La derrota sería lo de menos, teniendo en cuenta la jerarquía de este Estudiantes (BA) que entiende a la perfección el juego y sus momentos. Sería una derrota más en el marco de un torneo que se anuncia parejo y complicado. Sin embargo, basta repasar esos siete minutos fatales del primer tiempo para la Lepra y entender que lo de ayer fue más que el adiós al invicto como local. Al gol de Impini, sobre los 31', en la primera incursión ofensiva de la visita, el local tuvo que sumar las graves lesiones de Marín (35') y Navas (38'); golpes de nocaut que le dieron forma al resto del encuentro y definieron cómo iba a atacar y defender el local de ahí en más.
La tónica del comienzo no estuvo alejada de otros compromisos jugados en el Gargantini: presión alta del once de Theiler y un rival agazapado contra su valla (jugó 5-3-2). Eso dio buenos momentos a los mendocinos, que, pese a la gran cantidad de hombres en defensa que montó el Matador de Caseros, utilizó muy bien a Ayala, Negri, Palacio y Navas por las bandas. Algunas apariciones de Klusener y González hicieron ilusionar a los hinchas.
Pero Estudiantes es cosa seria; entiende a la perfección cuando debe exprimir sus virtudes y utiliza bien los recursos con que cuenta. El centro de Metilli dejó solo a Impini ante Aracena y el cabezazo terminó en el fondo del arco.
Fue el principio del fin. Porque pareció desatarse una maldición sobre el Gargantini y llegaron las lesiones de Marín y Navas. Un golpe al mentón que trajo tranquilidad a unos y dejó incómodos a otros.
Ni siquiera en el complemento consiguió ponerse en partido el Azul. Lo fue a buscar, es cierto; intentó por todos lados y tuvo algunas chances como para igualar, pero siempre dio la certeza de quedar a merced de lo que hiciera el rival. Y así fue como llegó el gol que terminó de romper las formas del encuentro.
Para el final quedaron un par de polémicas, donde el colegiado Falcón Pérez hizo la vista gorda en favor de la visita y dejó pasar golpes en el área que bien pudieron ser penales.
Fue la primera derrota en casa, pero eso no preocupa. Las bajas son muchas y como reemplazarlas es la gran incógnita.