Tienen relación también con los cambios hormonales que hacen que estos aceites varíen. Al convertirse en más viscosos, los aceites naturales de la piel salen de la glándula que los contiene y tapan los poros.
Para que, en los adultos, este balance equilibrado entre los aceites propios de la piel y las variaciones hormonales hay temas de alimentación que debemos cuidar.
Es importante disminuir el consumo de productos lácteos. Recientemente, varios estudios clínicos han demostrado la relación entre el consumo de leche y el acné, pues contiene precursores de la testosterona que aumentan la producción de sebo.
El consumo de alimentos ricos en zinc como semillas de zapallo, chía y de linaza, los probióticos como la avena, las hojas verdes como el brócoli y el repollo contribuyen a eliminar toxinas que generan el acné. Crucial es, también, el consumo abundante de agua.