Uruguayo de nacimiento y argentino por ¿adopción?, Israel Adrián Caetano varias de películas en su haber: “Francia” (2009), “Crónica de una fuga” (2006), “Un oso rojo” (2002) o “Pizza, birra, faso” (1997). Exponente del nuevo cine nacional, el multipremiado director de cine y tv es junto a Juan Jiménez, Oscar Eugenio Zanetti, Juan Bautista Stagnaro y Jorge López Sotomayor miembro del comité responsable de premiar las películas extranjeras que integran la terna de la primera edición del Festival Mendoza Proyecta.
-¿Qué balance hacés de este encuentro?
-Me parece que hay una proliferación de festivales en las provincias y creo que la intención de que el cine que menos se ve, se vea en todos lados está buena. Lo que pienso es que hay un problema real de distribución que no debe quedar reducido a la exhibición de películas sólo en este tipo de festivales.
Me parece que está bueno que el cine sea difundido, tratado, debatido y construido pero, sin ser tendencioso, considero que hay una falencia en todo lo que invierte el Instituto de Cine y el Estado en hacer películas y festivales sin tener en cuenta otras formas, incluso más económicas, que apunten a democratizar la distribución. Si bien hoy pareciera estar democratizada, en lo real no se cumple.
-Como jurado del festival, ¿cuáles son los aspectos que tenés en cuenta a la hora de evaluar una película?
-Uf, es muy difícil. Yo soy jurado de la Competencia Internacional. Hay que ponderar muchas cosas: el marco en el que ocurre el festival, el tipo de películas que se proyectan y a la larga el gusto personal. Vos podés analizar muchas cosas de manera intelectual o política, pero lo que termina prevaleciendo es lo que a uno le gusta, que no siempre es lo mejor.
-¿Y en ese gusto personal para qué hay lugar?
-Yo valoro mucho la honestidad desde la cual las cosas están creadas. Creo que si algo es honesto uno perdona -en algunos casos-, hasta las imperfecciones. Hay cosas que están muy bien hechas pero tienen una intención que a veces no comparto. Yo no veo el cine solamente como una instancia mercantilista: sé que lo es y que hay que contemplarlo, respetarlo y tenerlo en cuenta, pero no solamente eso.
-¿Qué relación tenés con Mendoza, el lugar donde nació Leonardo Favio?
-Yo viví en Córdoba hasta el ‘94 y la última vez que vine a Mendoza fue ese año. No conozco tanto. En cuanto a Leonardo Favio, y lo digo con respeto, es más que Mendoza. Entiendo que estén orgullosos de que sea de acá, pero viéndolo desde otro lugar, lo concibo como universal, y es lo mejor que tiene.
Favio tiene una raíz de mucha identidad con el cine popular, pero sobre todo tiene identidad. Favio no siempre fue popular ni masivo, que son dos intancias diferentes. Justin Bieber es masivo y no es popular -por lo menos en Argentina-. A mí me parece que Favio tiene una instancia de identificación con el tiempo que no se soslaya bajo ningún punto de vista; uno sigue tarareando sus canciones. Me parece que sintetiza el cine argentino, por eso uno tiene tanto amor por Favio.
-¿Te gustaría rodar algo en la provincia?
-Con el vino, supongo, pero no sé.
-¿Avanza el proyecto de película que realizarás en Jujuy?
-Lo de Jujuy todavía está en una instancia de idas y venidas. Cuando uno trabaja con el Estado sabe que tiene sus beneficios pero que al mismo tiempo las instancias legales son ineludibles. Ahora las cosas están en manos del Estado, que es como estar en manos de nadie a la vez. El proyecto está delineado, la voluntad y la gente están. Por parte de las personas involucradas hay una predisposición increíble.
-¿En qué trabajás actualmente?
-Siempre escribiendo para cuando suene el teléfono.
-¿Para cine, para televisión?
