Adrián Yacopini, Jugador de toda la cancha

Su empresa vende entre 4.000 y 5.000 autos por año. En 2009 perdió a su hija mayor en un trágico accidente pero eso no lo detuvo. Pertenece a una familia que conoce muy bien lo que significa la cultura del trabajo.

Adrián Yacopini, Jugador de toda la cancha
Adrián Yacopini, Jugador de toda la cancha

Adrián “Chino” Yacopini es uno de los empresarios más carismáticos de la provincia. Su abuelo y su padre le enseñaron desde muy chico a ser humilde y constante con el trabajo y durante su vida ha respetado esas pautas. En la actualidad, disfruta de un excelente presente profesional y despunta su vicio de correr en autos.

-¿Cuál fue tu primer experiencia en el negocio de la venta de autos?

-Al principio fue algo bastante sorpresivo. En 1990, cuando tenía 20 años, falleció mi mamá. En ese momento, me fui a Europa con un amigo y al regreso hablé con mi primo Alejandro Yacopini, empezamos a vender motos usadas y nuevas y también autos.

-¿Dónde quedaba el negocio de tu familia en esa época?

-En calle San Martín casi enfrente de lo que hoy es el Casino de Mendoza. Ahí funcionaba el negocio de nuestros padres, el de Alejandro y el mío. En ese lugar empezamos con nuestras primeras ventas. Ésa fue como mi introducción al negocio de los autos. Previo a todo eso yo estudié hasta tercer año de Administración de Empresas.

-Tu padre y tu tío ¿siempre estuvieron relacionados al negocio de los autos?

-Ellos siempre tuvieron gomerías.

-Digamos qué te criaste un poco entre autos.

-Sí, fue junto a mi padre. Me crié más en la parte de limpiar y controlar a las camionetas cuando salían con las cubiertas de la gomería pero siempre me gustó la calle, la venta y estar en contacto con el cliente. Actualmente, lo sigo haciendo. Cualquiera que viene a comprar un auto tiene las puertas abiertas de mi oficina para hablar conmigo.

-¿En algún momento de tu vida habías pensado en hacer otra cosa o te gustaba mucho el tema de los autos?

-Yo siempre quise ser abogado. Es una profesión que admiro, al igual que a los médicos. Pero nunca llegué a estudiar abogacía y me metí en Administración de Empresas. De todas maneras tenía claro que me gustaba vender... Desde un plumero hasta un avión.

-¿Tuviste otros trabajos en tu vida?

-(piensa) De chico quería vender todo... (risas). Le sacaba cubiertas usadas a mi papá y las vendía... Era un desastre.

-¿Siempre has estado muy ligado al deporte?

-Sí, totalmente. Desde muy chico .

-¿Qué deporte no has hecho

?

-Ballet y gimnasia artística no me gustan (risas), pero todo lo demás sí. Para algunas cosas soy muy malo, pero igual me meto. Me hubiera encantado jugar bien al fútbol, pero nunca pude. Al rugby también me gustaba, pero entrenarme llevaba mucho tiempo. Además siempre me he dedicado a trabajar.

-¿Cuál es el que más te gusta?

-Lo que más me gusta es correr en autos. Soy muy prolijo y muy ordenado arriba de los autos y eso algunas veces me permite sacar ventajas.

-¿En que categorías de autos has corrido?

-La verdad es que he sido muy caradura (risas). Me he subido hasta a un karting, pero lo que más me gusta es el 4 x 4. Tengo claro que nunca voy a ser profesional de los autos; siempre trato de ir a mi nivel. Y por supuesto me hubiera encantado correr en autos de rally y ni hablar de subirse a un Fórmula Uno, eso sería lo máximo. El ruido que hacen ya te da miedo.

-¿Cómo fue la experiencia de haber corrido un Rally Dakar?

-En el Dakar de este año cumplí con el objetivo de llegar. Se lo había prometido a mi hija Chiara (NDR: falleció en un accidente de autos en 2009) y por suerte pude lograrlo. En 2012 también lo había corrido, pero me quedé en la primera etapa. La mala suerte que tuve fue increíble.

