A un año del crimen del médico: "Mi hermano tendría que estar ahora salvando vidas”

Domingo Burela fue ejecutado en su casa, en Las Heras, el 15 de abril de 2019. Su hermano Raúl apunta contra la viuda y la amiga "bruja".

A un año del crimen del médico: "Mi hermano tendría que estar ahora salvando vidas”
A un año del crimen del médico: "Mi hermano tendría que estar ahora salvando vidas”

Hace un año, Domingo Burela (64), un médico jubilado del Servicio Penitenciario que trabajaba en el hospital Militar, descansaba plácidamente en el sillón de su casa del barrio Kolton, en Las Heras, cuando fue sorprendido por un sicario que lo asesinó de cuatro precisos disparos con la misma arma que el doctor le había comprado a su mujer en "El Tirolés".

"A un año de la muerte de 'Mingo', mi familia siente que él se formó para salvar vidas y, especialmente en esta cuarentena que vivimos por el coronavirus, tendría que estar en la primera línea, salvando vidas. Mientras que ahora nosotros tenemos que recordar su triste muerte", dice su hermano menor, Raúl Burela.

La visión de los Burela es que a los 6 meses del asesinato "parecía un crimen perfecto" pero luego "el caso se dio vuelta": una conversación telefónica entre Elizabeth Ventura -la viuda de Burela- y su amiga y confidente -la "vidente natural" o "la bruja"- Mónica Castro, permitió que ambas fueran detenidas.

"¿Vos sos la que guardás secretos? Decile, pues, que mataste a tu marido... Que mandaste a matar a tu marido", le dijo la "bruja" a "la viuda" por teléfono, durante un momento de un impensado enojo que les costaría la libertad a las dos mujeres. Insólitamente vivían una al lado de la otra y sabían o sospechaban que tenían los teléfonos intervenidos.

Es que la misma "bruja" hacía mención a estas escuchas en uno de sus "trabajos" especialmente realizados para contrarrestar la tarea de los investigadores, pidiéndoles a sus "asesores espirituales" que no investigaran sus teléfonos.

Los abogados defensores de las dos mujeres, Susana Soleti por Castro, y Cristian Vaira  Leyton, Edgardo Isura y Agustín Magdalena por Ventura, sostienen que la causa que lleva adelante la fiscal de Homicidios Claudia Ríos, no ha prosperado en los últimos meses. Y mientras Soleti consiguió la domiciliaria para Castro, los letrados esperan que la Corte provincial se expida sobre la legalidad o ilegalidad de la comprometedora escucha. "Es lo único que hay en la causa", dicen.

En cambio, la familia Burela sostiene que "el expediente que tramita la Unidad Fiscal de Homicidios "tiene suficientes pruebas para llevar a juicio a Elizabeth Ventura y a Mónica Castro y luego que un jurado popular las condene a perpetua".

Un crimen por dinero y sexo

El hermano del médico afirma que ven "muy bien la investigación que lleva adelante el Ministerio Público Fiscal" ya que 6 meses después, "cuando parecía un crimen perfecto, se logró relacionar como autoras intelectuales a las dos mujeres".

"Para nosotros el móvil del crimen fue el dinero.  Mi hermano se jubiló con un sueldo importante en la penitenciaría y trabajaba en el hospital Militar. La mujer tenía un ingreso mínimo como docente y además tenía relaciones sentimentales con dos hombres", dice el menor de los Burela.

Y en cuanto a la relación las dos imputadas, afirma que "eran muy unidas". "Cuando mi hermano estaba convaleciente de una operación del corazón, las dos se fueron a Brasil. Después del crimen la mujer se mudó a un departamento que está al lado de la casa de la bruja", señala.

El primer indicio que a los Burela los alarmó fue que la viuda, un día después del asesinato, se presentó en la fiscalía a pedir el cuerpo del médico para cremarlo, cuando él tenía una parcela en un parque de descanso. "En vez de presentarse para ser querellante y saber quién lo había asesinado, su interés era cremarlo.

Eso fue lo primero que no nos cerró", apunta Raúl Burela y luego -conocedor del expediente- enumera una larga lista de pruebas que las estarían comprometiendo de cara a un futuro juicio:

-Libre acceso. Cuando ingresó el sicario, las tres puertas de acceso (puerta, portón y rejas) estaban sin llave y no habían sido violentadas. "Alguien las dejó abiertas porque mi hermano era un fanático de la seguridad".

-Declaración comprometedora. La viuda le dijo a la Policía que estaba en un gimnasio pero "a esa hora el gimnasio ya estaba cerrado".

