En los últimos años, especialmente luego del conflicto entre el Gobierno y las entidades del campo, el kirchnerismo inició una avanzada sobre los medios de difusión, que se concretaron a través del envío de la denominada Ley de Medios Audiovisuales, mientras paralelamente se impulsaba la apertura de canales de televisión y de licencias de radios AM y FM en el interior del país. Fue en ese marco que Mendoza, la cual había realizado las gestiones previas ante la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, logró las licencias respectivas para la instalación de un canal de televisión administrado por el Estado provincial.
En un país que se dice federal, pero que en realidad mantiene una absoluta concentración de poder en el Gobierno nacional, y con la mayoría de los medios de difusión dedicados a lo que sucede en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, contar con un nuevo canal local, dedicado exclusivamente a Mendoza, no aparece como un hecho desatinado porque, bien conducido, puede llegar a hacer conocer la realidad de un interior provincial que muchas veces también está olvidado.
Pero, precisamente, la gran incógnita se centra en los contenidos, porque los antecedentes sobran y no por sus bondades. Sólo cabe señalar lo que sucede con el canal oficial a nivel nacional, que utiliza sus espacios para realizar una descarada propaganda oficial, que cuenta con programas “de opinión” integrados por personas que, diciéndose periodistas, pierden absolutamente la objetividad para atacar, denostar y degradar a cualquier figura que desde los ámbitos políticos, sociales o empresarios, no coincidan con la actual gestión gubernamental.
Que invierte miles de millones de pesos en programas deportivos usados para propaganda política. No se tiene en cuenta que ese canal del Estado es mantenido con el aporte de todos los argentinos, no sólo del 54%que dio el triunfo al kirchnerismo, como se remarca en forma insistente.
Ya desde la oposición política local surgió una nota enviada al Gobernador en el que se solicita información sobre los avances del canal, planteando que las distintas corrientes políticas tengan oportunidad de participar en la conformación de la señal y que se dispongan espacios que contengan a las distintas corrientes del pensamiento. En ese marco, recuerdan que la televisión pública nacional va contra la pluralidad política a raíz del manejo discrecional de espacios y recursos.
La primera señal del nuevo canal estatal mendocino se dio durante la Fiesta de la Vendimia y la intención es que comience la transmisión diaria a partir de julio. Por ese motivo también se están apurando los trámites en las instalaciones del espacio cultural Le Parc y en la figura legal que no genere demoras en el inicio de las transmisiones. Paralelamente se enviará un proyecto a la Legislatura a los efectos de remarcar la intención de que se trata de una “sociedad estatal”. Respecto de los contenidos, el funcionario a cargo de la comunicación pública aseguró que se emitirán programas políticos “con la participación de todos los sectores” y que intentarán generar “debates en vivo, sobre distintos temas, entre oficialistas y opositores”.
También resulta interesante el anticipo que señala que se buscará apuntar a la cultura de los mendocinos y a la intención de contar con profesionales de la comunicación que actuarán a modo de corresponsales en los 18 departamentos de la provincia, a los efectos de reflejar lo que sucede en cada rincón del territorio.
Es de esperar que esos anuncios previos se reflejen en hechos concretos. Que las designaciones del personal recaigan en personas con capacidad en la comunicación y no se convierta en una bolsa de trabajo de militantes. Debe ser un canal del Estado, no de un gobierno o de un partido político y al servicio de toda la sociedad mendocina.
