Muchas veces, en esta columna, hemos mencionado el vocablo 'acrónimo', pero no hemos tenido en cuenta que no todos los lectores conocen el significado del término. Sabemos que la prisa en el habla y la necesidad de economizar esfuerzos en la producción de mensajes nos conducen a abreviar, de alguna manera, el material léxico de diferentes formas. Una de ellas son los acrónimos.
El término no responde a un solo concepto: sabemos que, por un lado, se denomina 'acrónimo' al vocablo formado por la unión de elementos de dos o más palabras; algunos ejemplos son 'ofimática' (de 'oficina' e 'informática'; 'Mercosur' (de 'Mercado Común del Sur') y 'sonar' (de sound, navigation and ranging).
Pero también se denomina 'acrónimo' a una sigla que se ha convertido en una palabra común: es lo que ha sucedido con 'ovni', con 'láser' y con 'sida'. Estos acrónimos, al incorporarse al léxico común del idioma, se escriben con minúscula inicial, salvo que, por ser el nombre de una institución, deban llevar la primera letra con mayúscula, como en 'Unesco' e 'Interpol'. Hay que tomar en cuenta que algunos acrónimos son calcos del inglés; así, 'ovni' ("objeto volador no identificado") es calco de UFO (unidentified flying object); 'sida' ("síndrome de inmuno deficiencia adquirida") es calco de AIDS (acquired immune deficiency síndrome). Casos como el de 'láser', sustantivo con acento en la penúltima sílaba, como voz grave, nos permiten explicarnos cómo y por qué se opta por una versión más económica del concepto: si tuviéramos que decir el concepto en todo su desarrollo, sería light amplification by stimulated emission of radiation o, en español, "amplificación de luz mediante emisión inducida de radiación". Indudablemente, la prisa nos vuelca hacia 'láser', sigla que llegó a acrónimo porque se hizo sustantivo común.
Los acrónimos que provienen de siglas adoptan normalmente el género de la palabra núcleo de la denominación completa; por eso, 'la uci' es de género femenino porque la palabra nuclear es 'la unidad'; 'el sida' es masculino porque el núcleo es 'el síndrome'; ¿y por qué 'láser' es masculino, si originalmente la palabra nuclear era "light" ("luz"), para nosotros de género femenino? La explicación es que 'láser' se refiere al elemento tácito 'rayo', de género masculino.
Una de las últimas comunicaciones de la Fundéu nos habla de un acrónimo proveniente de una sigla: se trata de 'mena', que originalmente fue la sigla 'MENA' ("menor extranjero no acompañado"); al sustantivarse, quedó como un sustantivo común en cuanto al género. En efecto, se puede decir 'el mena' y 'la mena'. Su plural es 'menas'.
Otro comunicado reciente de la Fundéu habla acerca del neologismo 'ecocidio': aún no figura en el diccionario académico y responde al primer concepto de acrónimo, pues resulta de ensamblar dos elementos compositivos, uno inicial y otro terminal: 'eco' y 'cidio'. El primero, de origen griego, conlleva los valores de "casa, ámbito vital, ecológico"; el segundo, de origen latino, significa "acción de matar". Por ello, 'ecocidio' queda definido como "exterminio del ámbito vital" o "daño ecológico muy grave": "Se prohíbe la pirotecnia por el ecocidio que produce".
Alguien quizá pueda decir que no utiliza acrónimos en sus producciones; sin embargo, no es así: todos los usamos de manera permanente, pues sirven a la economía de la lengua y forman parte de nuestro vocabulario habitual. Lo vemos en los siguientes ejemplos, de uso diario: "Buscan CEO para importante bodega local", "Se relajará en el spa", "No hay buen wifi en las habitaciones", "Solamente con un emoticono nos comunicó su estado de ánimo", "Se alojaron en un moderno motel".
CEO: Originalmente se trata de la sigla CEO, proveniente de la expresión en inglés "Chief Executive Officer", ("Principal oficial ejecutivo"), dentro del ámbito empresario; su uso permanente como sustantivo, lo ubica en camino a transformarse en un acrónimo; cuando ello ocurra, ya no necesitaremos escribir el vocablo con mayúsculas y podremos pluralizar 'ceos'. Eso sí: como sigla o como acrónimo, podemos darle pronunciación española.
Spa: Si buscamos el término en el diccionario académico, nos dirá que este sustantivo proviene de spa, voz inglesa que, a su vez, nos llega desde el nombre de la ciudad Spa, de la provincia de Lieja, en Bélgica, famosa por sus aguas curativas. Es un sustantivo de género masculino utilizado para designar un establecimiento que ofrece tratamientos, terapias y sistemas de relajación por medio de la utilización del agua, generalmente corriente. Este sustantivo se ha castellanizado y puede escribirse 'espá', con plural 'espás'. Otra fuente explica el origen del vocablo en la sigla SPA (del latín "salus per aquam" = "salud a través del agua"); esa sigla devino en acrónimo, al utilizarse como sustantivo.
Wifi: El término está incorporado en la última edición del diccionario académico, como 'wifi' y ' wi fi'; proviene del inglés, se trata de una marca registrada y queda definido como "sistema de conexión inalámbrica, dentro de un área determinada, entre dispositivos electrónicos y para acceso a internet". Muchos piensan que se trató de una sigla hecha acrónimo, a partir de los términos ingleses "Wireless fidelity", pero, si bien se ha sustantivado, es un caso de transformación de una marca registrada en sustantivo común, tal como 'aspirina', 'vaselina', 'celofán' o 'clínex'. Se usa en aposición para acompañar tanto a sustantivos masculinos como femeninos: 'sistema wifi' y 'zona wifi'.
Emoticono: Es un acrónimo formado por los vocablos ingleses "emotion" e "icon", que significa la representación de una expresión facial que alude al estado de ánimo del remitente de un mensaje electrónico.
Motel: Este acrónimo proviene del inglés, idioma en el quedó formado a partir de motorcar (automóvil) y hotel (hotel). Designa un establecimiento público, situado generalmente fuera de los núcleos urbanos y en las proximidades de las carreteras, donde se facilita alojamiento en departamentos con entradas independientes desde el exterior; un motel tiene, en lugares próximos o contiguos, cobertizos para automóviles.