Por José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
La mayor expectativa en la elección de ayer en Mendoza la tenía el Frente para la Victoria. Era la oportunidad de convertir una convocatoria de carácter nacional en la esperada revancha de la derrota del 21 de junio, que le valió al justicialismo mendocino tener que entregar en diciembre el poder al radicalismo luego de ocho años. Y de paso quedar bien con el presidenciable del kirchnerismo.
Por el lado del radicalismo también había un desafío, aunque no tan urgente como el del oponente: mantener el liderazgo obtenido en la doble contienda provincial anterior (primarias de abril y generales de junio) para llegar al recambio institucional de diciembre con el envión anímico necesario.
Finalmente, los resultados parciales de ayer en esta provincia al cierre de esta edición ratificaban una clara supremacía del espacio liderado por la UCR.
El justicialismo, que pensaba repetir el casi 40 por ciento de votos que obtuvo Adolfo Bermejo en junio, se conformaba con aportarle a Daniel Scioli un módico 33 por ciento. Nadie se explica por qué tanto apuro por mostrar a sus candidatos y salir a decir muy temprano que aquí Scioli aventajaba a Macri por 11 puntos.
Por su parte, el frente Cambiemos, que también retrocedió, alcanzaba a mantenerse en primer lugar, tanto en el aporte de votos nacionales como en los pasaportes al Congreso. Los votos obtenidos por las listas encabezadas por Susana Balbo y Julio Cobos son los que claramente marcan un fuerte respaldo de los mendocinos al proyecto que llevó a la fórmula Cornejo-Montero a un claro triunfo en la disputa de la Gobernación.
Más Scioli que justicialismo local. La no muy lejana noche de la derrota provincial representó un durísimo golpe para muchos "caciques" del peronismo mendocino. Sólo el ímpetu triunfalista de Daniel Scioli sirvió como aliciente para intentar dar vuelta la historia en el corto tramo hasta las PASO de ayer.
Los resultados de ayer en Mendoza confirmaron la tendencia creciente del bonaerense que mostraban ya las encuestas locales en coincidencia con las elecciones provinciales recientes. Así, los guarismos de estas primarias deberían ser adjudicados mayormente a Scioli que al conjunto de la dirigencia local del justicialismo.
Dicen en ámbitos cercanos al PJ local que el no haber garantizado a Scioli los 40 puntos porcentuales de la elección provincial en algún momento le significará a la dirigencia local una nueva advertencia del kirchnerismo nacional y, por qué no, del propio sciolismo, necesitado de sumar en la disputa definitiva en provincias adversas pero de buen caudal de votos en el escenario general, como Mendoza.
El panorama no es el mejor, puesto que ya se sabe que la provincia atraviesa una complicada realidad financiera y los conflictos explotan en los momentos menos pensado. Ejemplo reciente, el escándalo de los policías retirados a metros del despacho de Pérez.
De modo que al comenzar hoy el trayecto hacia las presidenciales de fines de octubre, el Frente para la Victoria mendocino contará con una nueva oportunidad para ponerse a tono con los requerimientos del kirchnerismo, que pretende que la fórmula que encabeza Scioli gane en primera vuelta para no poner en riesgo la conducción política de la Argentina, luego de 12 años de firme hegemonía, en un siempre incierto balotaje.
Además, los no muy convincentes resultados de esta elección encuentran justificativo en la deslucida campaña que realizaron, en general, los aspirantes por el Frente para la Victoria. Golpes de los que varios no pudieron reponerse prontamente.
De Cornejo a Cobos. Y así como el triunfo provincial tuvo el sello de Alfredo Cornejo, estas PASO nacionales le devolvieron el protagonismo a Julio Cobos, el más votado de la jornada.
El ex gobernador, que ya había colaborado en la previa de la elección provincial acompañando a los candidatos a intendente de su espacio, aprovechó en esta nueva instancia su carisma y consiguió ser el dirigente más votado.
La lista que encabezó como postulante al Senado y la de Susana Balbo y Enrique Vaquié, para Diputados, mostraban con el lento avance del escrutinio una diferencia amplia, importante. Una buena base para que el frente Cambiemos intente ratificar en la elección de octubre su supremacía local.
Este dato no es menor. Marca una ratificación de confianza al espacio político ganador, ahora a través de sus candidatos a cargos en el Congreso.
Merece un párrafo el massismo, que con su repunte de ayer logró desplazar en la provincia al cuarto lugar a la izquierda de Del Caño y Altamira y les robaron algunos votos a las fuerzas mayoritarias. Así, la obtención de una banca en el Parlamento nacional no resultaría un sueño imposible según el sistema proporcional de reparto que se utiliza para llegar a la Cámara de Diputados.
Diciembre tan lejano aún. Superadas las primarias abiertas nacionales, tal vez desde el radicalismo salgan a pedir otra vez que el Gobierno decida retomar el diálogo interrumpido en el marco de la prolongada transición. No se vislumbra un clima de respeto y cordialidad si ello no sucede. Cierta impaciencia y enfado van minando la tolerancia de Cornejo y los suyos. Ayer el godoicruceño, en plena jornada electoral, habló otra vez mal de la actual administración y fue así como Pérez no tardó en responderle también por los medios.
Hay quienes estiman que los resultados de ayer, que confirmaron la preferencia mayoritaria del votante local con el frente opositor, le permitirá al gobernador electo Cornejo pensar definitivamente en el complicado panorama que encontrará en diciembre, cuando asuma. Octubre no debería presentar sorpresas.
El aporte de Cornejo a la convocatoria nacional parece haber sido satisfecha; debía retribuir el respaldo que tuvo para ganar en la provincia; lo logró. Anoche, cuando habló ante los periodistas anticipó el total encolumnamiento de su partido con la ya consagrada candidatura presidencial de Macri. Ahora quiere dar vuelta la página.