-Siempre para cine. Si me llaman de la tele sé cómo hacerlo, pero cuando estoy en soledad escribo películas. A mí la televisión me ha dado muchas gratificaciones, lo que sucede es que no es un espacio que se me dé comúnmente ni que se le dé a cualquiera. Yo tengo esa suerte y hago uso de eso pero sanamente, como cualquier artista haría uso de un espacio de impunidad. Lo que busca un artista es un espacio de impunidad: que venga un tipo, le ponga la plata y le diga: “Hacé lo que quieras”.
Velázquez soñaba eso y así lo adoptó Luis XV o no sé qué rey y lo puso a pintar, le dio casa, comida y que pintara lo que quisiera. Ahora yo sé que estoy escribiendo una película y que ese es el norte, pero me pasa después que no sé si tengo ganas de hacer eso. Con el transcurso de los años desarrollé una relación mucho más afectiva con el cine que me hace no estar seguro de lo que quiero hacer.
-¿Has descartado muchas películas que escribiste?
-Más de las que hice.
-¿Estás cansado de la polémica que despertó el documental de Néstor Kirchner, que finalmente fue reemplazado por el de Paula de Luque?
-Y... Un poco sí, excepto que hablemos de otra instancia. Ya me han preguntado casi todo de eso.
-¿Alguien te explicó por qué rechazaron lo tuyo?
-No les gustó.
-¿Vos quedaste conforme con el resultado de tu película?
-Muy conforme, estoy contento con esa peli. Si bien hay ciertas cosas que yo no veo bien, tiene una mirada crítica de su propio trabajo. Fuera de la autocrítica, el resultado final era lo que quería. Ahora se está empezando a difundir de una manera muy insólita. Se abortó lo que venía haciendo yo, se hizo otra película, se estrenó, apareció la mía en la web y la pasaron en Telefe, creo.
Después me llamaron a mí, yo terminé esa versión inconclusa que habían difundido y la estrené en el Cine Gaumont, un miércoles, con 40 personas. La película quedó sepultada ahí. Hace poco fui a las Islas Canarias y la pasé; medio como que ahora se empieza a mover por primera vez. Es una peli terminada que no tuvo estreno.
-¿Qué sentís que cambia con el tiempo en tu forma de hacer cine?
-La perspectiva, que siempre va hacia el pasado. Yo espero que eso no atente contra la propia obra.
-¿Qué te gusta ver en televisión?
-No veo televisión desde hace mucho y no me gustan las series. Una vez me hablaron de “True Detective”, vi un capítulo y nada. Tienen una estructura las series de televisión que apelan a un espectador distraído, que está boludeando con el celular, cocinando, por eso repiten las cosas 40 veces. Si uno ve las cosas con atención no necesita que se lo repitan tanto. Esa reiteración de conceptos me aburre mucho, excepto que haya una televisión absolutamente diferente.
Veo “The Twilight Zone”, una serie yankee de los ‘50, con capítulos que duran 25 minutos que son autoconclusivos y con historias en sí mismas. Creo que a la tele se le vio más que nunca su hilacha comercial: no tengo que perder la atención del espectador, por eso reitero los conceptos, de última, si te perdiste de algo cuando fuiste al baño yo lo repito. Por otra parte, el “continuará” no te da la libertad de entender algo si no ves el próximo capítulo.
-¿En cine cuál es la última película que viste y te encantó?
-Volví a ver “Muerte en Venecia” de Visconti y me encantó: ya la había visto, pero me volvió a encantar.
-¿Y de las últimas películas que se han estrenado?
-Me gusta este loco Anderson, pero no sé si las cosas me encantan, creo que esa es una sensación un poco más juvenil.
-¿Fuera del cine de qué otras cosas disfrutás?
-Del fútbol.
-¿De qué equipo sos?
-De Independiente
-¿De qué más disfrutás?
-De los afectos, pero suena muy demagogo.
DOMINGO DE festival
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