El cardenal australiano George Pell, encargado de las finanzas del Vaticano, “sabía” o “tenía que saber” sobre los crímenes de abuso sexual contra menores cometidos por religiosos en Australia en la década del 70 y 80, denunciaron ayer varias víctimas. Entre los sacerdotes que el prelado habría protegido se encuentra Gerald Ridsdale, responsable del abuso de al menos 50 menores.
Una decena de víctimas y familiares de los abusos cometidos por sacerdotes australianos viajaron a Roma para asistir al interrogatorio por videoconferencia al que fue sometido el purpurado por la Comisión Real de Australia, entidad gubernamental que investiga la pederastia en instituciones australianas.
Debido a problemas del corazón, el cardenal, que fue sacerdote y luego arzobispo de Melbourne entre 1960 y 1990, comenzó a testificar desde un hotel de Roma el domingo.
Veinte víctimas y familiares viajaron a Italia con el objetivo de asistir a su audición, ya que lo acusan de haber encubierto por décadas la pederastia en su iglesia.
Para Stephen Woods, de 54 años, violado como sus dos hermanos en una escuela religiosa de Ballarat, ciudad natal del arzobispo Pell, cerca de Melbourne, el momento es sumamente amargo.
“Es muy triste que el cardenal Pell evite mostrar el lado más vergonzoso de su Iglesia y no piense primero en las víctimas”, lamentó. “El hecho de que gaste cantidades de dinero para abogados demuestra que trata de proteger” a sí mismo y a la Iglesia, sostiene.
Y se pregunta: “¿En qué medida estaba involucrado? No lo sé. Pero conocemos que él tenía acceso a la información, porque estaba estrechamente vinculado a la escuela donde ocurrió. Tenía que saber. Tenía que cuestionarse”. También reconoce Woods que en esa época, el futuro cardenal, “no tenía mucho poder”.
Respaldo papal
Anthony y Chrissie Foster también viajaron a Roma para exigirle al purpurado que cuente toda la verdad. Dos de sus tres hijas fueron violadas por un sacerdote de la escuela. Una de ellas se suicidó, y la otra ahora se encuentra internada en un centro especializado.
“Vi al cardenal Pell hace dos años, prometió que iba a ayudar a cambiar el sistema. Esperaba que cumpliera sus promesas, pero no lo ha hecho”, lamenta Anthony.
Para las víctimas, con el testimonio del purpurado, se ofrece “la prueba evidente de que encubrió el escándalo” y sobre todo que “no actuó cuando tenía que hacerlo”.
En 2013 la Iglesia Católica de Australia admitió haber ocultado durante décadas los abusos sexuales a menores de edad cometidos por miembros de la congregación eclesiástica y confirmó la existencia de 620 casos de abusos sexuales contra menores, incluidos niños de 7 y 8 años, cometidos por sacerdotes desde la década de 1930.
Pell, de 74 años, estrecho colaborador de Francisco e integrante del grupo que asesora al Papa en la reforma de la Iglesia, fue recibido el lunes por el Pontífice, quien según él le ofreció su “total respaldo”.
El purpurado reconoció el domingo tras su primera audición que la Iglesia católica “ha cometido enormes errores” al haber permitido que sacerdotes violaran y acosaran sexualmente a miles de niños durante siglos. “No estoy aquí para defender lo indefendible. La Iglesia ha cometido enormes errores y trabaja para remediarlos”, afirmó.
La audición de Pell ocurre en un momento delicado para el pontificado de Francisco, después de que un miembro de la Comisión para la Protección de Menores, creada por el papa argentino, el británico Peters Saunders, víctima a su vez de abusos, protestara por no poder intervenir en casos concretos.
Las víctimas dudan que "Spotlight" genere un cambio
Las víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes disfrutan el Oscar que ganó “Spotlight” -el filme que narra la investigación de The Boston Globe sobre el escándalo- pero dudan que los reflectores que atrajo la cinta ganadora de la estatuilla a Mejor Película genere algún cambio en los niveles más altos de la Iglesia Católica.
“Spotlight”, protagonizada por Michael Keaton, Rachel McAdams y Mark Ruffalo, cubre el trabajo del Globe para descubrir cómo decenas de sacerdotes de la arquidiócesis de Boston abusaron sexualmente de niños durante décadas gracias al encubrimiento de los estratos más altos de la Iglesia, que movían a los sacerdotes involucrados de parroquia en parroquia.
La cinta se estrenó en noviembre en medio de elogios de las víctimas, que dijeron que les otorgaba cierta validación luego de años de silencio. Incluso el cardenal de Boston, Sean O'Malley -designado para reemplazar al cardenal Bernard Law tras su renuncia en desgracia- dijo que “Spotlight” era “una película poderosa e importante”
Pero las víctimas no esperan que el nuevo estatus del filme como ganador del Oscar derive en algunas de las cosas que han pedido durante años, como la completa transparencia por parte de la Iglesia y el enjuiciamiento criminal a los líderes eclesiásticos que sabían de los abusos pero no reportaron a sus perpetradores ante las autoridades. “No creo que el Vaticano o la arquidiócesis necesariamente hagan algo más”, dijo Robert Costello, de 54 años y víctima de abuso sexual por parte de un sacerdote de Boston desde finales de la década de 1960 hasta 1976.
“Creo que lo que hará (la película) es educar al público general sobre lo que ha sido su respuesta o falta de la misma”, dijo Costello, quien llegó a un acuerdo civil con la arquidiócesis.