Acusados de asesinar a un anciano podrían quedar en libertad

Se trata de tres imputados por un crimen ocurrido en 2013. No hay fecha de juicio y en octubre se vence la prisión preventiva.

Acusados de asesinar a un anciano podrían quedar en libertad

Dicen que los tiempos de la Justicia no suelen ser los de los hombres. Esta frase parece ajustarse a la perfección con lo que viven familiares de Leonardo Segura (83), un hombre asesinado en 2013 durante un robo domiciliario en Guaymallén.

Los sujetos que lo mataron no sólo se apoderaron de sus pertenencias, sino que también quemaron su vivienda y su camioneta para borrar evidencias. El caso tiene cinco detenidos, tres acusados del homicidio, que podrían quedar libres en los próximos días por desfases entre los plazos procesales y judiciales.

Segura fue asesinado el 5 abril de 2013 después de que un grupo de ladrones lo emboscara en la puerta de su casa, ubicada en el callejón Ortega de Puente de Hierro, Los Corralitos. Poco después de las 21, el anciano arribó a la vivienda en su bicicleta, rodado que prefería por sobre la camioneta Peugeot 504 que tenía estacionada en el garaje. “Lo vi por última vez esa mañana. Iba en la bici y se paró a regalarle caramelos a mi hija”, recuerda Claudio, uno de sus nietos.

El hombre no solía andar tan tarde por la calle. Pero ese día se había demorado más de lo habitual en la casa de un hijo porque le habían comprado un celular y le estaban enseñando cómo usarlo. Segura vivía solo (su esposa, enferma, se había instalado en la casa de un hijo) y, para mantenerse, trabajaba como sereno.

Dos robos en poco tiempo

El 7 de febrero de 2013, ladrones hicieron de las suyas en la morada de Segura: se llevaron varios objetos de valor y quemaron un depósito de herramientas antes de huir. Por este detalle es que los investigadores creen que esa banda y la que lo mató es la misma. Pero ese día, el anciano tuvo suerte y salió ileso del atraco.

En el segundo robo fue reducido y maniatado. Los asaltantes tenían la idea de alzarse con los pocos objetos de valor que le quedaban. Antes de morir, Segura fue severamente golpeado y su casa incinerada. Cuando llegó la Policía, estaba en el piso atado de pies y manos a una silla y presentaba algunos golpes en la cabeza que poco después le causaron la muerte.

Los móviles dieron con el hombre porque encontraron su camioneta abandonada a pocas cuadras de la casa, también bajo llamas, y decidieron ir a verlo para ver qué pasaba.

La premura en la investigación derivó en las detenciones de cinco sujetos que fueron imputados y llevados a juicio.

Larga espera

Maximiliano Rosales, Nicolás Rosales y Ramón Arenas fueron acusados por homicidio criminis causa por el robo y asesinato. En tanto se imputó a otros tres sujetos por formar parte de la gavilla, que tienen un largo prontuario de robos que terminaron en incendios.

El 24 de junio pasado comenzaron a ser juzgados en la Quinta Cámara del Crimen, después de alguna demora ya que la fiscal de Cámara estaba de licencia y hubo que designar un subrogante.

Cuando ya se habían desarrollado algunas jornadas, el debate quedó trunco. Uno de los jueces se enfermó y su remplazo no pudo presentarse a todas las jornadas.

Para dilatar aún más el proceso, la Cámara fue recusada porque había hecho un cambio de calificación en el caso y la defensa interpretó que los jueces ya se habían expedido al respecto de los imputados. Ante esto, se decidió que el caso fuera tomado por la Sexta Cámara del Crimen.

El problema es que este tribunal tiene un cronograma establecido que no preveía la incorporación de un nuevo debate, por lo que la fecha de inicio es incierta. Y los acusados, de no ser juzgados en las próximas semanas, podrían quedar en libertad ya que en octubre se vence el plazo de la prisión preventiva. “Es una falla en el sistema por las inconsistencias y problemas de organización interna”, opinó el querellante, Marcelo Puerta.

El hecho de que los acusados esperen un nuevo juicio en libertad es algo que preocupa a los allegados de la víctima, sobre todo porque los imputados podrían desaparecer una vez que salgan de prisión. “Nadie nos da una solución. Sabemos que en parte ha sido mala suerte (por las demoras), pero necesitamos que nos den respuestas”, pidió Claudio.

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