Se llamaba Julio Victorio De Rissio pero fue conocido como Doctor Tangalanga o Tarufetti, entre otros seudónimos que lo hicieron popular por sus bromas telefónicas.
Había nacido el 10 de noviembre de 1916 y fue una de las figuras públicas cuya muerte se anunció repetidas veces, rigurosamente desmentidas por el propio interesado, aunque en esta ocasión los entuertos telefónicos parecen haber cesado para siempre.
Tangalanga falleció ayer a los 97 años en un sanatorio porteño, donde había sido internado como consecuencia de diversos problemas de salud.
Sus bromas pesadas comenzaron a ser conocidas a finales de la década del ‘80, a través de casetes grabados que circulaban de mano en mano, aunque según sus recuerdos su actividad había comenzado en los ‘60, cuando decidió divertir a un amigo que convalecía de una operación.
El método era simple: llamaba por teléfono a un número dado y tomaba "de punto" a sus interlocutores, que poco a poco iban entrando en cólera hasta estallar en toda clase de epítetos soeces que Tangalanga sabía contestar con una calma admirable y que provocaba la hilaridad del escucha.
Por lo general, sus víctimas eran pequeños comerciantes, dueños de gimnasios, fábricas de pastas, farmacéuticos, masajistas, a los que reclamaba con amabilidad por algún servicio fallido, aunque en algún momento colocaba un término fuerte que conducía la conversación al caos y al absurdo.
Tenía algunas rutinas que divertían a sus admiradores, como referir a un sobrino suyo o a un tío de Bahía Blanca como damnificados en alguna transacción y desafiar al interlocutor a una pelea a golpes de puño en alguna dirección precisa.
Muchas veces ponía en duda la catadura moral del que estaba del otro lado del aparato y deslizaba acusaciones como que en alguna cancha de papi fútbol los chicos eran "acariciados" por los responsables del lugar, lo que enardecía más al antagonista.
Se identificaba con diversos nombres y cuando debía revelar su número telefónico comenzaba con dígitos normales para luego pasar al disparate agregando números infinitos e incluso restas y divisiones.
Su debut en TV
La identidad de ese individuo al que nadie había visto el rostro era un misterio bien guardado, hasta que alguna nota periodística -cuya foto escamoteaba sus facciones- y la convocatoria de Jorge Guinzburg para que actuara en "Peor es nada", el programa de sketches que compartía junto a Horacio Fontova en 1994, dieron algún indicio.
En TV, Tangalanga apareció como un señor mayor, bastante atildado aunque sus rasgos estaban ocultos por un bigote y una barba postiza, además de un gorro con visera, elementos que nunca abandonó en su actividad pública.
Aquel programa televisivo fue el espaldarazo para ampliar su fama, que se extendió al ciclo de Susana Giménez, al programa radial “El robo del siglo” (que conducían Matías Martin y Diego Angeli por la Rock & Pop) y hasta a su única incursión cinematográfica en el largo de animación argentino "El sol" (2009), de Ayar Blasco, donde prestó su voz a uno de los personajes.