La tapa de nuestro diario del sábado 16 del corriente anuncia: “AySam pide que la tarifa de agua suba este año más del 50%.... Dicen en la empresa que el aumento escalonado de 2018 no alcanzó para equilibrar los gastos operativos. Decidirá el Gobernador”. Creemos que tal anuncio peca de imprudencia e incluso podríamos ser aún más críticos. En un país que trata por todos los medios de reducir una abrumadora inflación, que en el año recién finalizado ha rondado en 50%, que una empresa estatal de servicios públicos básicos, agua y cloaca, anuncie que pide un aumento de tarifas de más del 50%, es sencillamente descalificador.
¿Qué piensan las autoridades de AySam del impacto que sobre los agentes económicos privados tiene ese anuncio? ¿No advierten que el razonamiento más elemental de todos es pensar en que si la empresa pide ese aumento, cuánto podemos calcular que será la inflación de este año? Cualquier persona intuye que ese solo anuncio ya produjo impacto en algunos precios; pareciera que aún hay funcionarios en altos cargos públicos que desconocen el funcionamiento de las expectativas económicas y en particular las que operan sobre la inflación. En esta columna hemos cuestionado la re-estatización de la empresa Obras Sanitarias Mendoza, desde el mismo momento que el gobernador Celso Jaque la anunciara en el año 2013. Sostuvimos que los argumentos esgrimidos carecían de sustento, señalando que se trataba de una estatización inútil. Es público y notorio que para los ciudadanos el problema del agua potable, para riego, para uso industrial, para recreación tiene prioridad absoluta.
Es por eso que se deben señalar con dureza los errores cometidos en la administración del recurso. En el 2014, desde estas mismas páginas decíamos que Aguas Mendocinas era una enciclopedia de desaciertos; señalábamos serias deficiencias en la administración y situaciones muy poco claras de injerencia sindical en el manejo de la empresa. Aunque, en otras ocasiones, como recientemente en octubre pasado, ponderamos el anuncio de que se instalarían 160.000 medidores en un plan denominado “agua no contabilizada”.
Ese plan permitiría medir las pérdidas en la red y el consumo efectivo de los usuarios y por lo tanto cobrar por lo que efectivamente se consume y no por lo que se presume que se consume. Los anuncios de entonces decían que era inminente el llamado a licitación para poner el plan en marcha. No obstante, poco o nada se sabe de los avances del mismo, aunque pareciera, según el presidente de la empresa, que se estaría negociando con autoridades nacionales para relanzar el plan en marzo, cuyo monto de inversión ascendería a 200 millones de dólares. Justamente al ponderar el anuncio señalábamos que había que medir el consumo no sólo del agua potable, sino todo consumo de agua.
Nadie puede ignorar la dramática situación de la crisis hídrica, lo hemos dicho con números: la población de la provincia pasó de 864.000 habitantes en 1960 a 1.800.000 actuales. Los ríos que nos abastecen no sólo son los mismos, sino que traen cada año menos agua. En este contexto la política de AySam es cuestionable, ya que luego de tres años de administración de Cambiemos no encuentra otro modo de equilibrar sus cuentas que aumentar la tarifa. Tarifas que, por su base de cálculo, como lo hemos demostrado en repetidas oportunidades, es totalmente inequitativa.
No se basa en el consumo sino en un esquema similar al del impuesto inmobiliario. Desde 2016 a la fecha la tarifa ha tenido un incremento del 200%, el año pasado el incremento fue del 78%, 28 puntos porcentuales por encima de la inflación. Desde la estatización de la empresa la tarifa se ha multiplicado por unas ocho veces. Si todavía no puede equilibrar las cuentas es porque algo ocurre dentro de la empresa. El argumento de que AySam tiene algunos insumos dolarizados no es muy serio.
Sería deseable que la empresa mostrara los números de sus costos y sus ingresos. Cuánto personal tiene, cómo ha evolucionado desde la estatización, cuáles son sueldos, que tareas tercerizadas tiene. Cuántas son las inversiones realizadas y cuánto aportó la provincia. Y por el lado de los ingresos sería interesante saber qué y cuánto se paga. Porque es evidente que algunos pagan mucho y otros poco o nada.