Acá tenés la defensa

La última línea albiceleste era lo más criticado por los hinchas. Con el ingreso de Demichelis todo cambió.

Acá tenés la defensa
Acá tenés la defensa

Bélgica no tuvo caminos. Ni por derecha, ni por izquierda ni por el centro encontró los espacios como para llegar cara a cara con Sergio Romero. Más allá de no brillar, el Seleccionado argentino redondeó un gran partido desde lo táctico, consiguiendo tras 24 años un boleto a las semifinales de un Mundial de Fútbol.

Tomar desafíos...

Alejandro Sabella sabía que, ante la complejidad creciente que representa seguir avanzando en el Mundial, debía corregir el desequilibrio que representaba la zaga central argentina. Federico Fernández no daba garantías y el equipo pedía a gritos un cambio en esa zona.

El ingreso de Martín Demichelis sirvió no solo por todo lo que puede aportar el defensor del Manchester City, sino también porque fue clave para acomodar a Ezequiel Garay, su compañero de zaga, quien terminó rindiendo en grandísimo nivel. El rendimiento individual de los centrales potenció el nivel colectivo de la última línea.

Durante la primera mitad, cuando Argentina debía hacerse protagonista, los centrales empujaron a sus compañeros a jugar más lejos de la valla de Romero y más cerca de la mitad de la cancha. La voz de mando de Demichelis fue importante para modificar una de las grandes fallas hasta el momento: defender tan cerca del arco propio. Es cierto que en la segunda mitad Bélgica empujó y Argentina retrocedió demasiado, pero jamás se metió en el área propia. Eligió defender unos metros más adelante y para ello agrupó (correctamente) a sus defensores y volantes.

Esta vez, la confianza fue surgiendo desde las entrañas de una defensa que mordió en todos los sectores del campo y hasta se animó a ser salida. En el primer tiempo, cuando Bélgica no presionaba, Demichelis se mostró como primer receptor para iniciar los ataques sin dividir el balón en lanzamientos largos. Con su propia decisión para jugar despejó la indecisión que sobrevolaba a la última línea argentina desde hace varios encuentros.

Asumir riesgos...

Sabella no sólo ordenó el ingreso de Demichelis, sino que sumó a José Basanta (en reemplazo de Marcos Rojo, suspendido) y a Lucas Biglia (por Fernando Gago). Estas modificaciones también aportaron al bloque defensivo.

El lateral izquierdo, con menos salida que el exdefensor de Estudiantes LP, fue parte de la resistencia albiceleste y terminó configurando un gran partido. Atento, solidario y corajudo, se animó en algunos ataques aunque prefirió cerrar sobre su lateral y dejar que fuera Pablo Zabaleta quien abriera el campo sobre el otro sector.

Biglia, acompañando a un Javier Mascherano enorme, otorgó el equilibrio que pedían a gritos los hinchas y hasta los propios defensores albicelestes. Aunque no tiene la circulación de balón que entrega Gago, el exArgentinos Juniors se mostró como referencia, como continuidad de jugada, aunque sin llegar a ser el primer pase. Fue Mascherano quien se comprometió con esa tarea y Argentina ganó equilibrio y solidez.

El juego aéreo fue un aspecto que mejoró notablemente con las modificaciones implementadas. Es cierto que Bélgica eligió esa vía para buscar la igualdad, pero casi nunca tuvo acciones claras para rematar de cabeza.

La clave del éxito

Frente a Holanda, Argentina enfrentará otro juego totalmente diferente desde su concepción misma. El rival, la instancia que se juega y la necesidad de modificar el esquema serán aspectos a tener en cuenta. La baja de Ángel Di María por lesión hace presumir que Enzo Pérez podría ir desde el inicio. Otro cambio que le daría mayor equilibrio a la zona media. Así, tal como sucedió ayer, Zabaleta se vería menos desbordado frente al uno-dos rival.

Argentina parece haber encontrado un equilibrio en el momento justo. Holanda es la próxima estación y allá vamos.

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