Bajo la lluvia, Independiente se hizo dueño del Parque

Por primera vez el Superclásico se jugaba en cancha de Gimnasia, que no pudo torcer la historia: cayó otra vez ante Independiente, que ahora estiró la paternidad a 14 partidos y está invicto ante el Lobo en los torneos federales.

Bajo la lluvia, Independiente se hizo dueño del Parque
Bajo la lluvia, Independiente se hizo dueño del Parque

Debajo de la alfombra, atrás de un cuadro, en algún rincón del camarín... ¿Dónde está la explicación a esta paternidad que parece no tener fin?  ¿Independiente fue superior? No, fue efectivo, práctico, ordenado. ¿Se gana con la camiseta? Una locura, ninguno de estos futbolistas escribieron la historia reciente del Superclásico mendocino.

En la efectividad parece estar la explicación primera: Independiente llegó tres veces al arco y convirtió todo; Gimnasia también tuvo tres y no convirtió nada (el gol llegó por una jugada fortuita). ¿Gimnasia pagó su inexperiencia en la categoría? Independiente, como institución, lleva más de un lustro en la B Nacional pero no sus futbolistas.

Imperiale, Gautier, José Méndez, Vizcarra, Minich estuvieron ayer en cancha y llegan desde divisiones menores o de categorías inferiores. Gimnasia sólo tiene a Oga y Corvalán con un paso fugaz y otro fallido por la divisional pero las distancias en la composición del plantel no se insinúan significativas como para ser determinantes. Sí, la distancia es mayor en los cuerpos técnicos (Garnero dirigió Primera División, ascendió con San Martín de San Juan; mientras que Arias debutó como entrenador hace un par de años y dirigió ayer su séptimo partido en la B Nacional).

El empeño en buscar la explicación por algún lado es porque dentro del campo de juego no pueden encontrarse. El partido fue mal jugado porque dentro del Víctor Legrotaglie entraron los equipos que ocupaban los puestos 14 y 16. Dos elencos irregulares, sin brillo y bien distintos a la hora de tratar el balón. Gimnasia demuestra su voluntad de juntarse, de progresar en el campo con pases cortos y al ras del piso.

Pero sólo con buenas intenciones no alcanzan. Termina siendo redundante y previsible sino se imprime vértigo en los últimos metros. La Lepra apuesta a la segunda pelota, no traslada y busca al ‘Obelisco’ de Pereyra para que habilite de cabeza a uno de sus compañeros de frente al arco, o lo buscan por abajo para generar faltas cerca del área. Así, con poco, le sobró para vencer otra vez al Lobo. Ganó Independiente el Superclásico. Chocolate por la noticia.

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