Mendoza despidió ayer a uno de sus más grandes actores y directores teatrales. Se trata de Maximino Moyano quien dejó una gran huella sobre los escenarios locales.
Su profesión y vocación la resumió diciendo que “ser actor en una provincia era una utopía, pero valía la pena luchar por ella”.
En el 2006 Maximino Moyano recibió el Premio Podestá a la Trayectoria Honorable. Un merecido galardón para un artista y director quien reconoció en su momento que no recordaba con qué obra arrancó su carrera.
Maximino le contó a Los Andes que se subió a las tablas por primera vez en el década del '40. Se mantuvo haciendo obras hasta que ingresó al Teatro Experimental de la UNC que antes se dictaba en el Independencia.
Junto a Carlos Owens, codirigió TNT (Taller Nuestro Teatro) en San Juan 927, hasta setiembre de 1974, cuando una bomba colocada por la Triple A hizo volar las instalaciones. Allí lograron poner en escena 570 representaciones para adultos y 384 de teatro infantil.
A partir de 1978, en Cultura Hispánica, de calle Arístides Villanueva, desarrolló una actividad teatral ininterrumpida durante veintidós años.
De diario Los Andes recibió, en 1990, los premios como mejor actor, mejor obra y mejor director por "La secreta obscenidad de cada día", de Marco de la Parra y, en 1991, también de Los Andes obtuvo los premios al mejor actor, mejor espectáculo y mejor dirección con "Ay, Carmela". de José Sanchís Sinisterra.
Sobre la premiada obra “La secreta obscenidad” dijo: “La pusimos en escena en 2004 en homenaje al Día Mundial del Teatro, porque en 1989 hicimos el estreno nacional y porque fue una de las piezas que más se ha representado en Mendoza. Durante la puesta se produce un encuentro no programado de dos rebeldes, lo que las dictaduras sudamericanas llamaron delincuentes subversivos, que plantean un atentado contra ejecutivos del gobierno, a la salida de un acto en un colegio femenino”.
Varios personajes lo marcaron como actor. Él lo relató así: "Recuerdo con mucho afecto el John Proctor de "Las brujas de Salem", que dirigió Juan José Bertonasco. También el padre que hice en "Seis personajes en busca de autor", de Pirandello, y el Charles Dyer de "La escalera", que hicimos con Rafael Rodríguez".
