Las agresiones físicas y el denominado bullying

Las agresiones físicas y el denominado bullying
Las agresiones físicas y el denominado bullying

La violencia social que se traslada al interior de las escuelas mendocinas tiene diversas maneras de manifestarse entre los alumnos de todos los niveles educativos, aseguró el especialista en gestión de la convivencia escolar, Alejandro Castro Santander. De hecho, el psicopedagogo diferenció entre el hostigamiento sostenido en el tiempo por parte de un grupo de compañeros hacia un niño/a o adolescente (conocido como bullying) y las agresiones físicas concretas.

"El bullying es una de las tantas formas de violencia escolar; se da cuando el sufrimiento del niño se mantiene en el tiempo en que sus compañeros se burlan, murmullan sobre él o ella, le esconden los útiles o la merienda o lo dejan aislado del grupo", explicó Castro Santander y agregó que en algunos casos, cuando la víctima de esas intimidaciones se revela puede surgir la violencia física.

Es frecuente, advirtió el experto, que el chico experimente una baja en la autoestima, quiera cambiarse de escuela o no desee asistir a clase, entre otras señales a las cuales los padres e integrantes de la comunidad educativa deben estar atentos.

Al profundizar en su análisis, el coordinador del Observatorio de la Convivencia Escolar, indicó que la violencia dentro del terreno educativo puede "separarse en dos: la violencia directa, que se manifiesta con los golpes, y la indirecta, que aparece ligada a los actos intimidatorios contra un niño o niña que no siempre implican la fuerza, sino más bien otros mecanismos".

En ese sentido, algunos datos dan cuenta de la tendencia en las aulas mendocinas. De hecho, Castro Santander estimó que la violencia indirecta duplica a la directa, sobre todo en los últimos años de la escuela primaria y los primeros del colegio secundario. La violencia directa, que implica golpes y piñas es siete veces más habitual cuando el niño empieza la escuela, algo que está relacionado a esa etapa del crecimiento, dijo el especialista.

Lograr mantener el diálogo con los hijos y estar atentos a las señales que manifiestan en relación con la escuela y sus compañeros, es muy importante para lograr actuar a tiempo. "Por lo general, el chico o chica que está pasando por una situación así no lo comunica, sobre todo si está en la etapa adolescente. Pero de todas maneras, es necesario buscar el acercamiento, ver realmente qué le está pasando y juntos, buscar una alternativa. Para eso, los padres deben estar disponibles para cuando se dé la oportunidad de hablar", recomendó Castro Santander a los padres.

Las autoridades escolares y los docentes, por su parte, -aconsejó el experto- es necesario que hagan llegar a todos los alumnos las estrategias de convivencia e impartan una correcta alfabetización emocional para despertarles habilidades que les permitan estar bien con el otro. "También se debe hacer prevención secundaria, es decir, atender a la conducta de los alumnos y actuar a tiempo, antes de que se genere un hecho violento", concluyó.

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