El cierre del aeropuerto internacional El Plumerillo es un contratiempo inevitable que debe afrontarse ya que no se podía seguir operando con la pista actual y el perimido estado de determinadas partes de las instalaciones de la aeroestación que no responde a las modernas disposiciones de la aeronavegación comercial mundial.
Hace bastante tiempo que la terminal aérea acredita la marca de un millón de pasajeros anuales circulando por su jurisdicción.
Ya en 2012 su infraestructura presentaba falencias y resultaba chica para la exigente operación aérea que registraba, la que fue creciendo paulatina y sostenidamente.
Entre otras falencias, hay que marcar la carencia de salidas apropiadas, de escaleras mecánicas, de libre circulación de los usuarios y de claras políticas de seguridad. Se agrega a esto que no hay una correcta señalización de los espacios, que el estacionamiento es reducido y la falta de agua potable.
Pero lo más grave es que el sistema de balizas de pista es antiguo y la base de rodamiento se encuentra colapsada lo que representa un peligro potencial en el ascenso y descenso de las aeronaves.
No se sabe por qué esta obra de modernización no se ejecutó hace cuatro años, cuando la administración anterior no sólo admitió la imperiosa necesidad de la misma sino que también anunció la realización de los trabajos en su período de gobierno.
Finalmente las obras ya comenzaron y se espera que a fin de año el lugar esté totalmente nuevo y renovado. El Estado nacional asegura que los fondos que recibirá el complejo aeroportuario mendocino, de $ 1.600 millones, es mayor a la inversión que se hizo durante el año pasado en todo el sistema aeroportuario argentino, que fue de $ 750 millones.
Entre las obras previstas se harán mejoras en infraestructura de seguridad, que incluyen la reparación integral de la pista de aterrizaje y calles de rodaje, la ampliación de la plataforma y la instalación de un nuevo sistema de luces LED- el primero en el país- y balizamiento.
El problema ahora radica en que se cumpla lo más ajustadamente posible los plazos de ejecución, que ya comenzaron prácticamente y que se prolongarán, al menos, hasta el 7 de diciembre.
Este es un punto clave del asunto porque la actividad turística y comercial en la provincia, derivada de los ingresos de visitantes por vía aérea, encontrarán muchos contratiempos e inclusive no pocos sectores que trabajan en el área (como comerciantes y prestadores del servicio de remises) se verán muy perjudicados.
Por algo, el gobernador Alfredo Cornejo había solicitado, sin éxito, que las obras se postergaran hasta marzo de 2017, luego de la Fiesta Nacional de la Vendimia, como una forma de ponerse a resguardo frente a cualquier posible extensión en los plazos.
Sin embargo, si se logran resolver todas las tareas en 3 meses, el esfuerzo y las complicaciones se verán compensadas porque se asegura que Mendoza tendrá uno de los mejores aeropuertos de la Argentina.