Ya pasaron tres años desde el "inolvidable" referéndum que definió la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), un hito histórico por donde se lo mire, pero sobre todo definitivamente subversivo para el orden establecido durante más de un siglo en la City de Londres.
Porque el mayor distrito financiero del mundo sabe, desde aquel fatídico día del 23 de junio de 2016, que parte de su influencia quedará seriamente en entredicho cuando se formalice el famoso Brexit. Su acceso irrestricto al mercado común europeo quedará bloqueado, sobre todo porque hoy las perspectivas más plausibles son que se termine concretando una salida de la UE sin acuerdo.
Por supuesto, para las entidades financieras que tienen que relocalizar parte de su operatoria en el continente europeo, el estéril debate que se dio entre la clase política británica respecto de si se concretaba la salida de la UE o no, y en caso afirmativo, bajo qué condiciones, obligó a todos a un "desensillar hasta que aclare" porque todavía hoy nadie sabe con absoluta certeza cómo va a terminar esta comedia de enredos en que se convirtió el divorcio de la UE.
Ningún claro ganador
Si al principio, luego del referéndum, las tres ciudades que parecían mejor preparadas y más atractivas para recibir a los ejecutivos de la City que tenían que mudarse eran París, Frankfurt y Dublin, a tan solo tres meses y medio del Brexit (supuestamente) definitivo, nadie se anima a decir qué urbe será la mayor beneficiada con la mudanza.
El 31 de octubre próximo es el último plazo para la retirada, el cual fue pactado por las autoridades de la Comisión Europea y el gobierno de la Primera Ministra Theresa May, quien ya renunció frente a las dificultades que tuvo para lograr hacer aprobar su plan de salida, que finalmente fracasó. Por lo que May solo está esperando que los miembros del Partido Conservador al que pertenece terminen de elegir a su sucesor que, según todas las encuestas, debería ser el eurófobo Boris Johnson, y quien en la campaña ya avisó que no le temblará el pulso si la única alternativa es un Brexit duro.
¿Cuántos serán los empleados y ejecutivos de la City que deberán mudarse en este escenario extremo?
Al día de hoy, nadie lo sabe a ciencia cierta. En total, hay un millón de empleos en el sector financiero londinense, y solo una pequeña proporción tiene la flexibilidad suficiente para mudarse. De todos modos, luego del referéndum se redujo en un 12% la cantidad de puestos de trabajo ocupados en el distrito financiero británico, lo que da la pauta de que algunas cosas ya se empezaron a mover.
París más cerca del objetivo Desde hace por lo menos doce meses que los analistas interpretan que París podría terminar siendo la ciudad continental que reciba la mayor parte del éxodo financiero londinense. Las primeras entidades en manifestar sus planes de mudanza presentaron a la capital francesa como la opción con las mejores condiciones para instalar a sus cuadros directivos y empleados, por encima de las demás.
El organismo parisino a cargo de la promoción de la Ciudad Luz como nueva sede financiera continental (Paris Europlace) apostaba a crear unos 10.000 empleos directos a raíz del Brexit. Pero hoy el panorama no luce tan brillante como hace tres años atrás. De acuerdo con Arnaud de Bresson, representante de Paris Europlace, "5.000 empleos directos deberán ser transferidos en el sector de los servicios financieros, y alrededor de un tercio ya se encuentra en la ciudad".
En síntesis, las previsiones más optimistas tuvieron que ser revisadas hacia la baja. Es que las idas y vueltas de la negociación entre el gobierno de May y el Parlamento británico provocaron una demora en la fecha original de salida (prevista para el 29 de marzo), por lo que muchas entidades suspendieron los planes previstos. "Hay bancos que habían alquilado departamentos para sus empleados, pero que finalmente devolvieron", explicó un agente inmobiliario parisino.
Y el mismo HSBC solo confirmó cien nuevos empleos en la ciudad, cuando originalmente había prometido más de mil.
Cambio de escenario
Además, en estos tres años algunos bancos cambiaron mucho. Por ejemplo, el Deutsche Bank y el Société Générale tuvieron que atravesar profundos procesos de reestructuración, con miles de empleos suprimidos. Tienen menos para mudar.
Por otra parte, hay bancos estadounidenses que se plantean si ahora vale la pena mudarse al continente. "La tecnología brinda hoy mucha más flexibilidad. Al ser una plataforma tecnológica, también podemos preguntarnos si no nos conviene reforzar nuestra presencia en EE.UU.", explicó por su parte David Salomon, CEO de Goldman Sachs, dando a entender que hoy en día ya no se hace tan imprescindible la presencia en suelo europeo para operar en ese mercado.
Como era de preverse, el Brexit terminó siendo un regalo envenenado para los británicos y para el resto de los europeos