Un comerciante que se dedica a la compra y venta de verduras pensó que el mejor lugar para esconder los 260 mil pesos que tenía para llevar adelante su empresa era el lavarropas de su casa y un placard de una habitación.
A estos recaudos, le sumaba una cierta tranquilidad ya que su vivienda está enfrente de la comisaría 27 de Godoy Cruz. Sin embargo, los ladrones lo sorprendieron: entre el lunes por la noche y la madrugada de ayer, cuando en la casa no había nadie, delincuentes entraron y se llevaron la cuantiosa suma y varios artículos de valor. Nadie vio nada.
El robo ocurrió entre las 21.45 del lunes y las 2 de ayer en una vivienda ubicada en Alvear al 1500, de Villa Hipódromo, Godoy Cruz. En ese lugar, desde hace poco más de dos años vive una familia compuesta por un joven matrimonio y sus tres hijas pequeñas.
La ubicación es buena; está a dos cuadras de una de las calles principales del departamento -Paso de los Andes- y a pocos pasos de la comisaría 27, edificio donde además funciona la Oficina Fiscal 4.
Cuando la familia regresó a la vivienda descubrió que la cerradura de la puerta estaba rota. “Habían dejado cerrado, pero si empujabas se abría”, contó Ricardo (34), recordando lo que le tocó vivir horas antes.
Adentro del lugar estaba todo revuelto, por lo que el hombre se cruzó a la dependencia policial y buscó ayuda. Pronto la casa se llenó de efectivos, incluso peritos de Científica que buscaron huellas y rastros que pudieran haber quedado del delito. “Nos dijeron que no levantaron nada porque es problable que los ladrones usaran guantes”, contó Ricardo, que ayer debió poner una nueva cerradura en su casa.
El o los ladrones revolvieron todos los ambientes de la vivienda: en esa búsqueda dieron con 140 mil pesos que Ricardo tenía guardados adentro del lavarropas y 120 mil más que estaban en un placard. “Creo que no sabían que estaba esa plata sino que, como revolvieron todo, la encontraron”, especuló la víctima, que tenía esa cuantiosa suma para comprar verduras que luego iba a revender.
No estaba ni el perro
Además de la plata, los delincuentes se llevaron dos tablets y cuatro réplicas de armas de fuego. A esto se sumó que cuando la familia llegó, el perro que tienen como mascota había desaparecido; sin embargo, horas después el animal regresó, por lo que creen que los ladrones le abrieron la puerta para que escapara y así poder trabajar tranquilos.
Luego, tal como habían entrado, los sujetos se fueron por la puerta de entrada, sin levantar sospechas de vecinos ni de transeúntes ocasionales. Mucho menos de los efectivos que, se supone, entraron y salieron de la comisaría durante las casi cuatro horas que tuvieron los ladrones para perpetrar el robo.
Pese a que las víctimas suponen que el hallazgo del dinero fue casual, para los investigadores es posible que haya habido una “batida”, es decir que el dato salió de alguien que sabía que estaba ese dinero y dónde lo escondían.
La investigación del caso quedó a cargo de la Oficina Fiscal 4, con el fiscal Daniel Alessandra a la cabeza.