Hace exactamente un año -el caluroso fin de semana del 12 y 13 de enero de 2019- los 37 gatos que Gil Pereg (38) tenía en un predio semiabandonado frente al cementerio de Guaymallén, fueron los únicos testigos del asesinato de las hermanas israelíes Pyrhia Sarusi (63) y Lily Pereg (54).
Días después, desde Australia a través de Facebook, la hija de Lily daba a conocer el caso, que de inmediato explotaría en los medios locales, rebotando en los nacionales e internacionales: un autodeno- minado "hombre-gato", un ser extraño y exótico, era detenido y acusado.
Pero no fue el sadismo del agresor lo que conmovió a la amodorrada sociedad mendocina -a las víctimas les dispararon, las atravesaron con hierros y las enterraron- sino la bizarra personalidad del presunto asesino que, rápidamente, dividió las opiniones. ¿Es o se hace? fue la pregunta que se escuchaba en la calle y en las redes sociales.
A un año del brutal doble homicidio y con el 95% de la causa "cerrada", el caso Gil Pereg mantiene esa polémica inicial. Judicialmente la pregunta se transformó en: ¿es inimputable? ¿Puede ser sometido a juicio?
Psiquiátricamente, el interrogante podría ser: ¿es psicótico o parafrénico? Esta incógnita deberá ser despejada este año, cuando Pereg -acusado de homicidio agravado por el vínculo y agravado por uso de arma- enfrente a un jurado popular conformado por 12 mendocinos que deberán decir si el hombre que dice ser un gato es culpable o inocente, siempre y cuando este juicio se realice.
Es que, entre el abanico de posibilidades, no se descarta que el debate nunca se realice. Incluso, si fuera condenado, tal vez la sentencia no será perpetua sino de una pena menor, la de homicidio agravado.
Escenario 1:
Pereg va a juicio y es imputable
Si la causa por doble homicidio agravado llega a juicio y no se pone en duda la inimputabilidad de Pereg ni la doble acusación que se le atribuye, el jurado popular deberá decidir si es "culpable" o "inocente" ("no culpable" como dice la retorcida letra de la ley).
Si el jurado elige la primera opción, el juez técnico deberá condenarlo a prisión perpetua. Pero si el tribunal popular dice "inocente", Pereg será absuelto y recuperará la libertad.
Pero de ser condenado, la única opción no será la perpetua. Es que, por ejemplo, si se considera que Pereg actuó bajo un estado de emoción violenta o durante un brote psicótico, el juez le dirá al jurado que debe tener en cuenta esta hipótesis que lo alejaría de una perpetua.
Tal posibilidad está contemplada en el Código Penal como "circunstancias extraordinarias de atenuación" y ameritan "una pena de prisión o reclusión de ocho a veinticinco años".
Escenario 2:
Va a juicio y es absuelto por ser inimputable
Si durante el juicio se llega a la conclusión de que el acusado es inimputable, el juez técnico deberá absolverlo. Además tendría la opción de dictar medidas de seguridad, si lo cree conveniente.
También puede darse este panorama: durante los alegatos, la Unidad Fiscal de Homicidios puede sostener que el hombre es imputable y la defensa tomar una postura contraria. Entonces, el jurado popular deberá evaluar el asunto y luego inclinarse por alguna de estas dos posiciones, previo a levantar o bajar el pulgar.
Escenario 3:
Pereg no es juzgado y va a un psiquiátrico
Durante la "audiencia preliminar" -instancia donde se convienen las pruebas válidas- o en los actos previos al juicio, las partes podrían pedir una nueva pericia para determinar si la salud psíquica de Pereg es buena al momento del debate. Esto es fundamental ya que todas las personas que son sometidas a juicio deben entender la acusación para poder defenderse.
Si esta nueva pericia sostiene que padece alguna enfermedad mental que no le permita afrontar un juicio, este se suspendería. En ese momento, el juez debería dictar medidas de seguridad si considera que el imputado es peligroso para la sociedad y para sí mismo.
En ese caso, ordenará que sea internado en una institución no penitenciaria sino médica hasta que supere la enfermedad y esté en condiciones de enfrentar un juicio. En cambio, si los médicos establecen que no hay mejoría, este juicio podría no realizarse nunca.
