Por José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
Las cuentas provinciales siguen desvelando a los funcionarios del gobierno de Mendoza. Fue una semana de urgencias y negociaciones pero con buen resultado porque llegó el adelanto de coparticipación de mil millones de pesos que Macri autorizó junto con la asistencia a otras seis provincias, garantizando a Cornejo el pago de los sueldos de enero.
Hay que recordar al respecto que el gobernador mendocino fue el que más recibió entre los siete mandatarios elegidos en esta oportunidad por el Presidente para enviar adelantos coparticipables, como una forma de reconocer necesidades imperiosas de la administración radical mendocina en su puja constante para ir equilibrando las finanzas, luego de la caótica situación heredada del gobierno justicialista.
La otra urgencia, que hizo que el ministro Kerchner tuviera doble tarea en la Capital Federal, fue la negociación ante el Banco Central de un bono que permita al gobierno local hacer frente a la abultada deuda con los proveedores del Estado. Está destinada a cumplir con grandes acreedores; piensan en Casa de Gobierno acallar los reclamos pagando una parte en efectivo y la restante con el bono en pesos que también se tramita ante el BCRA.
Estilos similares. El envío de mil millones de pesos también se interpreta como una renovación de confianza del Presidente hacia el jefe del Ejecutivo local. Aseguran en el Gobierno nacional que la relación entre Macri y Cornejo se mantiene inalterable y remarcan en el entorno presidencial que si hay algo que los identifica es la obsesión por la gestión y la eficiencia en el manejo del Estado, razón por la cual el Presidente renueva sin muchos miramientos su confianza. Un vínculo y un entendimiento que se basa en el trato directo entre ambos.
Coinciden, allegados al Gobernador y observadores de los primeros pasos del gobierno, que Cornejo obtiene beneficios de la Nación en estos meses tan tumultuosos por haber sido clave en el armado político que llevó a la oposición al kirchnerismo a un triunfo en Mendoza que fue modelo a nivel nacional y, a la vez, por el aporte que siempre efectuó, ya electo aquí, para que lo que se gestó en esta provincia tuviera la mayor similitud posible a través del frente nacional Cambiemos, que finalmente se impuso sobre el Frente para la Victoria.
Días antes de venir a Mendoza, Macri estuvo en Córdoba, donde dijo que la asistencia de la Nación sería prioritaria con aquellas provincias que demuestren encontrarse bien administradas. Un concepto que cayó bien en la administración cornejista y que fue retribuida por el Gobernador cuando sostuvo que si bien es necesario mejorar los índices de coparticipación de las provincias se debe mantener coherencia con el reclamo. El mendocino fue uno de los que se alarmaron por el decreto macrista a favor de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una medida que enojó a todos, no sólo a los ahora opositores justicialistas y que, ante la reacción generalizada, llevó a la Casa Rosada a prometer una urgente revisión del mismo. El ministro del Interior, Frigerio, fue el que debió poner la cara ante el malestar de las provincias. Dicen que hasta hubo sorpresa del funcionario y su equipo no tanto por la medida, que estaba prevista, sino por la forma de implementarla y el momento elegido.
El decreto que ordenó el adelanto de coparticipación de esta semana incluyó, además de Mendoza, justamente a Córdoba, Jujuy, Chubut, Santa Fe, Neuquén y Entre Ríos. Son Estados gobernados por aliados o peronistas críticos y no alineados directamente con los doce años de kirchnerismo. Se puede deducir que reúnen aquella condición resaltada por el titular del Ejecutivo nacional con respecto al buen manejo de sus respectivas provincias.
Paso a paso... Más allá de este aceitado vínculo con la Casa Rosada, Cornejo también comienza a ser visto como posible referente de su partido en el orden nacional. Se comenta que el Gobernador, totalmente abocado este año a los quehaceres de gestión, se niega a atender por el momento pedidos de otros dirigentes radicales del país que le sugieren anotarse para liderar la nueva etapa del radicalismo a nivel nacional. Este planteo surge porque en el tradicional partido hay muchos que no se sienten del todo partícipes de una coalición gubernamental. Un ejemplo es el estado deliberativo que existe actualmente entre los intendentes radicales de la provincia de Buenos Aires, que se reunieron para ajustar el rol que les compete ante la conducción provincial de la macrista María Eugenia Vidal. El vicegobernador de ésta, el radical Daniel Salvador, encabezó un encuentro en el que salieron a flote muchas inquietudes pero, fiel a su rol institucional para el que fue electo, llamó al sosiego recordando a los “caciques” territoriales que, además de dirigentes radicales, son funcionarios de Cambiemos.
Cornejo, considerado por muchos un excelente tiempista de la política, no descarta una proyección nacional, inevitable para alguien que gobierna sin la posibilidad de reelección en su terruño, pero primero quiere atravesar un 2016 “durísimo”, según reconocen una y otra vez quienes frecuentan al Gobernador y escuchan sus preocupantes diagnósticos sobre los números provinciales. El objetivo prioritario es encontrar, entre las paredes del Cuarto Piso, la fórmula para que la Provincia se ordene y se pueda aspirar a un ejercicio con superávit.
Un enorme desafío. Cada vez está más cerca la primera gran pulseada que el gobierno provincial tendrá con los gremios estatales en la discusión paritaria. Una disputa que, saben en el Gobierno, no será de fácil resolución y que, según lo que muchos calculan, planteará una discusión que puede separar inicialmente a los dos sectores por casi 20 puntos porcentuales, según las expectativas iniciales de las partes. En el marco de la inevitable negociación la expectativa está puesta en el número final que pueda llevar a un eventual entendimiento. ¿Estará más cerca de la propuesta gubernamental o de la alta exigencia estatal? No es un dato menor si se confirma esa abismal diferencia entre la oferta de aumento y la demanda.
La lenta recomposición de las cuentas provinciales lleva a la gestión de Cornejo a mantener inalterable el vínculo con la Nación. Macri lo sabe pero también sabe que cuando el Congreso reabra, en marzo, necesitará afirmar consensos y el apoyo de legisladores que representen a Cornejo y a muchos más. Por eso el actual es tiempo de cuidar los afectos políticos.