El domingo 11 del agosto, diario Los Andes publicó un artículo escrito por los Dres. Thomas y Quesada acerca de las tenebrosas cifras de accidentes vehiculares en nuestro país.
Más allá del diagnóstico, ambos profesionales ensayaron una serie de recomendaciones valiosas con el fin de vencer el sombrío cuadro de la realidad. Pero creo, en mi modesto entender, que soslayaron el principal de los remedios para este mal social: la educación.
Educación vista de manera integral y no solo circunscrita al área escolar. Me refiero a la educación en la familia. Cuando vemos a niños atacados por escandalosos berrinches en los lugares públicos, con padres complacientes que al parecer padecen de sordera incurable y total, a padres temerosos de los hijos e incapaces de administrar un correctivo, de niños que insultan con groserías a sus padres, imitando seguramente el vocabulario de estos en su trato con los hijos, etc...
comprendemos dolorosamente el resultado futuro. Jóvenes y adultos insensibles ante las reglas del tránsito vehicular, transgresores consuetudinarios de las normas, prepotentes conductores insultantes con quienes los "demoran" con su manejo cuidadoso, etc,etc.
En resumen, creo que una profunda transformación del rol educativo en el hogar traerá consecuencias transformadoras en la idiosincrasia de nuestra gente y con ello el soporte necesario e insoslayable para que las medidas propuestas, como es el caso de las de los doctores en mención resulten positivas. De otro modo, cualquier intento de arreglar este grave problema, será vano.
Luchemos contra las ideas seudo modernistas y "progres" de los que alientan una supuesta libertad y "espacios de decisión" en los niños, cuyo desarrollo evolutivo psíquico no les permite, ideas absurdas que han propiciado este desbarajuste que causa muerte y daños irreparables.
Carlos Pérez Salinas - DNI 18.905.369
