Una semana después de la catástrofe del A320 de Germanwings en los Alpes franceses, los investigadores en Alemania revelaron que el joven copiloto Andreas Lubitz, acusado de haber estrellado deliberadamente el avión, había seguido un tratamiento psiquiátrico en el pasado para afrontar tendencias suicidas.
“El copiloto estuvo en tratamiento psicoterapéutico por tendencias suicidas hace muchos años, antes de obtener su permiso de piloto”, indicó el fiscal de Düsseldorf, Ralf Herrenbrück. Pero las últimas consultas médicas “no atestaron tendencias suicidas o agresividad hacia otras personas” recientemente, añadió.
Las revelaciones sobre la personalidad del copiloto de 27 años, acusado de haber estrellado deliberadamente el avión contra la montaña, se suceden desde el jueves. Según varios medios de información, el hombre sufría trastornos psiquiátricos y estaba preocupado por las consecuencias para su carrera de esos problemas.
Si bien no se ha revelado el motivo de sus bajas laborales, la justicia explicó que “el copiloto no sufría ninguna enfermedad orgánica” y que nada en su entorno familiar, amistoso o profesional podría dar pistas sobre sus motivaciones.
La policía no ha encontrado ninguna carta que explique lo sucedido o que reivindique la acción.
Estas son las primeras revelaciones que hacen los investigadores alemanes sobre la salud mental del joven, que trabajaba desde 2013 como copiloto en Germanwings, una filial de Lufthansa.
La fiscalía de Düsseldorf había informado el viernes que se habían encontrado rotas bajas médicas en la casa del joven piloto, que lo habrían incapacitado para trabajar el día del accidente.
El perfil que se proyecta desde su entorno, es el de un adulto joven, deportivo y muy competente, pero que sufría problemas psiquiátricos, aunque la semana pasada Lufthansa aseguró que estaba en plenas condiciones para pilotar.
Tras las revelaciones sobre las causas de la catástrofe, numerosas compañías aéreas adoptaron la regla de presencia obligatoria de dos personas en la cabina de pilotaje.
En el lugar de la montaña donde se estrelló el avión, ayer los rescatistas pudieron acceder por vez primera por vía terrestre al lugar de impacto del avión, con el “objetivo principal” de encontrar la segunda caja negra (que contiene los datos del vuelo) .
Los flancos de la montaña en el que están desperdigados los pedazos del avión y los restos humanos de las 150 víctimas son ahora más accesibles.
Esa pista, que estará terminada próximamente, facilitará el acceso y permitirá el transporte de grandes pedazos del avión, según el fiscal a cargo de la investigación, Brice Robin. Hasta que esté terminada, los equipos marcharán aproximadamente “tres cuartos de hora” hasta el lugar del impacto del avión, precisó Yves Naffrechoux.
Robin indicó el domingo que los investigadores aislaron 78 ADN distintos, que serán comparados con las muestras de las familias para permitir la identificación de los restos.
El A320 de Germanwings se estrelló el 24 de marzo en los Alpes franceses cuando realizaba el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf. En la catástrofe murieron las 150 personas que se encontraban a bordo, de unas 20 nacionalidades distintas, principalmente alemanas y españolas.
La compañía Germanwings indicó que completó su dispositivo de recibimiento de las familias de víctimas con la creación de un centro de asistencia en Marsella. “Hasta hoy, 325 personas viajaron a Seyne-les-Alpes”, indicó el director de operaciones de Germanwings, Oliver Wagner, a la prensa en Marsella.
Se trata “en su mayoría de familias alemanas y españolas, pero también personas procedentes de México, Japón, Colombia, Venezuela y Argentina”, precisó.