Millones de estadounidenses votaron hoy para elegir a Hillary Clinton como su primera mujer presidenta o entregar el poder al impulsivo magnate Donald Trump, en un histórico duelo entre dos candidatos antagónicos que mantiene en vilo al mundo.
Al fin de una larga y reñida campaña plagada de insultos y ataques personales, los estadounidenses deben escoger como presidente entre una experimentada política y un 'outsider' populista.
Aunque Clinton, de 69 años, mantiene una corta ventaja de 3,3% según RealClearPolitics, Trump, de 70, aún puede triunfar. Las oficinas de votación ya han cerrado en seis estados, pero no se sabrá quién es el ganador hasta las 03h00 GMT del miércoles.
Por primera vez en la historia, el voto latino, que rompe récords cada cuatro años debido al crecimiento de la población, puede ser decisivo y ayudar a Clinton a alcanzar la Casa Blanca.
El miedo a una victoria de Trump, que ha dicho que los mexicanos son "violadores" y "narcotraficantes", y que si es elegido, construirá un muro en los 3.200 km de frontera con México y deportará a los 11 millones de indocumentados del país, ha movilizado a los hispanos, la primera minoría del país.
La mayoría de los latinos votan a Clinton, pero tradicionalmente acuden poco a las urnas.
Sin embargo, las encuestas muestran que el gigante dormido se está despertando. El voto hispano anticipado en Florida subió 75% en relación a 2012, en gran parte a los puertorriqueños que se han exilado en Estados Unidos. Y es muy difícil que Trump gane si es derrotado en Florida.
"Estamos haciendo historia, la gente está saliendo a votar", dijo en Miami el puertorriqueño Jimmy Torres, coordinador de la ONG Boricua Vota. "Es emocionante que nos toque este rol. Nosotros podemos tirar el juego para un lado o para el otro".
El propio Trump dejó entrever su desesperación y en Twitter pidió el voto en Florida.
En el barrio latino de East Los Angeles, para el mexicano estadounidense Margarito Salinas, de 88 años, la opción era fácil.
"Ese tipo es casi un nazi", dijo Salinas de Trump. "Yo le di mi voto a 'La Señora'".
En Corona, Queens, el corazón hispano de Nueva York, la mexicanoestadounidense Rosa Hernández, de 34 años, cuenta que votó por "La Hillary" porque "tiene la cabeza un poquito más ordenada que Trump, que tiene mucho racismo, está lleno de odio contra los mexicanos y las mujeres, no está en sus cabales".
Una alegre Clinton votó temprano, poco después de las 08H00 locales en una escuela cerca de su casa en Chappaqua, en el estado de Nueva York.
"Espero ser recordada como alguien que comenzó a ayudar a sanar nuestro país, superar la división", dijo luego a la radio WOKQ, en unas de las seis entrevistas radiales que ofreció.
Donald Trump votó en una escuela cerca de la Trump Tower en Manhattan, bajo los abucheos de simpatizantes de su rival que le gritaban "íNueva York te odia!".
Con rostro serio, votó junto a su esposa Melania en cabinas distintas. "Fue una difícil opción", bromeó después.
Los dos candidatos tienen previsto realizar "fiestas de la victoria" para esperar los resultados al final de la jornada, ambas en Manhattan, a apenas 3 km de distancia.
La votación fue pacífica, pero al final del día un tiroteo que dejó un muerto y tres heridos en un barrio residencial de Azusa (40 km al este de Los Angeles) provocó el cierre anticipado de dos oficinas de votación cercanas.
Después de 693 días --23 meses-- de drama, insultos y escándalos, la campaña dejó a una población exhausta. Un 82% de los estadounidenses se declararon hartos en un sondeo reciente.
Los dos candidatos son como el agua y el aceite: la abogada Clinton es una figura política hace 25 años, a quien la mitad de los estadounidenses detesta y duda de su honestidad. Esposa del expresidente Bill Clinton (1993-2001), fue primera dama, senadora y luego secretaria de Estado del presidente Barack Obama.
Menos querido aún, Trump, millonario exestrella de telerrealidad y sin haber sido electo nunca, supo interpretar como nadie -y contra todo pronóstico- los temores de una clase media blanca frustrada en un mundo en mutación.
Antiinmigrante y sexista, impulsivo y corrosivo, denunciado por varias mujeres que dijeron haber sido toqueteadas por él, marcó para siempre un estilo de hacer campaña política. La dirigencia del partido Republicano le dio prácticamente la espalda.
La candidatura de Trump causó pánico en los mercados mundiales, pero Wall Street cerró con una leve alza de 0,4% ante una expectativa de triunfo de Clinton.
El ganador necesita llegar al número mágico de 270 votos electorales, surgidos, en realidad, de 51 mini escrutinios en cada estado y la capital, Washington.
Además de presidente, los votantes elegirán una nueva Cámara de Representantes y 34 de los 100 escaños del Senado. Los demócratas intentarán conquistar la mayoría del Senado, mientras que la Cámara deberá permanecer, salvo una gran sorpresa, en manos de los republicanos.