El pasado 20 de enero se cumplieron 100 años de la muerte del segundo gobernador de la democracia en la provincia de Mendoza y el primero que representó al radicalismo. Se trata de José Néstor Lencinas, apodado "el Gaucho", un mandatario que se caracterizó por su impronta "populista".
Según Jesús Morales, historiador y especialista en este personaje, el primero de los Lencinas que gobernó la provincia -el otro fue su hijo, Carlos Washington- rompió con la costumbre aristocrática que anteriormente había sido comandada por familias de larga tradición.
Vale aclarar que Lencinas fue gobernador provincial en 1905 en la denominada "intervención revolucionaria de facto", pero su mandato sólo duró un año - debió exiliarse en Chile- siendo sucedido por Carlos Galigniana Segura (a quien Lencinas había desplazado al asumir).
"Fue el impulsor de lo que hoy denominamos 'populismo'. Fue un cambio grande para el pueblo ya que se acercó mucho a la gente, acostumbrada a la oligarquía de los gobernantes", explicó Morales.
Un cambio
Lencinas gobernó la provincia de 1918 a 1920, cuando murió inesperadamente. Su mandato duraba hasta 1921 tras haber reemplazado a Francisco Álvarez luego de que el presidente Hipólito Yrigoyen interviniera la provincia.
Se lo apodaba "El Gaucho" ya que era oriundo del departamento de San Carlos (como los gobernadores Alfredo Cornejo y Rodolfo Suárez). El mote, despectivo, surgió de sus compañeros de la escuela Nacional. "Le hacían burla por venir del interior", explicó Morales, recordando los textos de "Historia de Mendoza" de Adolfo Cueto, Aníbal Romano y Pablo Sacchero. "Se menospreciaba a los estudiantes que venían del interior y además también participaba de las revueltas estudiantiles en el colegio", agregó.
Lencinas empezó su carrera pública como diputado por Luján en 1885 y se separó del gobierno de Rufino Ortega debido a diferencias políticas, y adhirió al bando de Tiburcio Benegas. Curiosamente, practicaba la teosofía y el espiritismo. “Hay una nota en Los Andes que cuenta que se sentaba en el patio a ‘hablar’ con alguien que le decía cómo gobernar”, contó Morales.
Lencinas sucedió en el gobierno a Francisco Álvarez (1914-1917) quien durante el último año de su mandato fue intervenido por Yrigoyen, que a su vez había asumido como presidente en 1916. Tras la intervención se llamó a votaciones y ganó Lencinas.
Este gobernador trascendió, según Morales, por ser el representante - como lo señala el libro "Vecinos en la Eternidad", de los hermanos Fabián y Ariel Sevilla- de la "chusma en alpargatas" (contra los "ladrones de levita y botín de charol"). Su gobierno representó un cambio respecto al pasado, ya que fue el abanderado de las reivindicaciones sociales.
“En ‘Historia de Mendoza’ se explica que visitaba a la gente de la zona rural y eso marcó un quiebre. Distribuía ropa, alimentos, realizaba bailes populares. Era Un líder carismático”, recordó Morales.
También creó la Secretaría de Trabajo, dictó leyes de salario mínimo, de jornada máxima de ocho horas, elaboró un sistema previsional y dictó normas de derechos para mujeres y niños. "También se enfrentó a Yrigoyen, lo que derivó en la creación de la UCR lencinista", detalló Morales.
Respecto de los problemas que se suscitaron durante su gobierno cabe resaltar que tuvo un serio conflicto con los docentes quienes realizaron un paro porque se les debían 10 meses de sueldo. Esto hizo que Lencinas tuviera que contener la protesta social y allí murieron dos maestras, lo que empaño su gestión.
"También tuvo problemas con la compañía vitivinícola, compuesta por los principales bodegueros de Mendoza. Ellos ejercían el control económico y político de la provincia", dijo Morales recordando el libro del historiador Dardo Olguín Lencinas, el caudillo radical: "La compañía vitivinícola era omnipotente frente al gobierno. Por eso Lencinas dispuso su interevención y la privó de personería jurídica".
Esta medida fue apelada por en la Corte Suprema y la justicia falló a favor de los viñateros. Pero el ejecutivo desconoció el fallo y esto también generó enfrentamientos con la justicia. Finalmente, el gobierno nacional tomo cartas en el asunto, interviniendo la provincia y dejándola en manos de Tomás de Veyga, en primer lugar y luego de Perfecto Araya. Lencinas, tras un breve regreso al poder, murió sin haber completado su mandato constitucional.
Muerte en el poder
José Néstor Lencinas murió siendo gobernador, un 20 de enero de 1920, de una enfermedad que creían no era terminal pero que acabó con su vida. Según Dardo Olguín y las crónicas publicadas por diario Los Andes, el gobernador recibió tratamientos de médicos de Buenos Aires que no evitaron su final.
Tras su muerte hubo toque de sirenas en la puerta de Los Andes que anunciaron el deceso. "Se colocó un cartel en la puerta en el que se congregó mucha gente", describió Morales. En tanto el diario de la fecha relata que el pueblo salió a las calles para darle su último adiós. "Se juntaron en la plaza Independencia porque su casa, donde fue el velatorio, estaba en calle 25 de Mayo y Colón. Luego en la Casa de Gobierno y en la Iglesia de San Francisco, donde hubo toque de clarín durante el cortejo fúnebre. La nota del periódico decía además que en la Calle San Martín no cabía un alma", finalizó Morales.
Un liderazgo gravitante
Las investigadoras del Conicet Beatriz Bragoni y Virginia Mellado, en el texto "Civitismo y lencinismo en Mendoza: prensa y elecciones, 1916-1918" mencionan que el resultado de las urnas catapultó el liderazgo de Lencinas, introduciendo un giro sustantivo al sistema político provincial.
Según indican, además, en las elecciones provinciales de 1918 Lencinas se impuso con el 59,01% de los votos contra el 40,99% de los sufragios que obtuvo su opositor, Emilio Civit, que representaba el conservadurismo provincial.
“La literatura histórica no ha pasado por alto el cambio introducido por el lencinismo en la vida política provincial. Los estudios disponibles han ofrecido importantes evidencias sobre las implicancias en los nuevos estilos y liderazgos que gravitaron en la temprana democratización del poder provincial, y también han destacado la manera en que las concepciones regeneracionistas, y el ejercicio personalista del poder de Yrigoyen y Lencinas, terminaron por cercenar las bases del radicalismo mendocino favoreciendo el restablecimiento de los conservadores en el poder local”, explicaron.
Un canto opositor
“Cuando Civit gobernaba, se comía y se cenaba. / Luego vino Rufinito, y se comía un poquito. / Gobierno de Pancho Álvarez, flor de azucena, no se come ni se cena / Y si gobierna Lencinas no habrá fuego en la cocina”.
Este era uno de los versos políticos intencionados contra Lencinas, que repetían los sectores conservadores de Mendoza hace 100 años. Lo coreaban a viva voz por las calles de la Ciudad, contrariados por la ayuda que brindaba el caudillo a los sectores más vulnerables de la sociedad.