Los productores aseguran que la caída del consumo interno significó que los agroindustriales estiraran plazos de pago y renegociaran precios a la baja. Esto ese ha dado tanto en la fruta como en la vid, y otros ámbitos. El sector cooperativo y el mercado externo cumple.
Los beneficios de la devaluación quedaron fuera del alcance de muchos productores que acordaron sus pagos antes de la última devaluación, y que incluso recibieron renegociaciones a la baja por la caída del consumo interno. Sin embargo, podría significar una ventaja si se produce la esperada reducción de stocks, por ventas en el exterior.
Viñateros, ajeros y productores frutihortícolas, aseguraron que la cadena de pagos se ha resentido, tanto por compradores que renegocian plazos de pago, como por quienes entregan cheques que más tarde serán rechazados por falta de fondos.
Los viñateros acordaron sus pagos en mayo, los ajeros cerraron las negociaciones en enero y febrero, y los productores de frutas y verduras que negocian de temporada en temporada, afirman que aún les adeudan pagos que no recibirán hasta marzo del próximo año.
Por sectores
El sector ajero es uno de los que acusó mayores complicaciones, ya que según Guillermo San Martín, gerente general de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de Mendoza (Asocamen) el precio de la temporada pasada ya se había disminuido a la mitad, con respecto al año anterior, cuando la caja de 10 kilos se comercializaba en 24 dólares.
"En el mercado interno se resintió la cadena de pagos, se extendieron los plazos y aumentó la cantidad de cheques rechazados y la morosidad", indicó San Martín.
Para la próxima temporada esperan un agravamiento de la situación, producto de una merma en el ajo chino, y el precio de comercialización por caja rondaría los 10 u 11 dólares.
"Esto con un 50% de nuestros costos que aumentan a la par del dólar, como son los fertilizantes y los productos fitosanitarios, y el 50% restantes que suben con cada corrida cambiaria, de forma indirecta", finalizó el empresario.
Para los viñateros, la situación es similar, según Eduardo Córdova, de la asociación mendocina que los nuclea, normalmente reciben un anticipo de cosecha y acarreo cuyo monto responde a la oferta y a la demanda, en los años en los que los stocks disminuyen llegan a recibir el 50% como anticipo, pero en otros, las bodegas tienen mayor poder para negociar precios a la baja.
"En mayo y junio se negocian los plazos de pago, en 6 ó 10 cuotas, generalmente, pero a veces los compradores no cumplen con los pagos y este año, algunas bodegas han renegociado a la baja", explicó el viñatero.
El precio de la uva común y la que se destina a mosto se pagó en alrededor de $ 5 el kilo y las más finas en hasta $ 24 el kilo. "Cerramos el trato antes de la devaluación y hoy estamos afrontando los aumentos para la próxima cosecha", apuntó Córdova.
"El sistema cooperativo ha cumplido y, en general acompaña a sus productores con insumos, como fertilizantes, madera o alambre, y luego lo descuenta en 12 cuotas, pero quienes vendieron a las bodegas independientes se encontraron con una parte que cumple y otra que no", agregó.
El productor explicó que la uva es un producto que tiene un periodo de tiempo muy corto para su cosecha y venta, ya que "dos lluvias en una misma semana pueden significar la pérdida de hasta el 30% de una producción", esto significa que las negociaciones también se dan en poco tiempo y el productor no puede esperar el mejor tiempo para colocar volúmenes.
Sin embargo, el aumento de la divisa tiene un aspecto positivo que podría darles una ventaja para la próxima campaña, y es que "permitió que salieran volúmenes hacia el exterior", y aunque este año no han visto las ventajas, una menor oferta podría implicar un aumento en el precio de venta, pero el viñatero indicó que la situación argentina no es ajena en el exterior y los compradores también van a intentar negociar precios a la baja, entendiendo que el aumento en la rentabilidad de los exportadores podría darles un margen para disminuir dichos precios.
"El mercado interno viene cayendo hace tiempo y la producción del año pasado fue importante. Estamos preocupados por la próxima cosecha porque si el stock aumenta, y no se exporta suficiente vino a granel, va a haber complicaciones", cerró.
Finalmente, Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutihortícola de Argentina, aseguró que muchas bodegas "están pagando como quieren, sin ajustes por inflación y a 6 meses, emitiendo pagos para febrero y marzo de 2019, o sea un año después de entregada la uva".
"La mayoría de los productos frutihortícolas no han podido ajustar su precio por la inflación o por la devaluación, los mismos se ajustan por oferta y demanda del momento no teniendo alternativas como el caso de la banana, kiwi, palta que son importadas y pueden ponerse a la misma altura de las circunstancias económicas por lo cual entran en desventajas", agregó en un comunicado.
El empresario agregó que si obtienen plazos a pagar por parte de quienes les proveen los insumos, estos se ajustan con intereses exagerados, ya que están dolarizados.
Ante este panorama, el productor consideró que sería importante que los mendocinos aprovechen para comprar la producción local, como la lechuga, achicoria o el repollo y otros productos de temporada, para apoyar la producción mendocina y ahorrar en sus compras.
La exportación como salida a la crisis
En este contexto, de caída en el consumo interno, el director de ProMendoza, Mario Lazzaro, asesor de Economía y especialista en Comercio Exterior, explicó que este año han notado un interés creciente en los empresarios mendocinos en exportar o diversificar sus exportaciones y llegar a mercados a los que antes no tenían acceso y detalló que para ambas situaciones existe una serie de herramientas que pueden dividirse en dos grupos: las de internacionalización y las que mejoran la competitividad.
Estas incluyen la posibilidad de contar con un consultor para que las empresas se conviertan en exportadoras o logren alcanzar un nuevo mercado.
Este se asegurará de que se realice una operación exitosa y la empresa pagará el 25% de los haberes del especialista en un principio, el 50% en una segunda etapa del proceso, y el 25% restante se cubrirá sólo si se realizara una operación exitosa.
Por otro lado, con el programa PyMExporta: el organismo reintegra o subsidia el 50% de los costos de comercialización (viajes, alojamiento, participación en ferias, envíos de muestras, certificaciones para el ingreso a nuevos mercados, etc.). Previamente la empresa tiene que presentar un plan de marketing para lograr el subsidio por hasta 20 mil dólares.
En tanto que, para el sector Vitivinícola se prevé un financiamiento especial para el embotellado de vinos que ProMendoza logró junto a Cuyo Aval y Mendoza Fiduciaria. Se trata de un préstamo en pesos, con una tasa no superior al 15% que se devuelve en dos veces, una a los 10 meses y otra a los 12 meses, cuya garantía es el vino.