El policía del grupo especial GES que mató de 14 balazos a un adolescente durante un allanamiento realizado en Las Heras el año pasado, fue absuelto lisa y llanamente.
Se trata de Pedro Moya (38), quien fue absuelto ayer a las 14 por el juez Carlos Díaz de la Cuarta Cámara del Crimen. El uniformado fue juzgado por homicidio agravado por el uso de arma -utilizó una ametralladora 9 milímetros- en exceso de legítima defensa, delito que tiene penas que van de los 6 meses a los 5 años de cárcel.
Se trata de un caso oscuro y complejo y "muy dudoso", según el fiscal de cámara Gonzalo Nazar, quien durante los alegatos optó por no acusar a Moya.
Las posiciones de las distintas partes fueron desde considerar que se trató de un homicidio hasta sostener cierto grado de responsabilidad de la víctima, el joven Maximiliano Ríos (16), quien tenía en su poder un arma calibre 22 cuando recibió la ráfaga policial.
Durante su alegato, Martín Ríos, abogado de la familia del adolescente muerto, consideró que Moya era culpable y debía recibir una pena de 3 años de cárcel y 5 años de inhabilitación.
En tanto que los defensores del integrante de GES -Pedro Lúquez y Roberto Godoy Lemos- propusieron que debía ser absuelto lisa y llanamente. Esta posición fue la que tomo el juez Díaz a la hora de sentenciar.
Un allanamiento, 14 balazos
En la madrugada del 10 de agosto de 2015, unos 15 policías de la unidad de Las Heras -apoyados por doce efectivos del GES- realizaron una serie de allanamientos en algunas viviendas del barrio Estación Espejo.
En ese momento había una pelea entre dos familias de la zona, que había llegado al extremo de producir algunos tiroteos callejeros.
Cerca de las 6.45, luego de realizar tres allanamientos, los policías irrumpieron en una vivienda ubicada cerca de México y Galigniana, donde buscaban a un hermano del chico muerto por abuso de armas.
Cuando entraron, en una de las habitaciones estaba Maximiliano y un hermano de 10 años.
La versión policial que trascendió en ese momento fue la siguiente: "Irrumpió personal de grupo táctico y encontró al muchacho en una habitación esgrimiendo un revólver. Uno de los uniformados disparó, primero en el brazo y después en el pecho".
Tres formas de verlo
La posición de la defensa y el fiscal fue que el chico tenía el arma en la mano y gatilló dos veces contra Moya pero las balas no salieron.
En cambio la querella sostuvo que el hermanito del chico dijo que estaba dormido y nunca le apuntó.
Durante los alegatos, el fiscal expresó: "Tengo dudas de que fuera un caso de legítima defensa y también si el uniformado cometió un error", contó Nazar, refiriéndose a la posibilidad de que el policía se hubiera equivocado al ingresar a la vivienda con el selector de su arma en opción "ráfaga" y no en opción "tiro a tiro" como indica el protocolo.
En cambio el abogado de la familia, Martín Ríos, señaló a Moya y a Salvadiego, su compañero, como unos mentirosos. Luego advirtió que "esto se trató de algo peor que un caso de exceso de legítima defensa, se trató de un homicidio" o bien que el uniformado actuó de forma negligente.
Por su parte, Godoy, adhiriendo a la posición de la Fiscalía, dijo que "el problema se suscitó por la actuación de la víctima", indicando que posiblemente el selector de la ametralladora se movió de forma accidental.