Afirman que vivimos la sexta extinción masiva de especies

El 75% de las plantas y animales podrían desaparecer en solo dos generaciones si no se actúa, advierte un estudio científico.

Afirman que vivimos la sexta extinción masiva de especies

Desde que el mundo es mundo, la vida se extinguió en forma masiva cinco veces. Fueron hechos excepcionales, como la caída de un meteorito en lo que hoy es Belice, lo que eliminó a los dinosaurios 65 millones de años atrás; o erupciones volcánicas concatenadas, que terminaron con el 95% de los seres biológicos hace 250 millones de años.

Hoy estamos entrando en lo que los científicos llaman “la sexta extinción” y para entender qué es lo que la está causando no hay que ir muy lejos: somos nosotros mismos.

Así lo señala un trabajo publicado en la revista Sciences Advances y su autor principal, Gerardo Ceballos, de la Universidad Autónoma de México, indica que la tasa de desaparición de especies es ahora “entre 10 y 100 veces más alta que las extinciones naturales o normales en los últimos 2 millones de años”.

La publicación del trabajo, titulado “La pérdida de especies acelerada por el humano moderno: entrando a la sexta extinción masiva”, causó una enorme repercusión y por casualidad coincidió con la publicación de la encíclica de Francisco sobre el medio ambiente. Y, como en el mensaje papal, sus autores advierten que “si no hacemos algo dramáticamente diferente, la extinción se va a acelerar”.

Ceballos explicó: “Tomamos los datos más conservadores posibles e igual llegamos a la conclusión de que estamos entrando a la sexta extinción masiva. Los resultados son estremecedores.

Qué rápido se desarrolle o no se llegue a desarrollar depende enteramente de lo que los humanos hagamos para evitarla”. Cuando habla, usa un tono amable pero angustiado, aunque afirma que aún estamos a tiempo para revertir el colapso. Pero ese tiempo es escaso.

Según el estudio, unos 447 vertebrados se perdieron desde 1900, mientras que el 75% de las especies conocidas podrían desaparecer en el plazo de sólo dos generaciones. Para su realización se cruzaron datos “lo más conservadores posibles”, indica el investigador.

Por un lado, el análisis de miles de registros fósiles y, por el otro, las cifras de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, que “tiene requerimientos muy severos para declarar una especie extinta”.

“Tratamos de reducir el número de suposiciones a lo más más estricto en términos de la evaluación. Con esto esperábamos no encontrar una señal tan grave. Pero no fue así”, señala Ceballos.

“La tasa de extinción ha aumentado de manera dramática en los últimos 500 años, pero en realidad lo fuerte ha ocurrido en los últimos 100, 110 años.

Es decir, esta elevación de las extinciones se debe precisamente al ser humano. Esto va acoplado a la revolución industrial, a la capacidad tecnológica de modificar el planeta como lo hemos hecho. Tiene que ver con la sobreexplotación de especies, la contaminación, la toxicidad de los ambientes, la introducción de especies exóticas, las enfermedades y, finalmente, el cambio climático”, agrega.

“Las extinciones masivas son la desaparición de un grupo de especies, plantas y animales en tiempos cortos. En el caso de la sexta extinción masiva es porque tiene todas las características de ser una gran extinción de especies en poco tiempo. Pero esta es causada por el ser humano”, sostiene Ceballos. “Hay muchísimas especies enormemente amenazadas, que tienen menos de mil individuos. Y que se van a extinguir muy rápido”.

Ceballos dice que no solemos tomar en cuenta los beneficios que nos presta la naturaleza, lo que técnicamente se llama “servicios ambientales”. “Son cosas como la combinación de gases de la atmósfera, la calidad y cantidad de agua, la fertilización del suelo, la polinización, el esparcimiento de semillas. Cada vez que perdemos una especie estamos perdiendo la capacidad para mantener la vida en la Tierra, en general, y la de los humanos en particular”.

Ceballos sostiene que queda en el mar sólo el 2% de los grandes peces que había en 1950, como tiburones y atunes. “Estamos terminando con la vida en el mar, cuando la población mundial se incrementa a una tasa de 1 millón de personas cada cuatro días. No hay manera de que esto se pueda sostener a mediano plazo”, advierte.

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