Félix Marchevsky - Profesor de Historia
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?
J. L. BORGES
La guerra es la forma más grave de las relaciones internacionales. Tiene como propósito controlar y someter al bando contrario. Controlar los recursos naturales (como el petróleo en este caso) e imponer sus valores ideológicos como también su sistema político. Si se destruye o se somete al enemigo, se corre el peligro de llegar a un genocidio.
En la historia de la Humanidad es más frecuente los tiempos de guerra que los tiempos de paz.
La guerra se sabe como empieza pero no se sabe cómo termina. De ahí que los servicios de inteligencia de cada Estado deben especular con múltiples variantes que juegan en el espacio y el tiempo, al analizar las consecuencias de una guerra. Cómo en el ajedrez un movimiento distinto cambia toda la partida. El movimiento depende del tiempo. El que tiene el tiempo domina pero no quiere decir que este ganando. No es lo mismo el mismo movimiento en distinto tiempo.
Pero veamos: ¿A quién conviene una guerra en estos tiempos?
En primer lugar a Donald Trump porque desvía la atención del impeachment y de la guerra comercial con China. De todas maneras, Estados Unidos sabe que ha encendido la mecha y ahora no sabe como apagarla. Y por añadidura se acercan tiempos electorales en el país del Norte
También para el heredero del reino de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, que se ha visto involucrado directamente en la muerte de un periodista Jamal Khashoggi. ocurrida en el consulado saudí en Turquía. Al enfrentarse a su peor enemigo (Irán) lograría rebajar los enfrentamientos en: Yemen y Bahréin, las tensiones con Qatar y eliminar el expansionismo chiíta en el pueblo árabe.
Otro aliado de Estados Unidos, Israel, confirmaría al endeble Netanyahu en el poder y lograría sus ansias de frenar a su primer enemigo que es Irán y que permanentemente fogonéa a los palestinos.
El asesinato del general Qasen Soleimani es una declaración de guerra. El régimen de Alí Hoseiní Jamenei y de sus dirigentes ha sido muy cuestionado por el pueblo iraní. La guerra desviaría estas críticas momentáneamente. Pero un enfrentamiento directo contra Estados Unidos es mucho más complicado que hacerlo en Siria o Yemen. Convendría enfrentarse en territorio iraquí o producir atentados terroristas.
En Irak, el asesinato de Soleimani junto al de Abu Mahdi al Mohandes ha dejado un vacío de poder. El líder chiíta iraquí Muqtada al Sadr se ha ofrecido para llenar ese vacío de poder y enfrentar y expulsar a las tropas de Estados Unidos de Irak. En Irak hace tres meses que existen protestas populares (con 500 muertos por la represión), el primer ministro se vio obligado a renunciar y el gobierno es sostenido por Irán.
A Recep Tayyip Erdogán, presidente de Turquía, la guerra le vendría bien para colocarse a la cabeza de los suníes.
También le convendría a El Asad, ya que se especula que podría organizar su Siria posbélica teniendo a Irán entretenido en otros frentes.
Los kurdos de distintos países árabes volverían a tener protagonismo para enfrentar a cualquier bando.
Los poderosos que tienen grandes dudas de una guerra son Rusia, China y los países de Europa occidental que ven que sus cálculos no cuadran.
Las fichas están puestas en el tablero. Los contrincantes son varios. ¿Cuál será el siguiente movimiento? ¿Quién moverá la siguiente ficha? ¿Cuál será la siguiente celada?