Dicen que el “agua de vida” tiene sus orígenes en los celtas varios siglos antes de Cristo, que era considerado un elixir de los dioses pues revivía a los muertos y calentaba cuerpo y alma durante los crudos inviernos.
Cierto es que el whisky trascendió los tiempos y hoy sigue reinando desde las altas tierras de las tribus nómadas. Los anales de la bebida relatan que la primera producción considerable en Escocia -aproximadamente 1.500 litros- estuvo a cargo del fraile Juan Cor hacia 1494.
En un comienzo era utilizado para aliviar penas y otras pestes, se servía en funerales y a personas de dolencias del corazón. Luego se puso de moda brindar por los seres queridos que pasaron a mejor vida, con whisky por supuesto, y la tradición se popularizó atravesando fronteras.
Conocer los secretos del whisky, su tradición en estas tierras y la extraordinaria variedad de la bebida, es el objetivo del tour por Escocia. Sin embargo vale aclarar, no existe una única ruta.
Al igual que sucede en Mendoza, cada agencia o cada viajero arma su propia senda por las destilerías de su interés.
Para organizar el periplo vale aclarar que las regiones que se dedican a la producción del whisky son Islay, Campbeltown, Lowlands y Speyside, aunque seguramente la recorrida parta desde Edimburgo, la capital, que sintetiza lo mejor de la elaboración del país en bares y en el Museo The Scotch Whisky Experience en el que los visitantes se montan en un barril y emprenden un trayecto virtual por una destilería develando los procesos de producción y añejamiento a través de una audio guía.
Por supuesto la degustación acompaña cada parada. Allí está la colección de botellas más grande del orbe y también ofrecen catas exclusivas.
A escasos 60 km se encuentra el bello pueblecito de Rosslin con la pintoresca capilla que se hizo conocida gracias al Código Da Vinci. Allí se encuentra Glenkinchie una antigua destilería que ofrece tours guiados paseando el paladar por diversas variedades del scotch.
En el camino se aprende que el whisky de malta de cebada es un Single Malt. Luego está el Grain whisky que es el realizado a base de granos de maíz o trigo y el más popular el Blended whisky que es una mezcla que llega a tener hasta 50 tipos.
Ésta es la más utilizada en Escocia aunque cabe aclarar que la evolución del mercado hace que desde los años 90 la industria se esfuerce en diferenciar a los Single Malt con la tradición de la destilería, su modo de producción y añejamiento como datos distintivos que se traducen en conceptos, marcas y precios singulares.
Atención, antes de partir hacia las rutas del whisky hay que aprovechar Edimburgo. Entonces visitar: la Milla Real y la ciudad vieja, el castillo de Edimburgo que atesora las joyas de la corona de Escocia, el Palacio de Holyrood el moderno Parlamento de Escocia, además de conocer la historia de Calton Hill, una de las siete colinas citadinas con monumentos que recuerdan las victorias sobre Napoleón.
A cada viajero su senda
Todas las visitas ofrecen experiencias diferentes, ya que cada destilería posee su propio estilo y cuenta con su única receta y mañas de añejamiento, ésas que se transmiten de generación en generación y que se guardan bajo 7 llaves, para seguir persiguiendo la meta de obtener el mejor scotch del mundo.
Speyside es la zona epicentro de la producción de whisk. Por allí es recomendable alquilar un auto y moverse a sus anchas, parando en las diversas propuestas desde muy boutique y artesanales, hasta las productoras de etiquetas famosas.
Es imperdible pasar y probar las excelentes muestras de scotch de Benromach, Dallas Dhu; Glen Moray; Strathisla; Glen Grant; Glenfiddich y Cardhu (magnífico ejemplo del whisky que se produce en esta zona y donde se hace una cata privada).
Es interesante además hacer una parada en el pueblo de Craigellachie donde se encuentra la Speyside Cooperage, un taller con mucha historia para ver cómo se tratan los barriles de bourbon americano antes de ser usados en el proceso de maduración de la bebida.
Para sentirse súper exclusivos será necesario un paso por la destilería de Cragganmore. Allí es posible conocer el Cragganmore Clubroom para degustar los mejores brebajes.
En Inverness, hay que llegar hasta el Lago Ness y desde allí a la población de marinera de Oban, que también cuenta con su destilería. En Islay, por último, dentro del archipiélago de las Hébridas, hay 8 destilerías, dos de las cuales son imprescindibles
Caol Ila es una de ellas. Allí el guía hace un recorrido por la bebida desde el nacimiento hasta su maduración más perfecta, incluyéndose malta de 25 años y más. La otra es Lagavulin. Allí se puede ver todo el proceso de producción mientras se degustan los whiskies desde la crianza en barriles.
Luego en las Highlands, las destilerías Blair Athol, Dalwhinnie, Royal Lochnagar, Glen Ord, Clynelish, Oban y Talisker, para seguir sumando experiencias.
¿Sabías qué?
El nombre. whisky, en gaélico "Uisge Beatha", se traduce al español como "agua de vida".
Quita penas. El whisky es una bebida alcohólica obtenida de la destilación de cereales como trigo, cebada, malta, centeno o maíz. Este fermento se deja envejecer en barriles, tradicionalmente de madera (roble). Antiguamente se utilizaba para calmar las dolencias del alma.
Cada tipo de whisky tiene su particular proceso de manufactura. En el caso de los "blended" incluyen una mezcla entre distintas cepas de whisky. Por el contrario, el whisky Single Malt es un destilado de un único tipo de fermento. Actualmente, las bebidas se identifican por la zona en la que son elaboradas y también por el proceso de elaboración.
El destilado escocés debe descansar en barricas de roble, dentro del país, por un lapso no menor a tres años. Está prohibido incorporar colorantes o saborizantes. Por último es obligatorio lograr un mínimo de 40% de alcohol en la bebida.
