En Mendoza, el agua potable es dura, es decir tiene alto contenido de sales de calcio y magnesio. Estas sales son las que generan el conocido sarro en recipientes e instalaciones, y que hacen que el jabón no haga tanta espuma.
Los ablandadores de agua consisten en una resina que intercambia el calcio y magnesio presente por sodio, multiplicando la concentración de este último al menos por 5. Al mismo tiempo, hace al agua más sabrosa.
Ahora bien, ¿qué implicancias tienen estos elementos químicos en nuestras vidas?
El sodio es un elemento que tiene grandes perjuicios al ingerirlo, pues es dañino para el corazón, aumenta la retención de líquidos, hace subir la presión arterial entre las principales… ya es común ver varios alimentos reducidos en sodio según la recomendación de la mayoría de los médicos.
Por otro lado, el calcio y el magnesio, disminuyen la vida útil de lavarropas, lavavajillas, termotanques y calderas, ya que el sarro genera deterioro de los materiales férricos. También se deposita una capa marrón claro sobre los interiores de pavas y ollas de nuestra cocina.
Entonces, ¿cómo podemos equilibrar esta situación? La solución es reubicar el ablandador de agua de manera que esté antes del termotanque y/o caldera, pero después de la cocina, de esa manera cuidamos nuestros equipos de generación de agua caliente, pero también cuidamos nuestra salud, no incorporando sodio extra en nuestros alimentos…¿Y la pava?... Fácil, la hacemos hervir con medio vaso de vinagre (mejor de alcohol) y el resto de agua, luego con agua sola para eliminar los restos del vinagre y finalmente, la mantenemos limpiándola con una esponja de acero una vez por semana.