Esta posición -que sea internado y no juzgado- no es nada descabellada; por el contrario, algunos jueces y abogados consultados para esta nota se mostraron a favor. Incluso, recientemente en una entrevista, Alejandro Gullé, Procurador General y máxima autoridad de los fiscales provinciales, se refirió a esta hipótesis.
Una “colección” de trastornos psiquiátricos
Durante un año el expediente que se tramita en la Unidad Fiscal de Homicidios ha ido sumando distintas pericias e informes de psicólogos y psiquiatras.
Existen dos pericias, una oficial de cinco psiquiatras del Cuerpo Médico Forense y otra de un destacado perito de la defensa: el psiquiatra y médico legista porteño Mariano Castex, quien participó en la investigación por la muerte del fiscal Alberto Nisman.
También hubo algunas evaluaciones que realizaron psiquiatras que asisten al israelí en el penal. A modo de resumen hay que decir que ambas pericias no son coincidentes en cuanto al diagnóstico, lo que será un dolor de cabeza para un jurado popular.
Además los especialistas indicaron que el que debe determinar la imputabilidad o inimputabilidad del sujeto de estudio es un juez, perito de peritos.
Para Israel era “paranoico”
A poco de abrirse la causa, cuando los investigadores se preguntaban quién era Gil Pereg, llegó un informe de la Policía Nacional de Israel que sostenía que la salud mental del imputado no era la mejor. Pereg había salido de su país en 2007 y, según la Oficina de enlace de Israel para América Latina, el viaje tenía un trasfondo: "Estaban tratando de ingresarlo en un hospital psiquiátrico, se opuso y viajó a Argentina".
Además ya lo definían como un caso clínico: "sufre paranoia". Y este cuadro de ideas fijas y obsesivas tenía su cara visible ya que había cometido algunos desmanes, había acosado a una mujer y se había presentado desnudo en un campus universitario.
Un episodio psicótico
El 20 de marzo de 2019, el Cuerpo Médico Forense dictaminó que el israelí se encontraba orientado en tiempo y espacio -entendía la criminalidad del hecho que se le imputó- durante la evaluación. Pero su aspecto mostraba que, en algún momento imposible de determinar, habría sufrido un episodio psicótico.
El paciente presenta un posible "estado defectual de probable origen psicótico" y, en cuanto a rasgos de personalidad, "se diagnostican características de tipo esquizotípicas". Los profesionales concluyeron que Pereg "padece un trastorno de personalidad esquizotípico con posibles episodios psicóticos ante situaciones de tensión interpersonal y estrés emocional".
Los delirios de la parafrenia
Tras entrevistarlo y evaluarlo, en julio pasado el doctor Castex determinó que Pereg padece un cuadro de parafrenia, caracterizada por la doble naturaleza: una actividad delirante, arcaica, paralógica, con una verdadera disrupción imaginativa. También padece "psicosis delirantes crónicas fantásticas", que se entremezclan aspectos característicos de las esquizofrenias clásicas.
Ideas delirantes
Si bien las evaluaciones realizadas por los psiquiatras del Servicio Penitenciario no alcanzan el rango de pericias, son otro elemento de peso que consta en el expediente.
Estudios realizados en marzo pasado mostraron los siguientes indicadores:
a) Ideas delirantes acompañadas de comportamiento extravagante, utilización de neologismo y falta de aseo personal asociado al delirio.
b) Posibles alucinaciones vinculadas a los delirios, mostrando un curso estructurado y reiterante.
c) Aplanamiento afectivo, falta de expresividad psicomotriz y de emociones en discurso. Este aplanamiento indica que "en algún momento de su vida -hace años o meses- pudo tener un episodio psicótico".
Aconsejan internarlo
El 12 de octubre pasado, el Programa Nacional de Asistencia para las Personas con Discapacidad en sus Relaciones con la Administración de Justicia (Adajus) "aconsejó" a la Justicia mendocina que Pereg sea internado en un psiquiátrico porque el penal San Felipe no cuenta con las condiciones adecuadas para tenerlo alojado.