Adolfo Bioy Casares en nueve películas

El gran escritor argentino, que hoy cumpliría 100 años, amaba el cine y escribió varios guiones, además de que muchos de sus textos fueron llevados a la pantalla. Aquí un repaso por nueve títulos que llevan su impronta.

Adolfo Bioy Casares en nueve películas
Adolfo Bioy Casares en nueve películas

No sólo fue un autor enorme de cuentos, novelas, ensayos y memorias. El ganador del Premio Cervantes de literatura en 1986, el Premio Internacional Alfonso Reyes en 1990 y el Konex de Brillante en 1994, también escribió varios guiones cinematográficos junto a su gran amigo Jorge Luis Borges, y sus textos fueron adaptados para la pantalla en muchas oportunidades.

Las que siguen son algunas de sus contribuciones a un universo que amaba, el del cine, a través de las películas que pensó y también inspiró.

El crimen de Oribe (Argentina, 1950, Leopoldo Torres Ríos).
Es la primera adaptación de uno de sus textos en formato de largometraje, tomando del cuento "El perjurio de la nieve", escrito en 1945. La realización estuvo a cargo del binomio Leopoldo Torres Ríos y su hijo Leopoldo Torre Nilsson, que fue quien eligió la obra de Bioy.

La historia transcurre en un paraje patagónico. Hasta allí llega el periodista Villafañe (Roberto Escalada) que, alojado en una pensión, conoce al poeta Oribe (Carlos Thompson). Ambos están obsesionados con un danés de nombre Vermehren (Raúl De Lange) que vive encerrado en una mansión junto a sus hijas, reiterando cada noche del año la celebración navideña.

Villafañe logra ingresar a la casa y va recogiendo información en cuentagotas, que Oribe aprovecha para difundir como si fuera propia.

La tardía noticia de la muerte de Lucía, una de las hijas del danés, ayuda a explicar el comportamiento de aquella familia: celebrar el mismo ritual una y otra vez para detener el tiempo y evitar la muerte.

Oribe publica un poema inspirado en Lucía, aunque nunca la conoció personalmente, y Vermehren lo seguirá hasta Buenos Aires convencido de que por su culpa se ha roto el sortilegio.

Como a casi todo el cine clásico argentino, es imposible hallar “El crimen de Oribe” en una buena copia de DVD que permita apreciar el estilo sobrio e inquietante de Torres Ríos y la deslumbrante labor de Raúl de Lange en una de sus escasas apariciones en el cine.

El año pasado en Marienbad (Francia, 1961, Alain Resnais).
Es la representación del período más importante del cine francés, cuando en los años 60 fue el más eficaz vehículo de las nuevas inquietudes filosóficas, pictóricas e ideológicas.

Figura central de esta época es el escritor Alain Robbe-Grillet, creador del guión de este film basado en “La invención de Morel”, la más famosa de la novelas de Bioy Casares.

En un elegante castillo francés un hombre aborda a una mujer para cumplir con una cita que ambos acordaron hace un año en Marienbad, pero la mujer no tiene registro de aquello.

Hay un tercer personaje, aparentemente el esposo de la mujer, que se muestra dominante y seguro de la situación. Este triángulo se va delineando a partir de recuerdos, olvidos o bien de creaciones en la imaginación de cada uno de los personajes en diferentes secuencias, variando los escenarios y los puntos de vista.

Es la vana búsqueda de una realidad desplazada por el influjo de los sueños y los deseos lo que vincula a la obra maestra de Resnais y Robbe-Grillet con la novela de Bioy Casares.

Invasión (Argentina, 1969, Hugo Santiago)
El aporte directo de Bioy Casares a la actividad cinematográfica se plasmó en varios guiones escritos junto a Jorge Luis Borges. Uno de ellos es el de "Invasión", ópera prima de Hugo Santiago, que resultó ser una de las películas más sobresalientes de la historia del cine argentino.

Cabe aclarar que fue un guión finalmente modelado por el director y Borges, del cual Bioy participó en la primera instancia, es decir, en la matriz de la idea original.

Se trata de un relato de ciencia-ficción que se desarrolla íntegramente en Buenos Aires, rebautizada con el nombre de Aquilea. Allí un grupo de ciudadanos comunes se resiste a la amenaza de una invasión, tal vez extranjera o tal vez extraterrestre, aunque no es esto lo más importante.

La original propuesta de emplazar un relato fantástico con claras referencias políticas en un escenario netamente porteño (sus bares, sus calles, hasta su música típica) es lo que hace de “Invasión” una película tan fascinante.