Le pasa a un piloto cada cien y en ese momento me tocó a mí. Igualmente estoy convencido de que fue por algo. Tal vez no estaba tan preparado para correr un Dakar en ese momento. De todas maneras el primer año quise hacerlo como experiencia.

-¿Cómo es el día a día de un Dakar?

-Este año tuve la suerte de terminarlo gracias a Marco Scopinaro (NDR: su copiloto), pero cuando llegamos a la meta no podía creerlo. El Dakar es algo muy especial. Vivirlo es algo muy importante. No sabés si vas a llegar a cada etapa. Si vas a llegar a una duna y vas a poder salir.

Es como que cada etapa que iba largando pensaba ¡qué estaba haciendo corriendo un Dakar! De todas maneras, es la misma sensación que he experimentado corriendo maratones. En la mitad de la carrera te preguntás qué haces ahí. Pero el Dakar es la carrera más difícil del mundo, quería terminarlo para dedicárselo a mi hija y por suerte pude lograrlo. Al final llegamos en la posición 30, anduvimos muy bien. Ahora estoy evaluando algunas posibilidades para volver a correrlo en 2014.

-¿Cuánto te entrenás para correr un Dakar?

-La verdad es que no pensé que tenía que estar tan preparado para correrlo. Tal vez físicamente me faltó haberme entrenado dos meses más. Todas las etapas de un Dakar son muy difíciles. No hay ninguna fácil y eso te va desgastando físicamente. Pero llegar a la meta es una sensación increíble. Es linda y rara a la vez. Hay mucha gente esperando. Debe ser parecido a lo que algunas veces sienten los jugadores de fútbol dentro de una cancha en un partido importante.

-Tu concesionaria es una de las más exitosas del país, ¿cuál es la fórmula del éxito?

-Acá hay mucha gente trabajando y todos tiramos para el mismo lado. Los que están en la puerta o los que trabajan en el lavadero, la gente de logística o los que facturan... todos. Creo que la clave de todo esto es la pasión. Cuando alguien tiene pasión por lo que hace, las cosas marchan bien. Personalmente, trabajo mucho y generalmente soy el último en irme. Siempre digo a los vendedores que el día que vendan más autos que yo, se van a poder sentar en mi lugar.

-¿Cuánta gente tenés trabajando con vos? 

-Trabajan entre 180 y 200 personas; es una gran responsabilidad. Tenemos muchas familias a cargo.

-¿Cuántos autos vendés por año?

-Se venden entre 4.000 y 5.000 autos por año. Si dividís esas cifras por mes es un gran número.

"Chino" auténtico

-¿Ahora también sos dj?

-La vida es muy generosa (risas). Siempre me ha gustado la música y tengo buena memoria. Eso hace que me acuerde de los temas. Estoy tratando de aprender. La verdad es que lo hago para divertirme con mis amigos.

-¿Alguna vez imaginaste que ibas a estar en el lugar que ocupás hoy?

-No, para nada. A veces vengo al negocio, los domingos a la tarde, y no puedo creer lo grande que está. Además, mi familia viene de muy abajo y eso te marca. Creo que eso hace que valores todo mucho más.

-¿En algún momento de tu vida pensaste en dedicarte a la política?

-La verdad es que no lo he pensado. Admiro mucho a los políticos y siempre me pregunto cómo hacen para llevar adelante una provincia. Si muchas veces me cuesta llevar adelante mi empresa me imagino lo que debe ser la provincia. Incluso los entiendo cuando cometen errores, porque no debe ser fácil estar en su lugar. Debe ser algo muy complejo.

-¿Qué es lo que más disfrutás de tu día a día?

-Terminar de vender un auto y hacer feliz a una familia, es algo muy bueno. También disfruto mucho de mi mujer y mis tres hijos. Gregorio y Franco están conmigo y Chiara nos cuida desde el cielo.

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