Absuelven a un policía que había sido denunciado por abuso sexual en 2010. Durante el juicio no surgieron pruebas para poder condenar al uniformado. Las pericias psicológicas de la denunciante indicaron que mentía.
Ayer los jueces de la Segunda Cámara del Crimen, absolvieron al auxiliar P. P., de 31 años, por el delito de abuso sexual agravado por el uso de arma de fuego y por ser funcionario público.
Los jueces Roberto Uliarte, José Valerio y David Mangiafico entendieron que no había pruebas contra el imputado, luego de que el fiscal de Cámara Darío Tagua no acusara al policía durante su alegato.
El defensor del policía, el abogado Oscar Mellado, también pidió la absolución de su cliente. En tanto que el abogado de la denunciante, Aníbal Sánchez, pidió que le dieran 15 años de prisión.
"Se terminó el sufrimiento de esta persona. Durante la instrucción penal preparatoria de caso se dictaron dos sobreseimientos y esta posición quedó ratificada en el debate. No se pudo probar ni la autoría ni si existió un hecho delictivo", explicó ayer el abogado Mellado.
"El policía también habló y dijo que una policía lo había identificado porque lo conocía de antes ya que se habían visto varias veces en Investigaciones", explicó el defensor.
El viernes 27 de junio, día en que se inició el debate, declaró la denunciante, una mujer que hoy tiene 25 años; y también su hermano, un chico de 19 que tenía 15 cuando se realizó la denuncia. Ambos cometieron algunas contradicciones a la hora de contar cómo fue el falso abuso.
¿Dos casos falsos?
Este caso salió en los medios de comunicación porque una menor denunció que había sido abusada por un policía. La fiscal especial Claudia Ríos tomó el caso y rápidamente demostró que era una falsa denuncia.
Que la chica había denunciado a un policía luego de escuchar, en su casa, que su tía había pasado por este mismo trance.
Esa tía, es justamente, la mujer que denunció a auxiliar ahora absuelto en estos términos: el 25 de febrero de 2010, por la noche, la joven iba con su hermano menor por Belgrano y Honorio Barraquero de Godoy Cruz cuando los paró un policía que salía del Casino y les pidió los documentos.
La chica no tenía documentación, por lo que el uniformado le dijo que la llevaría hasta la comisaría Décima de Guaymallén, que fueran caminando hasta un móvil que se encontraba en la calle Brasil.
Cuando llegaron a Brasil, la chica descubrió que no había ningún móvil y allí el policía la habría amenazado y la habría llevado hasta Dorrego.
Frente a una casa en construcción de la calle Sobremonte, el policía habría sacado el arma, la habría hecho ingresar al inmueble y allí, tras ponerle el arma en el vientre, la habría obligado a realizar algunas prácticas sexuales.
Según la chica, la habría atado con los cordones de sus propias zapatillas y la habría amenazado para que se quedara allí.
Luego de la presunta agresión la chica logró desatarse, pasó a la casa lindera, cuyos dueños denunciaron una presencia extraña. Cuando llegó un móvil policial la chica salió y contó su versión de los hechos.
A los pocos días la mujer iba con su madre en un taxi y al llegar a la plaza de Godoy Cruz, vio al presunto agresor y lo denunció en la comisaría 7, donde trabajaba. Allí fue detenido por personal de la Dirección de Investigaciones.
Otro uniformado quedó en libertad
El fiscal Santiago Garay le concedió la libertad al cabo José Castro, de 23 años, que se encontraba con arresto domiciliario, acusado de homicidio con exceso en la legítima defensa.
Esta historia que en principio la opinión pública la calificó como un caso más de "gatillo fácil", comenzó el 20 de marzo cuando el suboficial de la policía de Mendoza mató de un disparo a un chico de 17 años, que fue identificado como Nicolás Barrera.
El uniformado, con el grado de cabo, cumpliendo funciones en el CEO, denunció que había sido atacado por dos menores, uno de los cuales huyó del lugar, cuando de franco y sin ropa que lo identificara como policía, descendió de un ómnibus en las cercanías del barrio Los Barrancos.
Para defenderse, el hombre sacó su arma reglamentaria, lo que puso en fuga a los dos jóvenes, aunque uno de ellos fue alcanzado por un disparo que terminó con su vida camino al hospital.
En el lugar quedó abandonada un arma que no tenía poder de disparo, hecho que se pudo determinar pericias mediante, pero mucho después.
En ese momento y con la intervención del fiscal Daniel Carniello, el policía terminó detenido, mientras se esperaban los resultados de las pericias que ayudaran a esclarecer cómo habían ocurrido los hechos.
Días después la causa fue retomada por el fiscal especial Santiago Garay, quien dispuso la reconstrucción. La medida judicial se cumplió, como lo indica el Código, a la misma hora en que ocurrieron los hechos, es decir, a las 20 del martes 29 de abril.
Ahí quedó demostrado que Castro, tras bajar del colectivo, alcanzó a cruzar la calle Gorriti, cuando fue alcanzado por dos menores, uno de ellos armado, sin que advirtieran que el hombre era policía y estaba armado, relato coincidente a lo declarado originalmente por el policía.
Ahora los abogados Carlos Reig y Guillermo Nievas, con los resultados a la vista le pidieron al fiscal el recupero de la libertad para Castro y además su sobreseimiento de la causa.
Ante ello, este viernes, el fiscal Garay otorgó la libertad del policía, mientras que la resolución sobre el sobreseimiento quedó postergada para después de la feria judicial. / ELA