Accidentes en montaña: ¿cómo parar?

Un nuevo siniestro fatal vuelve a poner en foco las medidas de seguridad vial y las irregularidades, en diferentes niveles.

Accidentes en montaña: ¿cómo parar?
Accidentes en montaña: ¿cómo parar?

Continúan produciéndose con imperturbable periodicidad siniestros viales con unidades de transporte público de pasajeros en nuestros caminos de montaña.

Antes del festejo navideño se debió lamentar el vuelco de un ómnibus de la empresa Buses Ahumada Internacional, a la altura de los kilómetros 1155/56, de la ruta nacional 7, Corredor Bioceánico, a unos 10 kilómetros al oeste de la localidad de Uspallata. En el siniestro murieron tres de las 45 personas que viajaban a bordo, dos niños de corta edad y una ciudadana peruana de 35 años y varios heridos.

La causa se encuentra en desarrollo pero la fiscal del caso ya imputó por homicidio culposo al chofer del ómnibus, quien tendría sobre sus espaldas la responsabilidad del accidente, al confesar inicialmente que al instante de perder el dominio de la máquina se había quedado dormido.

Es el cuarto siniestro que se produce en caminos argentinos con penosos saldos fatales en un relativamente corto tiempo.

En febrero de este año se desbarrancó en Las Cuevas una unidad de la compañía Meltur, que viajaba a Paraguay con un contingente deportivo de chicos chilenos, tres de cuales fallecieron.

En el mismo mes, pero de 2017, un colectivo de la trasandina Tur Bus se accidentó en Horcones, también sobre la ruta 7: 19 pasajeros perdieron la vida. En los dos casos ya actuó la Justicia mendocina, produciendo condenas: 14 años de cárcel e inhabilitación perpetua para conducir vehículos motorizados a Leonel Quiroga, el chofer del coche de Meltur, y 20 años para su colega de Tur Bus, Francisco Sanhueza.

El tercer suceso de esta condición  ocurrió en junio de 2017. Se lo recuerda como la "tragedia de la Cuesta de los Terneros", sobre la ruta nacional 144, San Rafael: 15 muertos.  En todos los casos se comprobó impericia de los conductores y velocidad excesiva en el manejo de los vehículos confiados a su responsabilidad.

A diferencia de las tragedias de Horcones (Tur Bus) y Las Cuevas (Meltur), los testimonios de los pasajeros del automotor de Ahumada no habrían cuestionado, en principio, la velocidad, calificada como "normal", a la que manejaba el conductor Víctor Gómez, quien habría perdido el dominio del rodado al quedarse dormido durante un instante. Las causas las revelará la investigación judicial y de los peritos del accidente.
Lo cierto que estos sucesos siguen enlutando rutas de la provincia. La responsabilidad que les cabe a los choferes en casos de percances como del domingo 23, envía al centro de la escena la reiteración de estos siniestros y por qué se producen.

Se especuló que habría mayores medidas de precaución. Pero no fue así.

Falta de mantenimiento en las señales de tránsito, choferes con demasiadas horas al volante (especialmente en temporada veraniega), imprudencia, empresas del ramo que no completan un adecuado mantenimiento de sus unidades y sobre todo velocidad imprudente al momento de la brusca interrupción del viaje, son causas que se analizan, pero que no se alcanzan a neutralizar de manera segura para evitar que otra vez se produzcan estos penosos hechos. También se deberá verificar si en el tramo donde se produjo el desbarrancamiento, el camino se encuentra en su mejor condición, existiendo un informe del aventajado Instituto de Seguridad Vial (ISEV) que indica que en parte de ese sector existen unos antiguos (por concepto y diseño) pretiles de hormigón que no pueden ni "contener" ni "redirigir" a un vehículo que despista.

Igualmente las compañías deberán repasar sus procedimientos de operación. Hay apreciaciones de choferes que indican que andan "rebotando", expresión que remite a la falta de descanso adecuado entre un viaje y otro.

Habrá que trabajar entonces intensamente n controlar que los conductores dispongan del reposo necesario entre una travesía y la otra. Aquí deberá intervenir la responsabilidad empresarial para morigerar esta grave situación, y como en el camino a Chile se han comprobado numerosos casos de exceso de velocidad, los controles deberán aumentarse y superar la escasez actual,  salvo los días posteriores a tragedias como las narradas.

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