Adrián Sorrentino: "El café concert me atrapó”

Es apasionado y perfeccionista. Un artista de variedades como pocos. Este fin de semana sube a escena su nuevo unipersonal, trazado con el género que explora desde más de dos décadas.

Adrián Sorrentino: "El café concert me atrapó”

Cuando Adrián Sorrentino le entrega la voz a un tango de Eladia Blázquez; cuando repasa los monólogos que escribió en absoluta soledad (el de “Desmendocinización”, por ejemplo) o sus zapatos dibujan el más delicado tap, el sotanito del Restó del Teatro (su escenario habitual) se transforma. Sorrentino tiene ese poder.

Tal vez porque es apasionado y perfeccionista. O mejor aún: porque es un artista de variedades de excepción. Escribe, actúa y dirige sus propios unipersonales (“Divino diván”, “Noches de concert”, “Muselina. La vida es un cabaret” o “Tangos y retazos”) y conoce a la perfección el café concert, género que eligió para desarrollar su oficio. Y de eso, hacen ya 25 años; una temporada que incluye formación en New York y Buenos Aires.

“Sea lo que sea y por más que suene trillado: el café concert me encontró a mí. ¡Y me atrapó!”, dice él, mientras hace un paréntesis en la faena que lo tiene ocupado: remodelar las paredes del sótano en el que este fin de semana estrena su nuevo espectáculo.

“Esto es concert!” es el nombre y continúa en la línea de sus anteriores trabajos (si no los vio, jamás dude en hacerlo). Aquí, también, Sorrentino transita distintos personajes, aborda temáticas desde el humor fino e hilarante que lo caracteriza y regala canciones a medida. ¿Todo eso? Sí. “Un artista de variedades -explica- es un artista todo terreno: confecciona sus libretos, elige sus canciones, diseña el vestuario y el maquillaje. Puede cantar, bailar, actuar, pintar un telón, servir una mesa y levantar una copa para romper el silencio...”

-¿Cuáles son los pro y los contra de asumir todos estos roles?

-Lo bueno es que no me tengo que hacer un ocho para juntar al elenco ni tampoco ser un estratega organizando horarios de ensayo. El problema es que, aunque siempre cuento con el talento inagotable de gente amiga (N de la R: como Jessica Torrijos), montar un unipersonal es un trabajo muy solitario; toda la mochila la cargo solo. Por suerte, de vez en cuando me llaman de algún elenco y puedo salir de mi mundillo.

-Desde hace años, el cabaret y el café concert conforman tu "mundillo", ¿por qué?

-El cabaret y el café concert han sido parte de mi universo desde que soy pequeño. Son el “agüita” en la que siento que nado mejor. Tal vez porque mis padres siempre salían a ver este tipo de espectáculos y al otro día, durante el almuerzo, los comentaban. Tal vez porque en alguna oportunidad me llevaron 'de polizón' a algún show en La casona (risas). O porque vengo mal 'reseteado' de otra vida (risas). Sea lo que sea y por más que suene trillado: el café concert me encontró a mí. ¡Y me atrapó!

-La materia de este espectáculo es la misma con la que ya venís moldeando otros unipersonales: monólogos combinados con canciones ¿Qué tópicos abordás esta vez?

-Los son temas variados: desde una suerte de ritual de “Desmendocinización”, para poder entrar en el disfrute con tolerancia y sin prejuicios; un recorrido por el trato que se le ha dado a la mujer en la historia del tango, que concluye con un homenaje a la gran Eladia Blázquez; una breve visión del tan anhelado amor, de sus buenas y malas vivencias; una humilde pero sentida evocación a las viejas canciones de café concert de la época de oro del Di Tella (N de la R: en los '70, este centro cultural porteño fue escenario de la vanguardia teatral); la presentación de un nuevo personaje, la cancionista vernácula 'Magolla, la diva criolla'; y, por supuesto, un final para brindar con un Malbec y darnos la mano con el público.

-Hace dos años, decías que cada temporada hay que reinventar un poco el género y para ello hay que estar en sintonía con la gente. Por entonces habías desinstalado  "la puteada" de tus espectáculos. ¿Qué instalaste o desintalaste ahora?

-La 'puteada' estaba instalada en muchos ámbitos y comenzó a ser un recurso que no le aportaba a mi crecimiento humano y artístico. Putear no era un desafío para mí pero sí lo era pasar un momento grato sin abusar de puteadas. Entonces comencé a buscar en otras formas de compartir mi arte. En ese sentido, creo que lo más bonito que se ha instalado en mis funciones es la comunicación real con el público.

-El título suena aleccionador. Si "Esto es concert!", ¿qué no es concert?

-”Concert”  es abrir una puerta para que todas y todos descansemos un rato de nuestras armaduras y recordemos qué se siente divertirse. No es “concert” aquello que te hace volver a tu casa más solo  de lo que fuiste a un show (risas).

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