Toda la sociedad ha convenido de manera tácita que en esta emergencia sanitaria que padecemos, la más grave en medio siglo, los médicos y enfermeros/as han sido los héroes indiscutibles.
Por eso nunca más merecido el homenaje que la ciudadanía ofreció el jueves 19 a la noche, en los balcones, terrazas y ventanas de sus domicilios y en la calle con destino a los doctores, los auxiliares de medicina y todos los equipos que participan en el sistema sanitario, investigando o yendo a atender a los pacientes, sean sospechosos de estar contagiados del virus patógeno o por presentar otras dolencias.
Es un esfuerzo y una dedicación que se inscribe como una situación emocionante y gratificante en el marco de la lucha contra el coronavirus.
La iniciativa fue convocada a través de redes sociales bajo el lema “Argentina aplaude”, y que se extiende a otros servidores que están trabajando para que otros argentinos puedan realizar la cuarentena o aislamiento que ha pedido el Gobierno nacional. Obviamente no podemos excluir de esa prestación de gran altruismo a los recolectores de residuos, a los integrantes de las fuerzas de seguridad, policías especialmente, y a otros trabajadores que facilitan la existencia de las personas que están recluidas en sus hogares.
Este reconocimiento que miles de personas hicieron a sus doctores y enfermeros, y que tuvo su expresión en Mendoza, debería ser punto de inflexión para el trato y consideración de esos profesionales.
Quisiéramos y proponemos que a través de las redes sociales los ciudadanos y ciudadanas de los barrios, los distritos y los departamentos mendocinos inicien una cruzada para reivindicar aún más a los doctores y sus compañeros de tareas: nos referimos a que una vez por todas cesen las agresiones a ese personal, como ha ocurrido en innumerables casos, denunciados de manera específica por la Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud (Ampros). Personal y ambulancias del Servicio Coordinado de Emergencia de Mendoza no quedaron afuera de estos ataques, ellos que casi siempre están en la primera línea para salvar a un paciente.
La entidad gremial profesional ha planteado en diversas oportunidades la realidad de muchos de sus afiliados cuando cumplen funciones en hospitales o centros de salud y deben soportar las más variadas formas de destrato: insultos, amenazas, actitudes prepotentes, empujones, agresiones físicas, robos y otros hechos de violencia.
El tema fue abordado inclusive en un congreso en Buenos Aires, en el que se concluyó que si bien es un problema internacional, los niveles de violencia que se presentan en la Argentina llaman la atención y exigen la toma inmediata de medidas de prevención. Además, se destacó que muchos recursos que podrían destinarse a infraestructura y equipamiento se utilizan para medidas de seguridad.
Mendoza no está exenta de esta realidad y aunque no hay datos oficiales al respecto, médicos y responsables de hospitales públicos de la Provincia reconocieron el problema y relataron las situaciones con las que tienen que enfrentarse durante su jornada laboral.
“Los maltratos son permanentes en la guardia, la gente está con un nivel de agresividad muy importante. Lo más habitual son los agravios verbales y puede haber alguna rotura de vidrio, o puntapié a una puerta”, describieron víctimas de estos episodios.
Las causas de esta realidad tienen que ver con un descenso en el nivel de tolerancia, en una falta de respeto general y un proceso de aculturación de los tiempos que transitamos.
Pero, cuando se supere esta crisis de la salud que estamos viviendo, el público debería tomar conciencia del inapreciable servicio de los integrantes de los equipos de salud, y a partir desde ahora –aunque nunca debió suceder- comenzar a respetarlos y protegerlos con energía y pedir que quienes cometen esas agresiones sean castigados severamente.