Destino común de tantas grandes películas argentinas, “Invasión” fue tratada con indiferencia por el público local. Fue celebrada por la crítica en el Festival de Cannes y con el correr de los años y el paso de las dictaduras se convirtió en una obra de difícil acceso. En 2008 se realizó una edición en DVD de excelente calidad a cargo de Malba cine.

La invención de Morel (Italia, 1974, Emidio Greco)
El director italiano logró una cercana adaptación de la novela de Bioy, tarea nada sencilla dadas sus características. Un náufrago (Giulio Broggi) llega a una isla solitaria.

Al poco tiempo de estar allí advierte la presencia de un grupo de turistas que se alojan en una mansión que domina el paisaje. Entre ellos se encuentra una mujer (Anna Karina) a quien él llama Faustine y un científico llamado Morel (John Steiner).

Nadie parece notar la presencia del náufrago, que comienza entonces a observarlos de cerca, aunque todo pueda parecer un producto de su imaginación.

Parece ser que Morel está  experimentando con una máquina fotográfica capaz de capturar una realidad para reproducirla a perpetuidad, pero es rechazado por el resto de los visitantes que temen por su vida.

El náufrago asume su total soledad, apenas alterada por la repetida llegada de Faustine, Morel y los demás turistas, hasta que empieza a experimentar él mismo con la invención de Morel para no morir.

Al ser una adaptación que busca estar muy cerca de la novela original, esta película omite algunos elementos significativos, como la duplicación de soles y lunas.

A cambio conserva, entre otras cosas, la fisonomía de Faustine, inspirada en la imagen de Louise Brooks en el film “La caja de Pandora”, personaje adorado por el cinéfilo Bioy Casares.

Han habido otros acercamientos a “La invención de Morel”: a la ya citada película de Resnais, se le suman otras olvidadas adaptaciones para TV. La popular serie “Lost” está supuestamente inspirada en la novela, al igual que un film nunca estrenado en la Argentina llamado “The Piano Tuner of Earthquakes” (El afinador de terremotos) de los hermanos Quay.

Los otros (Francia, 1974, Hugo Santiago)
Pocos años después de "Invasión", el realizador argentino Hugo Santiago se radicó en Francia, país en el que se había formado artísticamente como asistente del gran director Robert Bresson.

El primer film de su extensa experiencia en Europa fue “Les autres/Los otros”, basado en otro de los guiones escritos por Bioy Casares y Jorge Luis Borges.

La película expone una gran variedad de propuestas visuales y narrativas: escenas en las que aparece el mismo director en pleno rodaje, la desconcertante aparición y desaparición de personajes y una fotografía de alta luminosidad dispuesta para que pueda ser exhibida prescindiendo de la oscuridad de la sala. De este modo fue proyectada en el Festival de Cannes y muy resistida por cierto.

La historia en cuestión es la de un librero llamado Spinoza que investiga los motivos del suicidio de su hijo. Así se relacionará con algunos personajes de su entorno, entre ellos una antigua novia que ahora pasará a ser su amante y que aparece asesinada, comprometiendo seriamente a Spinoza.

Las secuencias de la película parecen no tener ilación una con otra, por lo que Spinoza se presenta como un personaje contradictorio, circunstancia reforzada por la participación de varios actores interpretando el mismo papel.

Es una película muy poco conocida en nuestro país, en la cual se destaca el trabajo de otro prestigioso profesional del cine nacido en la Argentina y también radicado en Europa, el director de fotografía Ricardo Aronovich.

La guerra del cerdo (Argentina, 1975, Leopoldo Torre Nilsson)
Adaptación de la novela "Diario de la guerra del cerdo", publicada por Bioy en  1968, fue la anteúltima película de Leopoldo Torre Nilsson, escrita por su esposa Beatriz Guido.

La historia presenta a un personaje central, Isidoro Vidal (interpretado por ese magnífico actor que fue José Slavin), un hombre mayor que vive en una pensión con su hijo.

Éste último forma parte de una organización juvenil que ataca a los ancianos, llegando a cometer parricidios movilizados por la creencia de que los ancianos, a quienes llaman cerdos, son los responsables del retraso de la sociedad moderna.

Vidal está caracterizado como un típico jubilado argentino: en la primera escena se lo ve en una fila para cobrar sus haberes, su economía es frágil y comparte con sus amigos la mesa del bar.

Pero no parece resignarse a los mandatos de la tercera edad, se opone al enfrentamiento generacional y no se identifica con algunas costumbres propias de sus congéneres, como la asistencia a espectáculos prostibularios. A cambio de esto, protagoniza una historia de amor con una mujer mucho más joven.

La novela de Bioy transcurre durante los años cuarenta. De allí que el nombre del líder juvenil es Farrell, transparente referencia al presidente de facto que ejerció entre 1944 y 1946.

