Los reductores de velocidad, vulgarmente conocidos como "tachas" llegaron para quedarse. Y aunque a la mayoría de las personas les resultan molestos, por la forma en que vibra el auto y que maltrata cubiertas y amortiguadores, los especialistas sostienen que están cumpliendo con su objetivo, que es salvaguardar la vida de peatones, conductores y pasajeros.
Algunos conductores, como Julio Pavón, señalaron que "es preferible un badén pero hay que romper el pavimento, entonces queda la opción del lomo de burro en el que sí o sí tenes que frenar y pasar despacio. El reductor, cuando se desprende, quedan las puntas a merced de la cubierta, y quién te paga si se te rompe una cubierta. Nadie, a llorar al calvario".
Otros, en tanto, destacaron que "vale la pena respetar las normas de tránsito, antes que pensar en reductores". Otros mendocinos señalaron que, pese a estar prohibidos por ley, prefieren los lomos de burro.
Molestos pero adecuados
La opinión especialista del ingeniero Carlos Prato, director de Tránsito y Transporte de Capital es que los reductores de velocidad son los adecuados para las características de las arterias mendocinas.
“Justamente, la idea es que no gusten, que sean molestos, algo que llame la atención al conductor sin resultar peligroso. El badén no molesta, lo pasás y listo. Mientras que el lomo de burro está prohibido por la ley de tránsito”, explicó el especialista.
Según dijo Prato, la tacha no desestabiliza el auto porque la compresión que sufre el amortiguador al pasar sobre uno de estos objetos es mínima. "Es similar a lo que ocurre en los autos con los serruchos de las rutas", aclaró.
Además, explicó que el badén es caro, requiere otra infraestructura y que pertenece a un concepto antiguo respecto de la seguridad vial.
“No es fácil de señalizar, porque implica que el conductor esté mirando hacia el costado. En cambio la tacha está en el piso, es fácil de ver y colabora con el marcado de la senda peatonal”, añadió Prato.
En tanto, Carlos Sala subsecretario de Tránsito y Convivencia Ciudadana de Luján de Cuyo advirtió que la demanda que tienen en los barrios de la comuna para la instalación de las tachas es "altísima".
“Previenen muchos accidentes. Y tenemos una demanda altísima. En este momento 70 barrios nos los han pedido. No damos abasto con los informes que deben elaborar los peritos para ver si son pertinentes”, dijo Sala agregando que en la comuna se los utiliza tanto como divisores de carriles - aunque son más chicos-, como derivadores porque evitan obras largas y como reductores propiamente.
Son de rápida instalación y fáciles de reemplazar. Si la calidad es buena, duran por lo menos 7 u 8 meses, aseguran en los municipios.
“En unas dos horas están instalados, mientras que un badén por ejemplo, implica una obra, romper la calle, ver si se cuenta con infraestructura municipal para hacerlo”, describió el funcionario de Luján. Agregó que los reductores son útiles en la medida en que mientras más hileras se ponen, más ayudan a la seguridad vial.
En tanto, desde la comuna guaymallina aseguraron que las tachas están dando el resultado esperado. La lectura social que hace Jorge Carrizo, director de servicios comunitarios, vigilancia y defensa civil, sobre esta problemática es que a la gente le molestan porque les molesta frenar.
Continuando dijo que en realidad no deberían existir si hubiera conducción responsable, algo que no ocurre. “La verdad es que si uno frena no le molesta ni le rompe el auto”, aseguró confiado indicando que siempre hay que acompañar con educación vial y charla en las escuelas, para que los resultados en accidentología sean alentadores. “Las tachas ayudan, aunque es difícil ver la dimensión de lo que previenen, yo creo que sirven. Y son más prácticas y de instalación rápida”, señaló el funcionario.
Más baratos
Según Carlos Sala cada reductor de velocidad cuesta aproximadamente 140 pesos instalados pero si se piensa en los costos de un badén la diferencia es amplia a favor de los reductores. "En media mañana podés poner 3 hileras, sin romper, sin necesidad de llamar a licitación y sin involucrar a mucho personal municipal. También son fáciles de reemplazar o recolocar en el caso de que sean vandalizados. Pero si la calidad es buena, duran por lo menos 7 u 8 meses", comentó.
Por su parte, Jorge Carrizo dijo que una tacha tiene un valor aproximado de 200 pesos y aunque son costosos, porque un cruce necesita al menos 70 para ser efectivo, son más económicos que un badén, porque su construcción daña el pavimento, provoca filtraciones que devienen en baches.
Respecto a su durabilidad Carrizo admitió que es relativa, dependiendo del producto y del lugar a donde se lo instale porque si la tacha se coloca en pavimento da resultado porque el taco fisher y el tornillo resisten más y no sucede lo mismo en pavimentos finos, porque el tornillo no hace fuerza y con el rodaje o el golpe de las ruedas se terminan saliendo.
¿Daños?
Tal como reflejó una nota de Los Andes y aunque muchos reclaman por el daño que estos objetos producen en los vehículos, los mecánicos aseguran que si se las pasa a una velocidad adecuada no tienen por qué "lastimar" a los autos. De hecho, dicen que las consultas por las reparaciones de amortiguadores siguen estables.
Las tachas - o reductores de velocidad- están hechas para que los autos pasen despacio siempre que no se frene de golpe, ya que esto sí podría afectar amortiguadores, cubiertas y tren delantero. “Si pasás a 50 km por hora es probable que hagás daño a las llantas y las cubiertas y más si lo hacés repetidamente”, dijo un especialista confirmando que los badenes y lomos de burro ocasionan más problemas que las tachas.
