Casi 8 de cada 10 niños víctima de abuso sexual son mujeres. Según el Programa de Prevención y Atención Integral del Maltrato Infantil en torno al 76% de los casos identificados corresponden a este género.
Esta proporción parece ponerse más de manifiesto en las denuncias o casos que llegan a solicitar asistencia ya que en algunos ámbitos donde se ocupan del tema consideran que en la práctica esta diferencia no es tan marcada.
Especialistas señalaron que para los varones es aún más difícil pedir ayuda por la carga social que puede tener el tema; para ellos implica además romper con la idea de un estigma porque impacta en su imagen de virilidad.
Según datos del Programa de Prevención y Atención Integral del Maltrato Infantil, la franja de edad en que estas situaciones son más comunes va desde los 6 a los 12 años mientras que luego vuelve a haber un pico de casos en adolescentes.
Su titular, Silvina Mollo agregó que en 2015 se atendieron -sólo allí- mil casos mientras que estos corresponden a entre 13 y 15% de la totalidad de situaciones de maltrato infantil.
Años de padecimiento
Es común que los niños que son víctimas de abusos sexuales lo padezcan durante años hasta que logran obtener ayuda.
La mayoría de los abusos son de índole intrafamiliar, mientras que si este se da en el marco del núcleo familiar es cuando hay más chances de que se vuelva sistemático.
Pero también es común que el victimario sea alguien por fuera de este, una persona de confianza para el niño o el resto de quienes lo tienen a cargo lo cual funciona como impedimento para la sospecha.
Este es uno de los motivos que sustentan la duración en el tiempo del abuso, justamente la confianza.
Para Marcia Fuentes, psicóloga y coordinadora del Órgano Administrativo Local (OAL) de Guaymallén la extensión "dependerá de la dinámica familiar y la relación de confianza que tenga (el niño) con el progenitor o progenitora", lo que le dará más comodidad para poder hablar del tema.
Pero, por otra parte, el abusador también se vale de su posición de poder para manipular al niño.
"Cuando hay una vulnearción del derecho a la integridad, las situaciones a las que son sometidos los niños tienen que ver con una manipulación psicológica", explicó Verónica Álvarez, directora del OAL provincial. Agregó: "en general, el abusador siempre es una persona conocida del niño, como familiar o vecino entonces todo empieza como un juego, se le dice que es divertido y está bueno que lo hagamos".
La titular del programa manifestó que en el abuso sexual se pone en juego un desequilibrio de poder en el que el victimario aprovecha la asimetría para satisfacer sus deseos sexuales. El pequeño, además, no tiene herramientas para reconocer la situación y defenderse.
"Los niños se quedan entrampados en las situaciones de abuso en parte porque muchas veces quien debe cuidarlos y quererlos les hacen daño y ellos así lo sienten", señaló Mollo.
Pero además hay que tener en cuenta que en casos en que se prolonga durante años puede haber una familia cómplice o en la que el resto de los adultos carezcan de herramientas para identificar o actuar frente a estos hechos.
Mollo señaló que el abusador es un perverso y si otro adulto es cómplice también lo es.
Dijo además que cuando el niño lo relata probablemente ha sido abusado mucho tiempo pero para él es difícil identificarlo o saber cómo proceder. "Son abusos crónicos en la mayoría de los casos, en los que hay tocamiento y/o exposición a relaciones sexuales de adultos o pornografía", no necesariamente se llega a acceso carnal, pero esto no quiere decir que sea menos grave.
Más visible
Pero para la funcionaria hay avances: hoy las situaciones de maltrato y abuso están visibilizadas por lo que quedan menos dentro del marco de la familia y hay más instituciones que se ocupan de esto.
El niño buscará alguien a quien le tenga confianza y sepa que lo va a ayudar para manifestarle lo que le está pasando, muchas veces son los docentes, los abuelos o algún otro familiar.
"Cuando se manifiesta hay una ruptura en el grupo familiar, (la víctima) siente vergüenza, temor, porque a veces hasta es amenazado" para que no hable, detalló.
En tanto, Fuentes agregó que cuando se dan estas situaciones van a ponerse en juego los factores de alarma y recursos protectores que tengan quienes estén en contacto con el niño y que les permitan detectar síntomas y actuar. Muchas veces se presentan cambios conductuales y emocionales en el niño, que pueden ser con características depresivas, berrinches o como orinarse en la cama o encopresis (no retener la materia fecal).
Cámara Gesell, un pedido con poca información
Una legisladora local consignó, en un proyecto de resolución, datos que tomó de una nota periodística sobre abuso sexual infantil y que después el organismo referido negó, dado que no habían sido divulgados oficialmente por no estar procesados aún.
La legisladora Mabel Guerra (UCR) presentó la semana pasada un proyecto de resolución a través del cual solicita la creación de una nueva cámara Gesell en la provincia. Para sustentarlo, se consignan datos atribuidos a estadísticas del primer semestre de este año del
Programa de Prevención y Atención Integral del Maltrato Infantil. Sin embargo, al ser consultada al respecto esta área negó tal información ya que se trata de algo muy reciente que no han elaborado y mucho menos difundido.
Ante tal situación la diputada reconoció que lejos de haber tomado información oficial, ésta fue obtenida de un medio de comunicación digital y por no encontrar la fecha de la publicación la atribuyó a este año.
Respecto del proyecto, la legisladora expresó que se solicita que "el Poder Judicial lleve adelante todas las gestiones necesarias para lograr la implementación y funcionamiento de otra cámara Gesell, lo cual permitiría agilizar los trámites que tienen que ver con las entrevistas que se le realizan a los menores de edad con el objeto de determinar con exactitud si hubo o no abuso sexual por parte de algún mayor".
Esto en función de que según señala el Cuerpo Interdisciplinario de abordaje cuenta solo con una cámara.
