En nuestra columna anterior, hablamos de la prisa en el decir cotidiano y presentamos las abreviaciones, como formas habituales de expresión que han operado un recorte en su significante, sin que dicho recorte haya implicado una modificación en su significado.
Una de esas formas de abreviación son los acortamientos; de ellos, nos dice la Academia que son unidades léxicas creadas por reducción fónica de una palabra ya existente. Estas unidades pueden revestir dos formas: la apócope y la aféresis.
Serán formas de acortamiento por apócope (voz de origen griego, cuya etimología nos remite al verbo apokóptein = “cortar”) aquellas que han callado la parte final del vocablo; así, escuchamos a los alumnos llamar ‘profe’ al profesor o a la profesora, a los alumnos de la primaria nombrar a la maestra como ‘seño’, por ‘señorita’; los estudiantes irán al ‘cole’ y a la ‘facu’, cursarán el ‘pre’, usarán la ‘compu’, tomarán el ‘micro’, el ‘subte’ o el ‘trole’ para llegar a sus lugares de estudio y de trabajo.
Todos aprovecharemos el ‘finde’ y así nos lo venderán como período de descanso y de turismo las diferentes publicidades; veremos algunas ‘pelis’ (como ‘películas’) y estaremos cómodamente calzados con ‘zapas’ (en lugar de ‘zapatillas’); cuando uno de nuestros hijos nos pida algo encarecidamente, no lo hará con la fórmula habitual de “por favor”, sino que acompañará el pedido con el acortamiento ‘porfi’ o ‘porfa’.
No estamos hablando de algo nuevo al referirnos a los acortamientos; ahora se ha generalizado su uso, pero en la realidad cotidiana convivimos desde hace mucho tiempo con formas apocopadas como ‘taxi’ (por ‘taxímetro’), ‘cine’ (por ‘cinematógrafo’), ‘foto’ (por ‘fotografía’), ‘tele’ (por ‘televisión’), ‘moto’ (por ‘motocicleta’); ‘bici’ (por ‘bicicleta’); ‘promo’ (por ‘promoción’) y ‘demo’ (por ‘demostración)
También, aunque quizás en menor medida, usamos acortamientos por aféresis, cuando suprimimos la parte inicial de los términos. Los usuarios del transporte público tomarán el ‘bus’ (en lugar del ‘ómnibus’ o ‘autobús’) y el instrumentista interpretará el ‘chelo’ (en lugar del ‘violonchelo’). Al oriundo de Nápoles, no lo llamaremos con el extenso gentilicio ‘napolitano’, sino con el acortamiento ‘tano’, que luego se hará extensivo a todos los oriundos de Italia. Enviaremos una fotocopia a la distancia a través del ‘fax’, aféresis de ‘telefax”.
¿Cómo se colocan en plural estos acortamientos?
Si se trata de sustantivos, el plural sigue las reglas generales: el bus y los buses; la foto y las fotos; la mini y las minis; el micro y los micros. Sin embargo, constituyen excepciones los acortamientos ‘súper’ e ‘híper’, que se refieren a los establecimientos comerciales grandes: ellos permanecen invariables y únicamente advertimos la pluralización a través del cambio de artículo. Entonces, diremos: El híper cerrará este domingo y Los híper cerrarán este domingo.
En el súper, encontrará mejores precios y En los súper, encontrará mejores precios.
Los adjetivos que han sufrido acortamiento suelen mantenerse invariables en plural: película porno y películas porno; moda retro y modas retro; escuela progre y escuelas progre.
En el ámbito de los nombres propios, los acortamientos se aplican también a ellos y se los denomina “hipocorísticos”: ‘Bea’ (por ‘Beatriz’); ‘Nito’ (por ‘Marianito’); ‘Isa’ (por ‘Isabel’); ‘Lupe’ (por ‘Guadalupe’); ‘Fran’ (por ‘Francisco’) y ‘Seba’ (por ‘Sebastián’).
También y ya no por razones de prisa, sufren apócope los ordinales ‘primero’ y ‘tercero’ cuando van ante sustantivos de género masculino: ‘primer puesto’ y ‘tercer asiento’. En cambio, no apocoparán las formas ‘primera’ y ‘tercera’: Vaya por el pasillo hasta la primera puerta y La tercera candidata aún no ha sido convocada. Es muy común escuchar y leer *primer hora, *tercer semana, *primer noticia, *tercer línea, cuando lo correcto es, respectivamente, ‘primera hora’, ‘tercera semana’, ‘primera noticia’ y ‘tercera línea’.