Las abundantes lluvias de la semana pasada ocasionaron problemas en calles y viviendas y pusieron al descubierto, una vez más, la falta de preparación de los mendocinos ante estos eventos que son propios de las zonas áridas. Se trata de pequeños inconvenientes que requieren intervención inmediata y que se solucionan rápidamente.
Pero, ¿qué pasaría en caso de que la lluvia excediera toda capacidad de los mecanismos de desagüe?; ¿está Mendoza preparada ante la amenaza aluvional?
Expertos consultados señalaron ciertos puntos en la provincia en los que, consideran, sería fundamental intervenir para evitar futuros problemas en caso de que las precipitaciones superen lo esperado.
"Sin alarmar, hay que pensar en planes de evacuación y medidas de precaución ante la amenaza aluvional", aseguró el geógrafo Franco Bianco. Explicó que por las características de la zona árida en la que habitamos, las lluvias suelen concentrarse en tiempo y en espacio. Para el también profesor de Geografía de la UNCuyo, las acciones deben provenir tanto del Estado como por parte del ciudadano. "La gestión del riesgo es transversal a todos los sectores", afirmó.
Para el ingeniero Luis Guisasola, profesor de Hidráulica General en la misma universidad y autor del libro "Situación aluvional de la Ciudad de Mendoza", en nuestro territorio es fundamental planificar teniendo en cuenta el punto de vista hidrológico.
Atención a los zanjones
En un recorrido guiado, Bianco mostró a Los Andes algunos ejemplos de escenarios de riesgo frente a la amenaza aluvional. Uno de ellos es un sector del zanjón Frías ubicado en el límite entre Capital y Godoy Cruz, a la altura de Villa del Parque.
“Si bien han eliminado un poco de vegetación, lo ideal sería la impermeabilización en las partes superiores de los cauces”, explicó. De todas formas, reconoció que impermeabilizar canales implica un alto costo para la Provincia, por lo que se podrían reforzar las medidas de mitigación cuenca arriba con diques de contención y gaviones aluvionales.
Otro aspecto que preocupa y que lamentablemente se repite en zanjones y acequias, es la presencia de basura que arrojan los habitantes de la zona.
Consultado al respecto, el ingeniero Guisasola hizo hincapié, además de en los residuos, en arreglar algunos puntos de ese cauce: “La parte baja del Zanjón Frías tiene algunos sectores con fallas en el fondo porque se han ido las piedras y tendría que ser solucionado en breve”.
En el zanjón Maure, Bianco llamó la atención sobre un cauce que atraviesa una arteria de circulación vial. Se trata de la calle Chuquisaca, pasando Martín Fierro, en Godoy Cruz. “Debería haber un puente, no se debe dejar que un canal pase sobre una calle. Esto habría que pensarlo, incluirlo en los planes de riesgo”, remarcó.
Además, el zanjón luce lleno de basura y escombros que dificultarían un eventual paso del agua. “Con las precipitaciones esa calle se vuelve prácticamente intransitable”, añadió.
En cuanto a este cauce, Guisasola hizo hincapié en revisar la estructura del dique de contención y resaltó como positivo que se haya revestido en la parte baja. “Se mantiene más limpio porque la gente ve que está revestido”, expuso.
El ingeniero también mencionó al Zanjón de los Ciruelos, el que consideró de importancia por ser el desagüe de gran parte de la Ciudad de Mendoza. “No tiene ninguna zona de mitigación de crecida. Con la agravante de que aguas debajo de la calle San Martín se estrecha”, resaltó. Para él, se trata de un problema que hay que empezar a solucionar. “Se puede ir ampliando la sección impermeabilizada de a poco”, sugirió.
Alerta en el pedemonte
Cuando se habla de riesgo aluvional se vuelve casi imprescindible mencionar la situación del pedemonte, que ya tiene una propuesta de obra por parte de la Dirección de Hidráulica.
“La impermeabilización de los suelos del pedemonte a raíz de la gran cantidad de barrios es uno de los grandes factores que puede hacer que el agua escurra cuenca abajo y que tengamos inundaciones en la Ciudad de Mendoza”, subrayó Bianco. El geógrafo diferencia allí dos tipos de urbanizaciones: “Las de origen privado, en las que están más preparados, y las áreas vulnerables como los asentamientos inestables, que se encuentran más expuestos ante estas situaciones”.
