto para los inspectores de cauce es calificado (siempre ha sido así) y dependiendo de la cantidad de hectáreas que posee el regante es la cantidad de votos que le corresponden. "El máximo es de ocho votos por persona y es para aquellas personas que tienen 30 hectáreas o más", resaltó.
Sobre el estreno del voto electrónico, Álvarez fue muy optimista. "Permite eliminar las listas sábanas y construir el voto en su totalidad. De esta manera la democracia puede funcionar con un sistema más transparente", indicó.
Voto electrónico para elegir inspectores de cauce
Mañana será un día histórico en los 120 años que tiene de vida el Departamento General de Irrigación. Es que los 80.000 regantes que son parte de la repartición elegirán autoridades en las 150 inspecciones de toda la provincia.
La novedad, no obstante, radicará en la metodología de votación. Es que el DGI estrenará a nivel provincial el voto electrónico, del que podrá participar 8% del padrón.
Se trata de un monitor táctil y un software donde los votantes podrán, usando su dedo, elegir el trinomio que ellos prefieran para desempeñarse como inspectores de cauce.
Según explicó el superintendente de Irrigación, el voto para los inspectores de cauce es calificado (siempre ha sido así) y dependiendo de la cantidad de hectáreas que posee el regante es la cantidad de votos que le corresponden. "El máximo es de ocho votos por persona y es para aquellas personas que tienen 30 hectáreas o más", resaltó.
Sobre el estreno del voto electrónico, Álvarez fue muy optimista. "Permite eliminar las listas sábanas y construir el voto en su totalidad. De esta manera la democracia puede funcionar con un sistema más transparente", indicó.
Las dificultades para dar un uso turístico al perilago
Desde su planificación, y especialmente luego de su ejecución, el proyecto del dique Potrerillos estuvo rodeado de especulaciones y proyectos complementarios.
Uno de ellos (que todavía está vigente) tiene que ver con la instalación de un gran complejo turístico y de esparcimiento en el mismo perilago, con la idea de dar un aprovechamiento similar al que se da en Ullum (San Juan) y en el lago San Roque (Córdoba).
Más allá de su viabilidad desde lo operativo y en lo que se refiere a infraestructura, hay un detalle nada menor y tiene que ver con que se trata de una obra de vital importancia hídrica y de un dique de riego. Esto significa que no es el esparcimiento su principal función.
“No hay que decir que es inviable o imposible darle un uso turístico, pero sí hay que aclarar que es muy complejo dar luz verde a este tipo de emprendimientos en el perilago.
Principalmente por todo lo que se refiere a los efluentes y a la contaminación. Hay que tener en cuenta que el agua que está acá se destina a consumo también y, por ejemplo, está prohibido actualmente la circulación de lanchas y embarcaciones con motor.
Si se planifica bien el proyecto, es posible, Pero se necesitan plantas de tratamiento de agua, hay que ver qué ocurre con las cloacas y no se puede hacer un pozo séptico en el lugar. Tampoco pueden venir a parar todos los desechos acá”, explicó Juan Andrés Pina, director de Gestión Hídrica.
“Hay que tener en cuenta, además, que al tratarse de un dique de riego el nivel del agua está muy bajo en enero. Es justamente cuando a los operadores turísticos les interesaría darle uso. Es viable desarrollar emprendimientos turísticos pero siempre y cuando se tengan los cuidados necesarios”, insistió Pina.