Sin la presencia de Juan Martín Del Potro, quien se encuentra realizando una puesta a punto en Tandil tras ser el puntal para que Argentina consiguiera su primera Copa Davis, las esperanzas de la legión albiceleste se redujeron considerablemente; pero allí apareció él para dejar bien en alto la bandera nacional. G
ustavo Fernández se adjudicó el Abierto de Australia de tenis adaptado tras dar vuelta un encuentro que comenzó complicado ante el francés Peifer, número cinco del planeta.
Tras comenzar abajo y caer en el primer set por 6-3, el oriundo de Río Tercero, Córdoba, logró imponer su juego para dar vuelta el marcador y adjudicarse los siguientes dos mangas, y la final, por 6-2 y 6-0.
De esta manera, se sacó la espina que le quedó clavada en la edición del 2014, cuando sucumbió ante el japonés Shingo Kunieda. Fernández, la cuarta raqueta del mundo -gracias a este título se estima que escalará posiciones dentro del ranking de la ITF-, alzó el segundo Grand Slam de singles de su carrera. El año pasado había ganado Roland Garros.
“Estoy muy feliz por cómo se dio todo. El año pasado había estado cerca, había llegado a una final también. Esta semana sentí que se podía dar. Estoy satisfecho de haber aprovechado la oportunidad”, esbozó con inmensa felicidad.
Fernández, además, aprovechó la oportunidad para recalcar la diferencia que existe a la hora de repartir los premios: “El campeón de acá es 0.03 por ciento del que gana en singles de ATP. Es mucha diferencia. Uno no pide que sea lo mismo, entiende el show, pero que no sea tan grande la brecha”.