Por su parte, Guisasola explicó que los barrios nuevos cambian la situación de la cuenca, que naturalmente tiene suelo absorbente. “El barrio le cambia totalmente la geomorfología a ese terreno, tenemos una mayor impermeabilidad, quizás mayores pendientes y todo lo agregan a la red de acequias o de riego”, detalló.
El experto indicó que esto se aplica tanto al pedemonte como a otras zonas, por lo que hizo hincapié en agregar la mirada hidrológica en toda obra nueva que se planifique.
La zona baja
Por pendiente, la Cuarta Sección es una de las zonas más inundables de la Ciudad. “De hecho, décadas atrás era muy común encontrar en las puertas de las casas pequeñas estructuras donde se ponían chapas cuando llovía”, recordó Bianco.
Por esa razón, aseguró que las calles Federico Moreno, Salta y San Martín, entre otras, son las que suelen llevar mayor cantidad de agua cuando llueve. “De todas formas ha mejorado muchísimo la zona por las obras”, reconoció, a la vez que remarcó la necesidad de mantener limpias las acequias para evitar mayores inconvenientes.
Al respecto, Guisasola recordó que la Municipalidad de Capital hizo un gran trabajo en la zona, durante los años 90, agrandando las acequias. "Porque se sabe que la Cuarta Sección hasta calle Los Pescadores era una zona inundable, incluso se pescaba”, recordó.
Derrumbes en la ruta 7
Para Bianco, otro escenario a tener en cuenta es la Ruta Internacional 7, en la alta montaña, donde en los últimos años las lluvias generaron desprendimientos de laderas. “Por suerte hasta ahora ningún derrumbe o colada de lodo ha provocado accidentes, pero hay que tenerlo en cuenta”, remarcó.
Según pudo conocer, en la zona se están haciendo estudios. “Se pueden tomar medidas de mitigación como mallas de contención de acuerdo a la dinámica de laderas. Hay que ver su estado y conocer cuáles son las más inestables”, precisó.
En este punto coincidió Guisasola. “El material de las laderas tiene ciertas características que cuando se hidrata pierde estabilidad”, explicó. Por esta razón, para él es fundamental aprender de lo que pasó y prevenir futuros inconvenientes.
En su libro “Situación aluvional de la Ciudad de Mendoza”, el ingeniero detalla otras obras que sería necesario llevar adelante para mitigar la amenaza aluvional.
Plan de Gestión de Riesgo para 2018
En agosto se aprobó en la Legislatura el Plan de Ordenamiento Territorial. De él se desprende la necesidad de realizar un Plan de Gestión de Riesgo en toda la provincia.
“Si bien destaca un plan para todas las amenazas, el tema aluvional es el que más afecta al área metropolitana”, explicó Nadia Rapali, vocal por el Ejecutivo de la Agencia Provincial de Ordenamiento Territorial. El mismo se comenzará a elaborar a partir del año que viene.
“En el presupuesto 2018 se ha contemplado su realización. Por el momento estamos firmando un convenio con el Instituto Nacional del Agua para hacer un estudio hidrológico para definir los cauces del pedemonte”, adelantó. Esto va a permitir evaluar la escorrentía de las cuencas para que se puedan evaluar las urbanizaciones.
Priorizar el Sistema Presa Chacras
Conscientes de la situación generada por la descontrolada urbanización del pedemonte, desde la Dirección de Hidráulica están "peleando" para construir un sistema de defensa aluvional en la zona.
“Estamos gestionando la ley que declara de interés público a todo el sistema Presa Chacras, que son 8 obras que van desde el Challao a Blanco Encalada, que van a generar una línea de obras para mitigar las crecidas de agua que cae del pedemonte”, remarcó David Cangialosi, su titular. Detalló que parte del sistema “toca intereses privados”, por lo que será necesaria la expropiación de algunas tierras.
En paralelo, realizan diversas obras y luchan diariamente con el problema de la basura. “Es inevitable", se lamentó Cangialosi.
Recomendación: Mochila de emergencia ante aluviones
Linterna, botella de agua, ropa, abrigo, entre otros elementos, deben formar parte de la mochila de emergencia, un elemento fundamental para tener preparado ante la ocurrencia de un sismo.
Sin embargo, el geógrafo Franco Bianco aconseja tenerla en cuenta también ante un aluvión.
“Sirve para caso de inundaciones en las que hay que abandonar la vivienda, con fotocopia de documentos en un sobre impermeable, medicamentos, reservas de agua potable, entre otros", aseguró.