Hay un fuerte reclamo sobre la necesidad de proteger los restos del Acueducto Histórico de Mendoza, en El Challao, en riesgo de destrucción desde hace tiempo. El sistema de captación y conducción de agua de manantial y de bebida que se trata de salvar, fue realizado a principios del siglo XIX, entre 1812 y 1814.
En el Archivo General de la Provincia hay testimonios documentales que demuestran la importancia de la obra de ingeniería hidráulica, compuesta por el sistema de captación del manantial de El Challao y una conducción de 12 kilómetros hasta la antigua población de entonces, utilizando canales cubiertos construidos con ladrillos, salvando los accidentes del terreno mediante puentes resueltos en una sucesión de arcos de medio punto en piedra y ladrillos asentados con argamasa.
Se trató de un emprendimiento destacado que aún hoy, a más de 200 años, asombra por los detalles de ingeniería e hidráulica que superaron, entre otros inconvenientes, resolver el desnivel de 190 metros entre el manantial y la ciudad con la construcción de cámaras de descompresión y sistemas de sedimentación. El conducto recorría el área central de la precaria población de entonces y alimentaba una fuente octogonal en el centro de la plaza fundacional, hoy Pedro del Castillo. El sistema estaba en servicio hacia 1816 cuando se declaró la Independencia y subsistió hasta el terremoto de marzo de 1861.
En 1996 luego del descubrimiento y recuperación de la fuente de la plaza Pedro del Castillo, en el Área Fundacional, se realizaron los primeros relevamientos y estudios de su traza. Muchos investigadores se aplicaron a su estudio, entre otros el arqueólogo Horacio Chiavazza, y modernamente el arquitecto Juan Carlos Marinsalda, delegado de la Dirección Nacional de Arquitectura. También se ha ocupado el plantel de la Dirección de Patrimonio Cultural.
Asimismo hay preocupación por la reliquia del pasado en la comunidad de El Challao, que elevó a la Dirección de Patrimonio un proyecto de declaratoria patrimonial y puesta en valor, sin resultados positivos. En este sentido es meritorio el accionar de la Fundación Pedemonte, que encabeza Brenda Junín.
Los rastros del canal bicentenario -al oeste del barrio privado Rucalén- corren peligro de desaparecer por proyectos inmobiliarios que arrasan con el medio ambiente, destruyendo la flora y alterando la topografía al cegar cauces y nivelar grandes superficies, y que no trepidarán en dar cuenta de los restos supérstites del acueducto y todo su contexto.
Comunidad e investigadores patrimoniales piden por lo tanto que el Acueducto Histórico El Challao sea declarado urgentemente Patrimonio Artístico Cultural y Natural y Monumento Histórico Nacional.
A juzgar por declaraciones recientes de la presidente de la Comisión Nacional de Monumentos y Bienes Históricos, Teresa de Anchorena, hay una cuota de esperanza sobre el éxito de esta cruzada. La funcionaria dijo que el desafío actual de la Comisión continúa siendo proteger, mantener y poner en valor lo patrimonial, para que pueda ser disfrutado por las generaciones actuales y perdure en el futuro. Y prometió realizar un exhaustivo relevamiento del estado de los bienes declarados en todo el país. El organismo nacional se ahorrará aquí el estudio del acueducto con la documentación científica que está en condiciones de proveerle Mendoza, y podrá resolver afirmativamente la solicitud mendocina sobre esta riquísima herencia.