Actitud celestial

Con una cátedra de humildad, coraje y solidaridad, Gutiérrez doblegó al “todopoderoso” Gimnasia y se trepó a la punta.

Actitud celestial

“Ahora David corre hacia Goliat. Saca de su bolso una piedra, la pone en su honda y la lanza contra Goliat con toda su fuerza. ¡La piedra entra en la cabeza de Goliat, quien cae muerto...” Sin dudas, la historia bíblica de David y Goliat nos permite sintetizar o describir el triunfazo que Gutiérrez Sport Club obtuvo ante Gimnasia y Esgrima por 1 a 0. Tres puntos que le permiten, por ahora, mirar a todos desde arriba.

Ni la infraestructura, ni el presupuesto ni la jerarquía del plantel del Lobo intimidaron a un plantel Celeste que tiene el sello de la humildad y la solidaridad como estandarte. Hambre de gloria. Sueños de historia grande. Cuando el sanjuanino Mario Ejarque hizo sonar el silbatazo inicial a las 17.30 en punto, los nombres y las trayectorias quedaron de lado. Los análisis previos quedaron en bocetos.

Era la oportunidad de saltar a la punta. La posibilidad de cambiar murmullos y fastidio por aplausos y reconocimiento. Así lo entendió el jugador de Gutiérrez, que dejó la vida en cada pelota dividida. Conocedor absoluto de sus limitaciones futbolísticas, tuvo la facultad de explotar sus virtudes al máximo.

Así logró neutralizar a un Gimnasia anémico. Sin ideas ni rebeldía. Por esta razón, en general, el dominio del balón y el trámite del partido lo manejó el equipo del Cachorro Abaurre. Con un Lucas González endemoniado por izquierda, más el indestructible bloque conformado por “Negro” Valenti y Mauro Orué por derecha, el Celeste hizo temblar a la última línea del Lobo. Sin embargo, falló en la puntada final. Por momentos, abusó del centro cruzado pero ésa era la idea. Así lo explicó su entrenador y así lo concretaron sus jugadores.

A la postre el respeto al orden táctico tanto defensivo como defensivo, le iba a dar réditos más que positivos porque así llegó el tanto del triunfo sobre el final. Gran recuperación del “Torito” Lucero tras un centro muy pasado, peleó el balón, lo protegió y tocó atrás para Visaguirre. El ex Tomba, de muy buena pegada, apostó de nuevo y tiró un centro pasado. Recibió Lucas González, dominó el fútbol y fusiló a Matías Alasia. En el camino, peinó Joan Juncos e infló la red visitante. Golazo. Delirio y triunfo.

Triunfo con sabor a revancha (el Lobo había ganado en el debut por 2 a1) y punta de color Celeste. Premio gigante al convencimiento del Cachorro Abaurre. Jugando en calle Boedo no se pueden escapar tres puntos. Por ello, se entiende que terminó jugando con cuatro delanteros: Navarrete, González, Lucero y Juncos.

Había que buscar el triunfo y lo encontró. Todo lo contrario en el banco de Gimnasia. Inentendible la salida de César Carranza, el único jugador que brindó algo de fútbol y picardía a un equipo perdido. Sin rumbo. Hasta el momento, sólo acumula nombres y apellidos.

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