Advierten por riesgos en niños andinistas

El caso de Tyler Armstrong, que con 9 años llegó a la cima del Aconcagua, despertó el debate. Para el jefe del servicio médico en la montaña, la altura puede tener consecuencias en su crecimiento. La falta de chequeos médicos previos a andinistas, bajo la

Advierten por riesgos en niños andinistas
Advierten por riesgos en niños andinistas

La noticia de que un niño de 9 años, el norteamericano Tyler Armstrong, subió a la cima del Aconcagua generó un cierto recelo. Es que se trata de la persona más joven en hacer cumbre en el Coloso de América y su padre, quien lo acompañó, tuvo que acudir a la Justicia para que le autorizaran una excepción a la normativa que prohíbe el ingreso a menores de 18 años.

Por ello, el director del Servicio Médico en el Parque Provincial Aconcagua, Ignacio Rogé, elaboró un informe que le solicitaron donde detalla los riesgos que esta actividad puede tener en los niños. Sobre las posibles consecuencias físicas, explicó que el cuerpo de un niño de 9 años se está preparando para una mayor velocidad de crecimiento y necesita el oxígeno que hace posible incorporar los nutrientes a las células y tejidos en desarrollo.

La hipoxia propia de las grandes alturas -señala- puede afectar a los huesos y cartílagos, y es demasiado riesgosa para un pequeño que está lejos de alcanzar su talla final. En tanto, la presión atmosférica es susceptible de dañar la dentición, que también se está completando a esa edad.

El especialista en Medicina de montaña, pediatra y neonatólogo agregó que el insomnio propio de la altura altera los ciclos circadianos de sus hormonas del crecimiento, con riesgos que nadie ha valorado hasta el momento. Mientras no considera aconsejable someter a un niño en pleno desarrollo al descenso de peso que suele asociarse a estas expediciones.

Rogé plantea que en su práctica cotidiana como pediatra, cuando un niño tiene una saturación de oxígeno menor a 90-92%, se le administra oxígeno. Pero en los campamentos base del Aconcagua una persona normalmente satura entre 75 a 85% y en la cumbre entre un 50 a 65%.

En este sentido, subraya que si la expedición es rápida y los participantes están adecuadamente entrenados, se estima que la estadía promedio en campo base y superiores es de 10 días. E indica que no se ha determinado qué consecuencias puede tener una exposición constante a hipoxia durante tanto tiempo en un chico.

Pero Rogé también considera aspectos psicológicos y se pregunta si al pequeño realmente le gusta la actividad, si la travesía se planificó de acuerdo a sus capacidades físicas y psicológicas, y si el viaje está basado más en la preferencia de los padres que en las necesidades del menor.

Y concluye, tomando como base la declaración de los derechos del niño de la OMS, que la aventura y el juego son más importantes para un chico que el logro o cualquier récord de permanencia en una cumbre.

La expedición de Tyler comenzó el 15 de diciembre y llegó a la cumbre el 25, por la ruta conocida como Falsos Polacos. Ayer descansaban ya en un alojamiento céntrico (ver aparte).

Sin chequeo médico

Quienes cuestionan que se haya autorizado el ascenso a Tyler dicen que, hoy, obtener un permiso para subir el Aconcagua es más accesible que ir a un gimnasio o una pileta, en el sentido de que en estos últimos sitios es común que le soliciten un certificado médico que indique que está apto para practicar actividad física.

Sin embargo, para hacer trekking en el Parque Aconcagua o emprender el ascenso sólo es necesario llenar una declaración jurada on line en la que se manifiesta si se sufre de alguna enfermedad. Recién cuando ingresa al Parque se le hacen al visitante sucesivos chequeos para determinar los efectos de la altura.

El director de Recursos Naturales, Daniel Gómez, explicó que se ha evaluado que no es tan importante el control médico previo -lo que además se complica cuando se trata de un visitante extranjero- como los chequeos en altura.

Esto, porque sostuvo que el cuadro puede ser normal a nivel del mar y cambiar a 3 mil o 4 mil metros. De ahí que en cada uno de los campamentos haya profesionales que van verificando cómo se va adaptando el organismo al cambio de condiciones.

El jefe de Guardaparques, Pablo Perelló, detalló que se toma la presión arterial y se mide el oxígeno en sangre a las personas que ingresan al Parque, y luego en los diversos campamentos. Y agregó que se les explica a los caminantes y andinistas que si no cumplen con este requisito, deberán pagar los costos de evacuación en caso de que la necesiten.

Perelló señaló que los médicos -ellos mismos andinistas también- son los que determinan si la persona puede continuar el ascenso o si, por el contrario, debe permanecer en observación o descender. Para ello, se valen de ciertos parámetros que les permiten detectar si el individuo está sufriendo alguna de las patologías ligadas a la altura.

Sin embargo, en temporada alta ingresan al Parque Provincial Aconcagua unas 100 personas por día, y si bien algunas de ellas son deportistas o se han entrenado para el esfuerzo que demanda, otros son turistas que no siempre están preparados para lo que enfrentan al emprender el ascenso. O, en el caso de estar bajo tratamiento, a veces no consultan cómo deben modificarlo para las condiciones de montaña.

El cardiólogo Andrés Donadi consideró que el control médico previo debería ser obligatorio, independientemente de que luego el organismo pueda tener dificultades para adaptarse a la altura. En ese sentido, indicó que el visitante puede falsear la declaración jurada por temor a que no lo dejen ingresar o puede desconocer que tiene una patología previa, ya sea una afección cardíaca o una metabólica como la diabetes.

El médico planteó que estas enfermedades de base pueden provocar en la montaña un cuadro de urgencia que se podría haber evitado. Por eso, señaló que antes de entregar un permiso de ascenso al Aconcagua se debería solicitar un análisis completo de sangre, un electrocardiograma, una ergometría, una ecografía de corazón, una radiografía de tórax y una espirometría.

Sobre el chequeo, Donadi manifestó que son estudios que se piden para practicar cualquier actividad deportiva, que no son tan costosos, los resultados se entregan rápidamente y se pueden realizar en una gran variedad de consultorios e instituciones. Además, subrayó que a una persona mayor de 65 años, cuando va a renovar su carnet de conducir, se le pide un electrocardiograma, un análisis y un certificado de aptitud de un médico.

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