La película, en cambio, está enclavada en los años 60, mostrando una Buenos Aires agitada por la música de Gato Barbieri y una juventud insensata y en falsa rebeldía. Queda pendiente saber cómo veía Nilsson a la juventud de la época y si ésta no fue en definitiva una película que buscaba alimentar el enfrentamiento generacional.

Otra esperanza (Argentina, 1984, Mercedes Frutos, estrenada en 1996)
Las dificultades económicas y la falta de políticas de fomento para el cine nacional atentaron contra el normal estreno de esta más que interesante ópera prima. Fue rodada entre 1984 y 1985 y recién pudo estrenarse en 1996 por falta de interés en distribuirla.

“Otra esperanza” es una adaptación del cuento homónimo de Bioy Casares incluido en libro “El héroe de las mujeres” (1978). Da cuenta de la misteriosa desaparición de un grupo de operarios que trabajan en una fábrica, a la vez que un grupo de empleados sordomudos acarrean misteriosas cargas hacia una usina eléctrica.

El enigma está resuelto rápidamente: los cuerpos que han desaparecido son utilizados por la patronal para extraer de ellos la energía que hará funcionar las instalaciones.

El relato de Bioy se situaba originalmente dentro de un hospital. La elección de Mercedes Frutos de trasladar el campo de acción hacia una fábrica le permite poner mayor atención en el lado más social de la historia a partir del intento de un grupo de obreros liderados por Pepe Soriano que intentan liberarse y desarticular la criminal empresa.

El sueño de los héroes (Argentina, 1997, Sergio Renán)
Es una de las novelas más importantes de Bioy,  publicada en 1954. Debieron pasar más de cuatro décadas para que fuera llevada al cine, muy poco después de que Bioy recibiera el Premio Cervantes. Fue un muy ambicioso proyecto llevado adelante por un Sergio Renán que luego de doce años volvía a la dirección.

La película se sitúa en los años 20, al momento en que se celebran los carnavales porteños. Luego de ganar una buena suma en las carreras de caballos, Emilio Gauna invita a un grupo de amigos a divertirse con desenfreno.

Cuando la juerga de tres días concluye, Gauna despierta conservando el borroso y molesto recuerdo de un suceso terrible. Poco después se casa con Clara, la hija del hechicero Taboada, quien le insiste en los peligros de reconstruir lo que la memoria no ha sabido conservar.

Tres años después, se repite la fortuna de Gauna en las apuestas y se le presenta la oportunidad de reproducir aquella jornada con la intención de develar de una vez y para siempre el misterio que lo aqueja.

“El sueño de los héroes” obtuvo una considerable respuesta del público. Se trató de una producción de alto presupuesto para la media del cine nacional, con una muy esmerada ambientación y un reparto excepcional.

Tanto esmero estético atentó, según gran parte de la crítica, contra un aprovechamiento de la compleja trama psicológica que la novela ofrecía. De todos modos, fue el mismo Bioy Casares, cinéfilo confeso, quien celebró con entusiasmo la adaptación de Renán.

Dormir al sol (Argentina, 2010, Alejandro Chomski)
Cierra esta lista el largometraje realizado por este director, que ya ha había abordado a Bioy en el corto "Escape From the Other Side" durante su estadía en los Estados Unidos.

“Dormir al sol” parte de la novela publicada en 1973 y presenta una trama inquietante que se balancea entre la ciencia ficción y la exploración psicológica de sus personajes, todo esto con una medida dosis de humor y un guiño a la desconfianza en la experimentación médica.

Lucio Bordenave (Luis Machín) es un relojero casado con Diana (Esther Goris). Ella asegura sostener diálogos fluidos con los perros, por lo cual Lucio accede a internarla una vez más en un psiquiátrico.

Con su mujer internada, Lucio comenzará a sospechar que no todo lo que sucede a su alrededor puede considerarse normal. Su cuñada (Florencia Peña), el doctor que atiende a su mujer (Carlos Belloso) y su entorno se comportan anormalmente.

Así el dilema queda expuesto. Todo el mundo misterioso que propone Bioy en su novela es traducido con aplicación y rigor por Alejandro Chomski y, felizmente, con varias propuestas cinematográficas, como la cámara subjetiva de un perro que inaugura la película.

Fue rodada en San Luis, con exteriores en el barrio porteño de Parque Chas, aquel vecindario circular y laberíntico cuya elección está claramente orientada a reforzar la idea de un mundo que gira sobre sí mismo, como los vericuetos del pensamiento humano. Originalmente, la novela estaba situada en el vecino barrio de Villa Urquiza.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA