Entre los muchos datos erróneos y distorsionados tenidos en cuenta por quienes toman decisiones en Mendoza en perjuicio de los trabajadores mineros, el uso del agua ocupa un lugar preferencial.
No hace falta hacer historia. Expresiones como “la minería compite con la agricultura por el agua” o la más extremista “se quiere cambiar un modelo productivo por un modelo extractivo” son frases actuales dichas por funcionarios de gobierno. No son palabras “al voleo” dichas por ignorantes.
No vale la pena buscar los motivos por los que los funcionarios dicen esas cosas. Es mucho más importante decir a la población que esas expresiones son absolutamente falsas.
En efecto, en Mendoza hay una sola autoridad, única y excluyente, para administrar el agua y dictaminar sobre otorgamiento de concesiones: se llama Departamento General de Irrigación. Ese organismo considera que la minería es un componente del rubro “industria” y tiene pautada una asignación para ese rubro del 1% del agua disponible. Pero, como se supone que habrá desarrollo de proyectos mineros en los próximos años, el Plan del DGI para 2020 ha previsto aumentar esa asignación hasta un 2% (página 15 del documento oficial del Plan 2020).
Si la autoridad del agua ha tomado esa decisión, no hay ninguna duda de que la minería que se desarrolle tendrá asignada solamente una parte de ese 2% y no más que eso. No hay ninguna posibilidad de competencia entre actividades y menos aún de remplazo de una por otra. El 98% del agua (casi toda) seguirá usándose de la misma manera que ahora, y la mayor parte es y seguirá siendo usada por la agricultura, como debe ser, porque no puede cultivarse nada sin agua y porque nadie pretende remplazar a la agricultura por otra actividad.
Eddy Lavandaio - Geólogo. Mat Copig 2774 "A" - Miembro de la Asoc. Geológica de Mendoza