-La escucha. "Es muy clara la escucha, no hay que hacer ninguna interpretación", sostiene Raúl Burela. El diálogo es el siguiente: "La Antonia sabe lo del auto Eli. Vos estás enferma, realmente... ¿Vos sos la que guardás secretos? Decile pues que mataste a tu marido... que mandaste a matar a tu marido. Si le contás todo, decile que vos mandaste a matar a tu marido. No, realmente se me cayó todo", le dijo la vidente a su clienta.

-El arma. Según Burela –conocedor de armas- se utilizó una pistola italiana Beretta 6.35, un calibre casi igual al 25, un poco más grueso de un calibre 22. "El arma que mató a mi hermano es la misma que él le había comprado a su señora en 'El Tirolés'. Nosotros creemos que el tipo ya tenía el arma, le dejaron las puertas abiertas, entró y lo ejecutó".

-El vehículo. "El auto de la bruja estaba estacionado a la vuelta de la casa de mi hermano. Eso consta en el expediente. Seis meses después, cuando allanaron su casa, se dieron cuenta de que era el coche que estaba a la vuelta".

Por otra parte, y en relación al tirador desconocido, Raúl Burela afirma que es alguien que "tiene relación estrecha con ellas". "Creo que hay que seguir buscándolo. Pero se puede elevar a juicio la causa de ellas y que siga la investigación abierta por el tirador", sugiere el hermano de la víctima.

Burela recordó al respecto que aún está vigente la recompensa de 100.000 pesos que ofrece el Gobierno para quien aporte datos sobre el sicario, "un joven de unos 20 años, de contextura delgada, 1,60 metro de altura, tez morena y pelo oscuro" que el 15 de abril del año pasado salió de la casa de Burela, luego de que se escucharan cuatro disparos.

En cuanto a la domiciliaria que recientemente  se le otorgó a Mónica Castro por cuestiones de salud (es hipertensa y tiene problemas respiratorios) el entrevistado indicó que es respetuoso de la medida ya que es algo relacionado con la pandemia y, por lo tanto, temporario. Pero indicó que la Justicia no tuvo en cuenta que "la mandaron a su casa y muchos testigos viven a metros de ella y podría contactarlos con facilidad".

León Burela fue ejecutado en la tranquila mañana del 15 de abril de 2019, en la casa 17 de la manzana D, del barrio Kolton. El médico estaba solo porque  su mujer se había ido al gimnasio. Cerca de las 11, La víctima, en bata y cursando un posoperatorio, estaba sentado en un sillón del living, frente al televisor. allí fue ejecutado.

Entonces el asesino traspasó el portón de rejas, ingresó al patio de la vivienda, donde estaba estacionado un Toyota Etios de color rojo, y abrió la puerta. Ni bien ingresó al living, encontró al médico sentado y lo ejecutó de cuatro balazos que salieron un arma de calibre pequeño.

Según las pericias iniciales el médico no pudo hacer nada salvo, tal vez, levantar intuitivamente el brazo izquierdo para protegerse por lo que el primer proyectil le ingresó por la axila. El segundo disparo le rozó el cuello y el plomo terminó incrustado en la ventana del frente de la vivienda.

Pero el tirador fue por más: como un profesional, se acercó a la víctima y disparó dos veces más: El tercer disparo le dio en un hombro y el cuarto fue directo al cráneo.

Terminado el trabajo, el delincuente salió por la puerta llevándose el teléfono de la víctima y dos armas de puño: una calibre 9 milímetros y el arma homicida.

Un asesinato mediático

El crimen de Domingo Burela tuvo amplia repercusión en los medios por dos motivos:
-La forma en que fue asesinado. los investigadores, ni bien inspeccionaron la escena, sospecharon que se trataba de un homicidio por encargo.

-Resultó llamativo un asunto que podría considerarse casi folclórico: los "trabajos" que fueron encontrados en la casa de Mónica Castro. Eran cientos de papelitos con nombres de personas -la fiscal Ríos y un juez, entre ellos-, metidos en frascos y también en el freezer, con mensajes un tanto intimidatorios.

Dos de tres

La fiscalía de Homicidios imputó a Elizabeth Ventura -"la viuda" de Burela- homicidio agravado por el vínculo y a Mónica Castro, "la bruja" -Mónica Castro- por homicidio agravado en calidad de instigadora y por participación necesaria. Ambos podrían enfrentar un juicio por jurado y, de ser encontradas culpables, ser condenadas a prisión perpetua.

La hipótesis de la  pesquisa es que ambas contrataron a un sicario para que matara a médico Domingo Burela. Del tirador, nada se sabe por ahora.

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