Tuvo un primer tiempo para el olvido en que le rifó su suerte en el juego y un rival con tanta historia nacional como Estudiantes de Olavarría no lo perdonó. Rivadavia empezó 12-0 abajo en el primer cuarto y el camino se le hizo cuesta arriba cuando Essengue se posteó en el trapecio dándole puntos casi sin transpirar. Así el Naranja no volvió a ponerse el juego y lo terminó perdiendo: 81-65.
En el segundo cuarto el visitante no tuvo segundas oportunidades, dependió mucho del juego perimetral de Álvarez porque el doble base no funcionó para neutralizar la media cancha del Bataraz, que se floreó por momentos sacando en tres minutos de acción una diferencia de 14 (32-18).
Esa brecha se hizo mayor (40-23) por la fuerte defensa y porque Gamazo llegó desde la banca con soluciones ofensivas cuando el panorama no era claro. El Naranja había convertido un doble en seis minutos, y aunque mejoró después del minuto del Colo, no pudo achicar la ventaja: 53-32.
La segunda parte estuvo demás. El local no bajó en ningún momento su intensidad y Rivadavia no supo encontrar los sistemas que le permitieran descontar. El sábado intentará vengar la derrota ante Ciclista en Junín.