Tras la buena imagen que dejó la Selección en los amistosos frente a Guatemala (triunfo 3-0) y Colombia (empate 0-0), la idea, sobre todo en el sector de Claudio Tapia, comenzó a prender en silencio. "Ponele unas fichitas a Scaloni", subrayó a Infobae una fuente con participación en la mesa de decisiones. En efecto, las acciones de Lionel Scaloni, por las virtudes exhibidas y con ayuda de la coyuntura, subieron con fuerte impulso. Y empiezan a evaluar con seriedad una continuidad del proceso en el que lo acompañan Walter Samuel y Pablo Aimar. Más allá de los resultados, lo que entusiasma son las formas y la búsqueda.
Con la fuerte renovación de nombres, Argentina mostró una fisonomía diferente ante Guatemala, más allá de que se trató de un rival menor: presión alta, transiciones rápidas y mucho sacrificio colectivo. Ante Colombia, un adversario más reputado, repitió la intención en la primera etapa, en la que mereció ganar.
Además, desde el entorno de Tapia (que elogió copiosamente a Scaloni desde que estuvo a cargo del Sub 20 en el torneo de L'Alcúdia, que ganó Argentina) destacan su “manejo de grupo”. El diagnóstico es correcto aunque, tal vez, algo apresurado. El análisis se reduce a apenas dos partidos y habrá que ver, por ejemplo, cómo domina el hecho de que los históricos que no se retiraron (Di María, Agüero, Otamendi, ¿Messi, en el corto plazo?) estén convocables y, si los llama, cómo se da su introducción en el flamante grupo. También habrá que observar cómo sale la Selección del próximo gran desafío: el clásico sudamericano ante Brasil, en octubre, en Arabia Saudita. Así, el "plan S" con S de Scaloni, en principio una solución de emergencia, toma forma. Habrá que esperar para ver si continúa edificando bases sólidas detrás del inocente cartel de "interino".